Opinión
16 de julio 2017: Histórico
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6 años agoon
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Melvin MañónPor Melvin Mañón
La Marcha Verde demostró en su grandiosidad que el hastío del pueblo dominicano con la corrupción y la impunidad es superior, prioritario, inextinguible y mas relevante que ningún otro.
La multitudinaria Marcha Verde del domingo 16 de julio es histórica y creo que nadie en su sano juicio lo disputa. Podemos y debemos celebrarlo como un acontecimiento extraordinario que marca un antes y un después y podemos también extendernos en consideraciones laudatorias de todo tipo. Voy a centrarme en cinco aspectos memorables de esta marcha.
1ro.- Esta grandiosa marcha se produce después que el gobierno había lanzado su aparatoso arresto de 14 personas imputadas por corrupción en el caso ODEBRECHT en parte para aplacar el reclamo interno y también para dar a lo externo la apariencia de que finalmente estaban actuando contra la corrupción y la impunidad. Por lo tanto, la marcha del 16 es una demostración elocuente y masiva de descreencia; el país está convencido de que, contrariamente a lo afirmado por el procurador: ni son todos los que están ni están todos los que son. Adicionalmente, la posición de la magistrada Miriam Germán al justificar su voto disidente en la instancia que conoció la revisión de las medidas de coerción a los imputados llevó al terreno del derecho los argumentos que en el ánimo popular han sustentado la incredulidad respecto a la calidad del expediente, la falta de méritos de la investigación y la selectividad de los imputados.
2do.- En el discurso que tradicionalmente se pronuncia al cierre de cada una de las marchas, en el ánimo de los asistentes y ciertamente en las pancartas y consignas resonó con fuerza un grito y un reclamo que hasta ahora no había adquirido el protagonismo que ese día tuvo: el enjuiciamiento penal de Danilo Medina.
La comisión que ilegalmente había formado él mismo para que investigara y dictaminara sobre el contrato de Punta Catalina ya había emitido su esperado veredicto absolutorio respecto al señor Medina. Por lo tanto, la marcha del 16 de julio y una de sus consignas mas notorias demuestra que la opinión pública del país no prestó el menor crédito ni a la comisión, ni a su informe y que, todo al papel de los miembros de dicha comisión, si acaso, sirvió para abonar la creencia de que sus miembros se prestaron a una farsa. El mismo escándalo mediático auspiciado por el gobierno en semanas anteriores cuando un grupo de personas firmó una carta peticionando la renuncia del señor Medina reapareció ahora bajo una forma aun mas ominosa para él: cientos de miles de personas reclamando su enjuiciamiento penal, una propuesta mas peligrosa para el que el pedimento de renuncia y evidencia adicional del deterioro creciente de su mandato.
3ro.- A raíz de la publicación de la carta donde se pidió la renuncia del señor Medina algunos empresarios decidieron o fueron instados a poner distancia de la Marcha Verde, entre otros, con el alegato de que semejante pedimento inspiraba sospechas. Introdujeron, no sin saña, la idea de la conspiración, azuzaron el temor a la inestabilidad política y colocaron la presidencia en la posición de entidad intocable, divina y hasta un juez validó aquello refiriéndose al señor Medina como el “ungido”.
Para muchos de los que asistieron a la marcha del día 16 y otros tantos de quienes han comentado con alegría su éxito, quedó demostrado que, con o sin empresarios la Marcha Verde va y que esos empresarios no necesariamente representaban al sector. Esos empresarios, probablemente fueron instados a producir esas declaraciones o creyeron que al hacerlo se congraciaban con el poder y así, algún problema personal o empresarial propio, podrían resolver. La verdad es que, el peor error que podrían cometer los empresarios dominicanos y eso incluye a los que a mi juicio tienen mérito y desgraciadamente a otros que no lo tienen, sería el de alejarse de la Marcha Verde donde pueden jugar un papel de moderación que sería muy útil a la hora del cambio. Dejar la Marcha Verde a su suerte no logrará que Danilo Medina se quede en el poder y solamente facilitará la radicalización de esta, podría colocarla a futuro fuera de su alcance y podría también inducir a otros sectores a creer que su grado de radicalización es pertinente y oportuno cuando podría ser lo contrario.
4to.- En las semanas que precedieron a la gran marcha, los agentes del gobierno, cierto número de falsos nacionalistas, uno que otro canalla, numerosos agentes pagados, la cuota habitual de idiotas del rebaño y otro número de dominicanos decentes y preocupados pero confundidos y abrumados por la propaganda antihaitiana sucumbieron hablando temerosos o indignados de una amenaza que no existe, de un complot internacional inventado, de una gestión tan deliberada como absurda de unificar nacionalidades; hablaban y denunciaban a los haitianos como enemigos, invasores peligrosos y producían fotos, videos e incidentes que lo demostraran. El esfuerzo fue masivo, sucio como pocos, peligroso en extremo e insensato en su contenido pero tenía una finalidad clara: que el tema haitiano suplantara la convocatoria de la Marcha Verde, que el tema haitiano fuera usado para juzgar las intenciones de la Marcha Verde y que al final, pudieran dividir la Marcha Verde como han logrado dividir una buena parte de la opinión pública nacional.
La Marcha Verde demostró en su grandiosidad que el hastío del pueblo dominicano con la corrupción y la impunidad es superior, prioritario, inextinguible y mas relevante que ningún otro. La gente entendió que había un componente demasiado alto de manipulación mediática con el tema haitiano y es posible que también haya entendido que un gobierno ilegítimo, desacreditado y desautorizado no tiene la voluntad, la capacidad, la disposición ni la entereza de poner orden en nuestro propio país tanto en el desorden a que hemos llegado los dominicanos como en el tema migratorio donde ciertamente el país necesita orden y respeto pero este es un gobierno que no sabe, quiere ni puede proporcionar lo uno ni lo otro.
5to.- Los cientos de miles de personas que acudieron a la gran Marcha Verde, los miles que desde las aceras y balcones saludaban su paso, los otros cientos de miles que siguieron el desfile pacífico, civilizado, alegre y resuelto no estaban reclamando al gobierno por una libra de arroz, ni por tarifa eléctrica, o la interrupción del servicio. Ese pueblo, esa enorme muchedumbre no salió a la calle con una agenda de reivindicaciones barriales, provinciales; no pedían un acueducto, una carretera nueva o la reparación de una vieja, tampoco aumento salarial, ni ninguna otra de las reivindicaciones habituales en las marchas, protestas, paros, huelgas que ha conocido nuestra historia y que siguen hoy insatisfechas.
Los cientos de miles que desfilaron, los tantos que desde el exterior apoyaron desde sus respectivas calles, barrios y ciudades, los que en cada provincia o municipio alentaron con entusiasmo y apoyaron con determinación el esfuerzo del domingo 16 de julio, en la celebración de la fundación de la Trinitaria, los que desde todas partes hicieron esta gran marcha posible, sola, justa, exclusiva, primordial e irrevocablemente: PEDIAN JUSTICIA.
La Marcha Verde no es un movimiento, organización, partido ni nada por el estilo. La marcha Verde es un estado de ánimo, la conciencia nacional, el consenso de que hay que cambiar de rumbo, de que hemos ido demasiado lejos por el mal camino y es esta condición de estado de ánimo y de consciencia, no ninguna destreza o visión estratégica lo que ha protegido la Marcha Verde de las trampas, el soborno y las tratativas descarriladoras.
El señor Medina puede o probablemente trate de ignorar o minimizar esta manifestación y su significado, la profunda transformación de valores que contiene e implica, pero lo hace a su propio riesgo y jamás podrá alegar que no se lo dijeron, que no se lo advirtieron. Los que tienen negocios, sean pequeños, medianos o grandes corporaciones mas le vale entender algo: ellos saben que este gobierno no sirve y que nos arruina pero muchos de ellos creen que deshacerse del actual gobierno puede ser peor que seguir apoyándolo. Están equivocados. Un excelente aunque extenso artículo en “The Guardian” del 14 de julio a la firma de Nikil Saval titulado: La Globalización: Auge y caída de una idea que arrebató al mundo” ofrece algunas de las respuestas que aquí sería muy prolijo enumerar.
Por. Isaías Ramos
En 1996, en nuestro país se celebraron unas elecciones presidenciales que despertaron grandes expectativas y esperanza en la población, pues surgió una renovación de los actores políticos donde la sangre nueva competía con la vieja, como naturalmente el proceso biológico de la vida requiere un relevo. En aquel momento, un joven logró conectar con una parte importante de la población y obtuvo la bendición de los dos principales líderes del sistema político.
El primer año de su gobierno generó esperanza en la población, que soñaba con lograr cambios en la sociedad para avanzar hacia un desarrollo inclusivo. Lamentablemente, sucedió lo menos esperado. A partir de 1996, se estableció un sistema económico neoliberal puro, duro y salvaje. El orden moral que aún prevalecía fue sustituido por el orden material, donde las personas pierden su lugar utilitario en la agrupación y, por tanto, su sentido del deber respecto a los demás.
Bajo ese pensamiento de que «cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón», comenzó la descomposición de la sociedad. Para establecer esa «dictadura clientelar» que hoy disfrutamos, primero había que crear miseria e ignorancia, romper la dignidad humana de la población y así generar masas desorientadas y pasmadas que no saben adónde van ni cómo reaccionar. El fin es convertirlos en zombis y tontos útiles. Recordemos que uno de sus primeros planes fue el Programa Eventual Mínimo de Empleo (PEME) con el fin de «corromper para no matar».
El no brindar educación de calidad, salud eficiente, servicios de electricidad sostenible, servicio de agua potable universal, acceso a viviendas confortables, seguridad ciudadana, seguridad jurídica e igualdad ante la ley y las oportunidades, nunca estuvo en sus planes.
