EFE
WASHINGTON. La lucha entre un matrimonio gay y un cocinero cristiano dividió hoy a los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que durante una audiencia debatieron sobre dónde termina la libertad religiosa y dónde comienza la discriminación contra las parejas del mismo sexo.
Durante una hora, los nueve jueces de la máxima corte del país evaluaron el caso de Jack Phillips, un cocinero de Colorado que se describe como un “artista de las tartas” y que, en julio de 2012, se negó a diseñar un pastel para una pareja del mismo sexo al considerar que eso atentaba contra sus creencias religiosas.
Phillips argumenta, además, que sus tartas son una forma de expresión artística y que, por tanto, cocinar para gais va contra su libertad de expresión, protegida en la Primera Enmienda de la Constitución y que, según el artesano, debería situarse por encima de cualquier ley antidiscriminatoria.
El Tribunal Supremo se encuentra actualmente dividido entre cuatro jueces progresistas y cinco conservadores, por lo que muchos analistas consideran que el veredicto sobre el caso, que se emitirá como tarde en junio de 2018, será fruto de una votación ajustada en la que un solo juez dará el voto del desempate.
Por eso, la mayor parte de las miradas se centraron hoy en Anthony Kennedy, quien ha emitido en muchas ocasiones el “voto bisagra” en casos sobre derechos para los homosexuales y, en junio de 2015, se encargó de redactar el fallo que legalizó en todo EE.UU. las uniones entre personas del mismo sexo.
En la audiencia, Kennedy hizo algunas de las preguntas más duras y llegó a considerar que la Comisión de los Derechos Civiles de Colorado no se mostró “ni tolerante ni respetuosa con las creencias religiosas” de Phillips al fallar en su contra por violar la ley antidisciminatoria del estado.
Al respecto, algunos de los jueces conservadores hablaron de la posibilidad de que los procedimientos contra Phillips hubieran estado impregnados de prejuicios.
Otro de los jueces que más atención captó hoy fue el conservador Neil Gorsuch, nombrado por el presidente Donald Trump y que supone un voto seguro a favor del cocinero, pues en anteriores ocasiones ha defendido la libertad religiosa de los individuos por encima de las regulaciones del Gobierno.
Frente a ello, los jueces progresistas cuestionaron cuáles son los límites para determinar qué es arte y quién tiene derecho a discriminar a otros con base en su libertad de expresión.
En ese sentido, la magistrada Elena Kagan se preguntó si un “peluquero”, un “maquillador” y un “cocinero” podrían también discriminar a otros porque consideran que su trabajo es arte.
El abogado del Gobierno de Donald Trump se situó del lado de Phillips y de su tienda llamada “Masterpiece Cakeshop”, ubicada en la ciudad de Lakewood, a las afueras de Denver (Colorado).
La pareja gay que no pudo comprar allí su tarta de bodas, Charlie Craig y David Mullins, estuvieron dentro de la sala del Tribunal Supremo donde se celebró la audiencia y, a través de su abogado, defendieron la necesidad de que se apliquen las leyes que impiden la discriminación contra parejas del mismo sexo.
Después de que el artesano les negara la tarta, la pareja acudió a los tribunales e interpuso una demanda ante la Comisión de los Derecho Civiles de Colorado, que les dio la razón y cuyo fallo fue avalado por un tribunal del mismo estado.
Phillips está representado por el grupo ultraderechista cristiano Alliance Defending Freedom y que ha financiado cada uno de los recursos que han permitido llevar el caso al Tribunal Supremo, la última instancia que podría dar la razón al artesano y revertir todos los veredictos anteriores.
El caso generó una gran expectación y, desde primera hora del día, cientos de personas se concentraron alrededor del Tribunal Supremo para cantar consignas y mostrar sus pancartas.
Los manifestantes que apoyan al cocieron lucieron mensajes como “Liberen a los pasteleros”, mientras que las personas que apoyan a la pareja se envolvieron de banderas del arco iris y mostraron carteles con mensajes como “abiertos para todos” o “el amor siempre gana”. EFE