QUITO. El Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP) advirtió de un crecimiento en la brecha del desarrollo entre los territorios más favorecidos y los más rezagados de siete países de América Latina, lo que según vaticina, supone un inconveniente para lograr los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU.
“Las brechas de desarrollo entre los territorios de un mismo país son muy importantes y, si no nos hacemos cargo, vamos a tener dificultad en el avance de los objetivos de la Agenda 2030, porque puede que a nivel nacional se alcancen, pero en ciertos de sus territorios no”, dijo a Efe el investigador chileno Cristian Leyton.
En un informe sobre “Pobreza y desigualdad” en Latinoamérica, el RIMISP ha expuesto las conclusiones de dos años de investigación que muestran casi dos caras de la realidad en el continente, la del desarrollo sostenido que embellece y enmascara la situación más trágica de las áreas rurales.
En el caso de Ecuador, por ejemplo, la pobreza puede llegar a un 80 y 85 % en algunas áreas rurales de la sierra andina, cuando a nivel nacional el dato es muy inferior.
En términos generales, por promedio global de ocho indicadores, los países que están mejor situados en el ránking son Chile y Ecuador, y los peores Guatemala y México.
El estudio, valora Leyton, analiza datos en una serie de indicadores de desarrollo -salud, educación, pobreza o infraestructuras-, para verificar los progresos en los objetivos fijados en la Agenda 2030 de “desarrollo sostenible”.
Y aunque ha encontrado que en general “la situación de pobreza tiene una pequeña tendencia a la disminución”, en los siete países analizados -del resto no había datos actualizados-, “la brecha no necesariamente se reduce entre los que le va mejor y peor”.
Los siete países estudiados en el informe son Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú.
Del estudio se desprende que los territorios rezagados son los “rurales”, los más alejados de los centros urbanos, los que tienen una mayor presencia de población indígena o afrodescendiente, y con un alto grado de personas adultas o de menores, porque las que se encuentran en edad laboral marcharon en busca de un futuro mejor.
“No podemos mantener esos niveles de desigualdad”, advierte el investigador.
Realizada con datos oficiales y encuestas por hogares que se han hecho dependiendo de cada país y tomando en cuenta unidades geográficas, en unos casos provincias, en otros departamentos y hasta a nivel municipal, sus resultados no evalúan el desempeño de los estados.
Consultado por Efe, Leyton no ha querido poner nombre y apellido a los países que mejores resultados han obtenido porque, explica, los datos son subjetivos y el promedio global acaba maquillando su resultado en uno u otro indicador.
RIMISP, una organización de investigación y asesoramiento de políticas públicas en América Latina, que difunde este informe desde 2011 con carácter bianual, cree en ese sentido, que se debe asumir una cambio de visión de forma que las políticas no sean “sectoriales”, sino “territoriales”.
“El llamado que se hace es que el desarrollo ocurre a nivel local, no es sector por sector. No es en salud, educación, alcantarillado, sin que tengan que ver unos con otros. Es geográfico”, señala la mexicana Diana Alarcón.
Ex miembro del Departamento de Estudios Económicos y Sociales de la Secretaría de Naciones Unidas en Nueva York, y miembro del consejo internacional de RIMISP, Alarcón destaca que solo una visión “territorial” puede ayudar a alcanzar los objetivos.
“Hay que saber qué les falta a los distintos territorios para desarrollarse y cuáles son las sinergias que tienen que ocurrir entre educación, salud, generación de empleo, infraestructura económica, y cuáles los elementos que ayudarían a destrabar estas limitaciones para desencadenar procesos virtuosos de desarrollo”, apunta la investigadora.
Elías L. Benarroch