Por Elba García

El alcalde Gilberto Serulle sin en una cosa ha sido eficiente ha sido en la implementación de acciones irracionales que afectan el medio ambiente y el patrimonio cultural del municipio de Santiago, mientras se mantiene indiferente frente a las malas condiciones de las calles y al cúmulo de desperdicios sólidos y líquidos  que promueven virus y bacterias que crean enfermedades  que vuelven la ciudad más invivible.

El ejecutivo municipal parece tener una especialidad en escándalos públicos, sobre todo por la facilidad con que cae en la torpeza y en la implementación de medidas que se constituyen en su peor carta de presentación.

En días pasados el alcalde Serulle estaba en la picota pública por la pestilente corrupción que arropa al ayuntamiento del municipio, pero ahora es el problema de la deficiencia de su administración que se extiende hacia la destrucción de lo que aún está un poco mejor y más aceptable en Santiago, cuya expresión de esa política de la irracionalidad se ha llevado de paro uno de los principales patrimonio como lo es el Parque Duarte, otrora refugio de los santiaguenses.

Serulle ha dispuesto la tala indiscriminada de los árboles que adornaban a la referida plaza pública, donde se ha dispuesto remozarlo sin regirse por las normativas ambientales existentes que establece  la Ley 6400, cuyos resultados resultan cuantiosamente dañino para los munícipes.

Docenas de árboles, como la palma real, frijolito y el flanboyan fueron talados del Parque Duarte mediante una disposición  que se constituye en otra agresión mas del alcalde Serulle al municipio de Santiago, lo cual demanda el sometimiento a la justicia ordinaria de un ejecutivo municipal que se ha vuelto un experto en lo que respecto con la aniquilación de lo poco de valor que le queda a la ciudad.

En la actualidad el Ministerio de Medio Ambiente estudia un sometimiento en contra de Gilberto Serulle por la violación de los artículos 169, 174 y 175 de la Ley 6400, la cual sanciona con penas muy severas el crimen cometido en contra del patrimonio natural de Santiago y que la misma se ampara en lo que establece la Constitución de la República sobre el particular.

En alcalde Serulle ha incurrido en la comisión de una irregularidad que pone en peligro el derecho que tiene todo ciudadano del disfrute, tanto de modo colectivo o individual, de los recursos naturales, así como de preservar  un ambiente sano y habitable, ecológicamente equilibrado, para el desarrollo de las diferentes formas de vida, del paisaje y la naturaleza.

El momento es más que oportuno para que el ciudadano se deje sentir con la defensa de un patrimonio como el Parque Duarte de Santiago que se ha constituido en otra víctima de un síndico que su única virtud es la irracionalidad y sus altos niveles de ignorancia.