El papa Francisco saluda a los fieles desde el papa móvil por las calles de Rangún (Birmania). Francisco celebró una misa campal en Rangún a la que acudieron cerca de 150,000 fieles y en su homilía elogió la ayuda, sin distinción de religión y etnias, de la pequeña comunidad católica presente en Birmania. EFE/ Lynn Bo Bo
Rangún, Birmania.- El papa Francisco, recibido este miércoles por la máxima institución budista de Birmania, consideró «necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio», cuando el país es criticado por la crisis de los rohinyás.
El papa estaba invitado a hablar ante el comité del Sangha Maha Nayaka -institución nombrada por el gobierno que regula el clero budista- en el tercer y último día de su visita a Birmania.
Hay que estar «unidos», «no podemos permanecer aislados los unos de los otros», abogó el pontífice.
«¿Cómo podemos hacerlo? Las palabras de Buda nos ofrecen a todos una guía: ‘Conquista al hombre airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad'», citó Francisco.
El país está sometido a una presión internacional desde finales de agosto y el éxodo forzado de más de 620.000 musulmanes de la minoría rohinyá, víctimas de «limpieza étnica» según la ONU.
Antes de participar en este encuentro, el papa se descalzó, como manda la tradición budista, pero conservó sus calcetines negros.
El pontífice se ha mostrado sumamente prudente desde su llegada a Birmania porque la opinión pública budista acepta muy mal las críticas internacionales sobre la suerte de la minoría apátrida de los rohinyás.
El argentino, férreo defensor del diálogo interreligioso, hizo varias referencias elogiosas al budismo este miércoles, una forma de recordar también los valores humanos que debe transmitir esta religión.
«A través de las enseñanzas de Buda, y el testimonio elocuente de muchos monjes y monjas, la gente de esta tierra ha sido formada en los valores de la paciencia, de la tolerancia y del respeto por la vida», dijo.
También hizo una llamada a «curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas».
Para él, «la sociedad en su conjunto», no solo los líderes religiosos y el Estado, «deben compartir la tarea de superar el conflicto y la injusticia». «Sin embargo, los líderes civiles y religiosos tienen la responsabilidad propia de garantizar que cada voz sea escuchada», agregó.