Han pasado más de dos décadas y media, y no han resuelto ninguna de estas necesidades fundamentales que requiere cualquier sociedad para avanzar. Sin embargo, han logrado endeudar al país con una cantidad de dinero que podría haber resuelto y solucionado todos esos problemas estructurales que padecemos, para tres Repúblicas Dominicanas, y además impulsar el aparato productivo nacional para que hoy fuéramos una potencia económica.
Ahora, lo que sí debemos reconocer es que son muy buenos competidores para robar, saquear y endeudar al país. Desde el momento en que les toca gobernar, con el afán de acumular riquezas, se vuelven capaces de cualquier proceder a costa de la salud, la educación, la seguridad y el hambre y la miseria del pueblo.
Los casos que hoy se debaten en la justicia son apenas la punta del iceberg de algunas de las barbaridades que esta generación de politiqueros ha sido capaz de hacerle al pueblo dominicano. Bajo un sistema judicial secuestrado por ellos y que, hasta ahora, les brinda impunidad para seguir robando y también para ofrecer pan y circo cuando las circunstancias lo requieren.
Aunque por ahora sea pan y circo, este pueblo está despertando y estos acontecimientos son el preludio que comienza a quitarles sus sueños, mientras el pueblo va saliendo de ese adormecimiento.
Cuando un sistema tan corrompido como en el que vivimos ya no da más, intenta desesperadamente reinventarse para prolongar la miseria y el sufrimiento al pueblo. Esta etapa es muy peligrosa porque, en vez de purgar el sistema, lo intoxican con mayor corrupción, más saqueo y opresión, lo que muchas veces termina hundiendo a los países a un punto sin retorno. El momento propicio para purgar a este país está cerca y son las elecciones de 2024. Si este pueblo se empodera bajo un proyecto de nación que lo saque de esta peligrosa tormenta y le presenta un plan para guiarlo a un puerto seguro, estaremos a salvo. De lo contrario, si continuamos con esta clase de politiqueros, estaremos condenados a sufrir las mismas desgracias que a algunos pueblos vecinos les ha tocado vivir por siglos o décadas.
En el Frente Cívico y Social, creemos en este maravilloso pueblo que se ha enfrentado a grandes retos en su corta historia, y siempre que la población ha dicho presente, la victoria ha sido un hecho. Tenemos unas elecciones a la vuelta de la esquina y esta partidocracia no tiene nada que ofrecer al pueblo que no sean migajas de lo que le han robado al pueblo. ¡Ya basta! Llegó la hora de trabajar para establecer el orden social e institucional, hacer justicia social y judicial, y crear un sistema económico y político con igualdad de derechos y oportunidades para cada dominicano.
¡Despierta, RD!
Opinión
Como se eleva un caso a juicio en la Corte Penal Internacional
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3 días agoon
marzo 29, 2023Por Rommel Santos Díaz
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece que para elevar un caso ante la Corte se debe proceder posteriormente a la acusación del Fiscal, la Sala de Cuestiones Preliminares decida si se expide o no una orden de arresto y entrega de la persona sospechosa de cometer un crimen de la competencia de la Corte Penal Internacional.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional establece un número de factores que la Sala debe de tomar en cuenta antes de expedir una orden de arresto y entrega de la persona, incluyendo un fundamento razonable de que la persona cometió el crimen que se esta investigando.
Los Estados Partes del Estatuto de Roma deben colaborar con la Corte en la ejecución de las solicitudes de arrestos y entrega de personas a la Corte de la Corte Penal Internacional.
Una vez que la persona comparezca ante la Corte Penal Internacional , ya sea voluntariamente o por medio de una orden, la Sala de Cuestiones Preliminares deberá llevar a cabo una audiencia de confirmación, para garantizar que el Fiscal tenga la prueba necesaria que fundamente la acusación.
De acuerdo a lo establecido por el artículo 59 y 60 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional la persona acusada tiene la facultad de solicitar su libertad condicional durante las distintas etapas de la fase preliminar.
Existen otras varias ocasiones en las que el acusado, el Fiscal y los Estados pueden solicitar a la Sala de Cuestiones Preliminares que revise las distintas decisiones del Fiscal y apelar algunas decisiones de la Sala de Cuestiones Preliminares , previo a la etapa del juicio, tal y como lo establecen los artículos 19 y 53 del Estatuto de la Corte Penal Internacional.
Por Melvin Mañón
El país que acudió a la Plaza de la Bandera para destronar a Danilo Medina se debate hoy entre la desesperanza y la ilusión. Un amigo de muchos años me escribió hace poco: “Yo vote por Abinader para sacar a Danilo no para que regalara el país a los empresarios”. Su desilusión salta a la vista.
Otro amigo me comentó entusiasmado: “Tenemos una gran oportunidad de, aunando fuerzas y esfuerzos, producir una opción que nos libere de la obligación de votar por el pasado, por la vieja política”.
Y yo de mi propia cosecha añado: “El PRM y el propio Abinader demuestran cada día que son iguales a las dos versiones del peledeismo que sustituyeron”.
Por lo tanto existe la posibilidad de sustituir la desesperanza por la ilusión. Apostar al futuro para derrotar el pasado es una gestión presencial: ese es el presente.
jpm-am