¿Seguirán otros directores ejecutivos su ejemplo para evitar el filtro de la prensa?
Lloyd Blankfein, director ejecutivo de Goldman Sachs, tuiteó una imagen de un sitio de construcción a principios de esta semana. “En Londres. GS sigue invirtiendo en nuestra gran nueva sede europea. Esperamos poder llenarla, pero está fuera de nuestro control. #Brexit”.
Este mensaje no es nada extraño; es bien sabido que Goldman Sachs está construyendo una nueva sede en Londres, y que también se está expandiendo en Europa continental gracias al Brexit. De hecho, hace dos semanas, Blankfein tuiteó: “Acabo de dejar Frankfurt. Buenas reuniones, buen clima, realmente lo disfruté. Qué bueno, porque pasaré mucho más tiempo allí. #Brexit”.
Pero lo que sí es sorprendente es que el Sr. Blankfein haya acogido de tal manera a Twitter; tanto así, que otros directores ejecutivos deberían tomar nota.
Después de todo, Goldman Sachs solía ser paranoico con respecto a la privacidad. Y el Sr. Blankfein se sintió tan decepcionado por la manera en la que fue presentado durante la crisis financiera que ha evitado a los periodistas. Pero desde el 1 de junio, cuando la cuenta @lloydblankfein envió su primer tuit (expresando su apoyo al acuerdo climático de París), la cuenta ha acumulado más de 67,000 seguidores. Eso es menos que algunos directores ejecutivos tecnológicos. Sundar Pichai de Google (que tuiteó sobre emojis de hamburguesas esta semana) tiene 1.3 millones de seguidores. Elon Musk, CEO de Tesla, tiene 14.2 millones y John Legere, CEO de T-Mobile, tiene 4.7 millones.
Pero ningún otro director ejecutivo financiero está enviando mensajes de Twitter desde una cuenta personal de esta incisiva manera; @lloydblankfein incluso ha criticado sutilmente a Donald Trump. Entonces, ¿qué explica este repentino entusiasmo por Twitter? El Sr Blankfein dice que fue una decisión reciente. “Siempre hemos enviado mensajes sobre cosas que nos importaban, pero eso lo hacíamos antes con comunicados de prensa”, me dijo. “Nunca pensé que tuitearía; pensé que era demasiado peligroso”.
Pero cambió de opinión después de pasar algún tiempo en Silicon Valley, y de observar al Sr. Trump (quien ha criticado a Goldman Sachs en línea).
Al Sr. Blankfein le desagradan aspectos de la administración. Pero admira el “genio” del Sr. Trump en la comunicación. “El presidente se ha involucrado con el público con mayor influencia y ha desintermediado a la prensa; ha sido poderoso”, dice. Más específicamente, ha aprendido tres lecciones cruciales de Trump. La primera es obvia: las redes sociales pueden evadir a la prensa. Ésta es una idea atractiva para alguien como el Sr. Blankfein, quien, como Trump, se ha sentido perjudicado por los periodistas.
La segunda lección es que la desintermediación funciona mejor con mensajes impactantes. El Sr. Blankfein no utiliza signos de exclamación ni mensajes abusivos. Pero sí entiende el poder de ser memorable. A final de cuentas, como lo indican los datos recopilados por Edelman, una compañía de relaciones públicas, la confianza en las figuras de autoridad — y sus aburridos comunicados de prensa — se ha colapsado; actualmente las únicas fuentes confiables de información son las comunicaciones entre pares que aparentan ser auténticas y personales.
“Si usas 1,000 palabras para comunicar un mensaje suele ser insípido, pero cuando sólo tienes 140 caracteres revelas tu personalidad y te obliga a comprometerte”, observa el Sr. Blankfein. “Es algo arriesgado, pero sentirte obligado a comprometerte es bueno”.
La tercera lección del Sr. Trump es que vale la pena ser proactivo. Una de las razones por las que usó Twitter de manera tan efectiva en la campaña electoral de 2016 fue porque ya había creado una audiencia masiva. Aquí hay una lección para el mundo corporativo, particularmente para los bancos de Wall Street que intentaron rehuir a la prensa hace una década.
“La crisis financiera demostró que más personas deberían conocernos y saber quiénes somos”, dice el Sr. Blankfein. “No reconocí la imagen que presentaron de mi vida los medios en ese momento. Ahora la gente puede ver que tengo una personalidad, que bromeo”.
O para decirlo de otra manera, lo que Goldman Sachs realmente está tratando de hacer en Twitter es adelantarse a la curva; quiere construir un canal de comunicaciones antes, no después, de que realmente lo necesite.
Ahora me atrevo a decir que muchos otros directores ejecutivos podrían considerar que esta estrategia es demasiado riesgosa. Ejecutivos como Rupert Murdoch, presidente de News Corp, o Marc Andreessen, el capitalista de riesgo, han intentado usar las redes sociales, se han quemado y se han retirado. Quizás eso también le sucederá al Sr. Blankfein.
Sin embargo, yo, por mi parte, espero que @lloydblankfein siga tuiteando. Y que los directores ejecutivos que evitan la publicidad lo imiten. Sí, es arriesgado ser fuerte, personal y provocativo, particularmente cuando se trata de políticas presidenciales. Pero para bien o para mal, el Sr. Trump ha cambiado el juego de las comunicaciones. En un mundo donde los CEO pueden ser criticados en línea por un presidente, la defensa podría ser seguir el ejemplo del Sr. Trump. O como el Sr. Blankfein podría tuitear: “No se puede retroceder el reloj/es una nueva era. Si no puedes vencerlos, únete a ellos, aprendiendo a tuitear. Los comunicados de prensa no funcionan. #devoraoserásdevorado”.
Por Gillian Tett (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved.