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Opinión

Dónde hemos llegado ¿O descendido?

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Por Melvin Mañón

Hace, que se yo, 10 años o mas, un amigo mío se accidentó gravemente en la autopista a la altura de Villa Altagracia. Viajaba con chofer, un señor que había trabajado conmigo. El accidente fue grave para ambos pero la memoria mas duradera no fueron las graves lesiones de las cuales, ambos se recuperaron: La memoria que de aquel hecho conservo es el saqueo. Lo que hicieron los residentes y lugareños que en vez de ayudarlos, saquearon y despojaron a sus víctimas y al auto de todo lo que podía tener valor.

Mi última tía, casi centenaria falleció hace pocos años. Acudí al sepelio en el cementerio Cristo Redentor. Mi memoria de ese día no fue la pena ni el afecto con esa tía vivido. Fueron los martillazos infligidos al féretro los que primero me alarmaron y después me ensombrecieron. Era un recurso para evitar que los ladrones robaran el ataúd y dejaran a la pobre tía al descubierto.

Un día hace digamos 5 años voy conduciendo por la carretera Luperón (ahora llamada turística) y llama mi atención el cuerpo de una mujer que me pareció muy bien hecha. Cuando la rebaso advierto que es demasiado joven, una bicha; pero no me había percatado que desde un pequeño promontorio a mi izquierda, del mismo lado que bajaba la muchacha, una mujer me observaba. Cuando me acerqué, despacio por el mal estado de la carretera la mujer me miró y me dijo muy sería: llévesela si la quiere.

La hija de un  amigo mío, menor de edad, atractiva y terrible se escapa con un muchacho pobre y feo. Los familiares intervienen y un proceso judicial se apertura. Unos, creen que se debe al muchacho y la minoría de edad. Otros, en la familia de ella lo atribuyen a la pobreza. Solamente el padre  de ella me dice, al desnudo: la hija mía es un cuero. Se fue con ese muchacho para irse de la casa, pronto lo bota y se meterá con otro y así hasta nadie sabe cuando. Lo único que no me dijo el padre fueron los nombres. Todo resultó exactamente como me había dicho.

Dos muchachas de una secundaria rural la emprenden a golpes, aruñazos y trompadas. Los demás encienden los celulares para grabar la escena mientras otros la disfrutan azuzando con un griterío. En esa misma escuela entro un día temprano en la tarde, no hay maestro, reina el desorden y varias muchachas, sentadas en las piernas de varones se besan y soban descaradamente.

Un trabajador me roba y la policía me dice que no pierda mi tiempo con denuncias que lo bote y que le pague sus cuartos a sabiendas de que robo es causa de despido justificado sin prestaciones. Al mismo policía le pides protección y te pide el dinero para la gasolina y algo de comida para los otros porque así, “a mano pelá no se puede”.

Un amigo mío cae preso por deudas. Lo liberan a las 48 horas tras haber firmado un acuerdo de pago que yo se, perfectamente bien, que el no puede cumplir. Entonces le digo a su hermano: ¿para donde se va a escapar? Nadie, ni el mismo lo sabe. En el fondo espera que no pase nada, que el acreedor se muera o la policía se canse. El tuvo dinero para pagar pero en lugar de eso compró una yipeta que también perdió antes. Mientras tanto vive de la esperanza. .  . de que las cosas mejoren.

Frente a mi casa amanecen asesinados dos haitianos a quienes supuestamente les robaron el dinero que llevarían para su país. Uno o dos años después otros tres haitianos aparecen muertos y sepultados en un edificio en construcción esta vez al doblar de mi casa y la gente decía que los mandó a matar el ingeniero para no pagarles.

Podría pasarme el día y la noche recordando casos y citando barbaridades y truculencias pero no hace falta. Aquí todo el mundo tiene su propia colección de hechos bochornosos, horrendos, cercanos. Sobre todos estos miles de expedientes, sobre la tragedia cotidiana ya la gente no se inmuta; es la nueva normalidad y todavía, con un nivel de irresponsabilidad que debería merecer alguna sanción legal coqueteamos con el antihaitianismo de una manera que francamente incita al genocidio, enarbolamos una falsa defensa de la patria y de la nacionalidad y lo que es un problema de orden público y gestión administrativa lo convierten en una cruzada que mas temprano que tarde conducirá a una matanza de haitianos por parte de civiles dominicanos y también, para que no nos equivoquemos a una matanza de dominicanos a manos de haitianos pero somos nosotros quienes provocamos, alentamos y exaltamos ese clima.

La pregunta entonces es: ¿qué ha pasado en este país? ¿de donde procede esta transformación social? ¿Que se hizo del antiguo país? Donde están las autoridades religiosas, civiles y militares? ¿dónde está la sensatez de los dirigentes, su visión del presente y de las consecuencias?

La prosperidad, he dicho, es una carrera de ratas que ha arrastrado a todos. El endeudamiento un instrumento ineludible para estar al día en esa carrera. El descaro y la desvergüenza imprescindibles para sobrevivir en ella. La fractura de la familia y el vecindario el telón de fondo. La corrupción de la vida nacional la garantía del todo vale. Tan lejos hemos ido que el nuestro, hace tiempo, es un destino apetecible para todos los tipos de mafias internacionales desde proxenetismo hasta tráfico, lavado etc. y de hecho, todo ese dinero negro ha servido y sirve para equilibrar precariamente la llamada estabilidad macroeconómica.

Entregados los dominicanos a la celebración de la formas, al disfrute de las apariencias, al discurso sin hechos, a las promesas incumplidas, a la justicia insatisfecha, a la desigualdad criminal desbarrancamos por el precipicio hacia un Estado Fallido y nos adentramos en la barbarie en la cual ya estamos hace rato pero donde nadie sabe hasta donde puede llegar. Desde Ana Julia Quezada la dominicana acusada de estrangular un niño español de 8 años, fingir duelo junto a los padres, ocultarlo y ser arrestada con el cadáver del niño en el maletero de su carro hasta el bestia que anda convocando a Pedernales para sacar a los haitianos del pueblo a mas tardar el miércoles 14 de marzo. Que maten muchos y que se vanaglorien de ello a ver si desesperados les devuelven el servicio mientras tanto, los que no participamos de semejante cretinismo criminal, dentro y fuera de esta desdichada isla, pagaremos las consecuencias durante muchos, pero muchos años.

Y mientras descendemos por ese barranco nos quieren hacer creer que estamos bien, que tenemos la razón, que debemos sentirnos orgullosos y que somos, poco mas o menos, la última CocaCola del desierto. Danilo Medina está a punto de lograr la culminación de toda la campaña anti-haitiana orquestada para distraer la atención y dividir lo oposición al gobierno creando un enemigo artificial a quien culpar de todo lo malo que tenemos. Ni una ni varias de las matanzas con las que acecha esta barbarie servirá para otra cosa que no sea confirmar y ratificar el destino del pueblo dominicano.

Pobre de nosotros.

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Opinión

La Brecha entre la Constitución y la Realidad

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Por Isaías Ramos

En una nación cuya Constitución proclama un Estado social y democrático de derecho, deberíamos esperar que los gobernantes actúen conforme a esos principios fundamentales. Sin embargo, lo que observamos es una clase política que, al ignorar la Carta Magna, prioriza sus propios intereses por encima del bienestar colectivo.

La promesa de un Estado social implica garantizar derechos básicos y protección social para todos los ciudadanos, especialmente los más vulnerables. No obstante, esta élite política y económica perpetúa un sistema neoliberal que beneficia a unos pocos privilegiados mientras deja atrás a quienes más necesitan ayuda. Esto ha resultado en una población cada vez más desilusionada, sumida en la desesperanza y la desconfianza hacia un sistema político que ha fallado en representar sus intereses.

La democracia debería ser el sistema que represente la voluntad del pueblo, asegurando la participación equitativa de todos los sectores en las decisiones políticas. Pero, en la práctica, enfrentamos una partidocracia dominante que, mediante prácticas clientelistas y corruptas, mantiene su poder y ha dejado al pueblo con una sensación de impotencia ante la corrupción, el desempleo y la pérdida de calidad de vida.

En este contexto, es crucial reflexionar sobre la brecha entre lo que establece nuestra Constitución y la realidad política actual. La corrupción y el endeudamiento excesivo reflejan la ineficacia y el cinismo de la clase política, que ha abandonado la promesa constitucional de velar por el interés general y trabajar por el bienestar común. Estos problemas no solo están presentes en el gobierno actual, sino que también han sido perpetuados por los partidos tradicionales que han gobernado previamente, creando un ciclo de saqueo, perversión y despojo.

Ante esta situación desoladora, la población debe plantearse seriamente su rol en las próximas elecciones. La corrupción sistémica y la manipulación política exigen cautela a la hora de votar. En estas circunstancias, una respuesta legítima puede ser abstenerse de votar o votar nulo, enviando un mensaje claro de repudio hacia la clase política dominante. En última instancia, si votar es considerado esencial, es imperativo elegir con sumo cuidado, optando por partidos políticos que no representen un pasado y presente de robo, saqueo, corrupción y endeudamiento.

Es vital que la mayoría de la población reconozca la opresión que enfrenta, uniéndose para desafiar a la clase política que traiciona los principios constitucionales. Debemos recordarles su responsabilidad de servir al pueblo y no solo a sus propios intereses, instándolos a abandonar sus agendas particulares en favor de un proyecto nacional basado en la equidad y la justicia.

En el Frente Cívico y Social estamos convencidos de que el pueblo dominicano tiene un papel crucial en este proceso: alzar su voz contra las injusticias y luchar por un sistema político más justo y transparente. Es hora de enfrentarse a este sistema inmoral e injusto, exigiendo transparencia, rendición de cuentas y un verdadero compromiso con los valores democráticos y sociales.

Con valentía, determinación y fe en un cambio posible, podemos construir juntos una nación donde se respeten los derechos de todos los ciudadanos, donde la democracia represente genuinamente la voluntad popular y donde el bienestar común sea el pilar de un futuro más brillante para las generaciones venideras.

¡Despierta, RD!

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Opinión

La detención provisional de una persona  ante  la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Diaz

Cuando la Corte Penal Internacional ya haya despachado la orden de detención  de conformidad con el artículo 58 del Estatuto, pero no cuente con la documentación requerida para fundamentar la solicitud a un Estado para la detención y entrega, los artículos 58 y 59 le permiten a la Corte solicitar al Estado la detención provisional de la persona  sujeto de la orden. Tal solicitud para una detención provisional podrá ser utilizada solo en casos de urgencia.

Cabe   destacar que la solicitud de detención provisional deberá ser por escrito, pero podrá comunicarse por cualquier medio capaz de dejar constancia escrita, como el correo electrónico. Estos requisitos para la solicitud están enumerados en el artículo 91 del Estatuto de la CPI. En ese orden los Estados están obligados a ejecutar la solicitud inmediatamente.

Si la información requerida para fundamentar la orden de arresto  y entrega no esta disponible para el Estado en cierto periodo de tiempo se establecerá en las Reglas de Procedimientos y Prueba. Sin embargo una vez que los documentos estén disponibles, los Estados deberán inmediatamente arrestar de nuevo a la persona.

Procede señalar, que si la persona  podrá voluntariamente consentir su entrega a la Corte aun si  el Estado no recibe la información que fundamente su detención, siempre que esto sea permitido por el derecho interno del Estado requerido. En tal caso de que esté pendiente una decisión sobre la admisibilidad del caso bajo el artículo 19, cuando una orden de detención ya se haya emitido.

En el marco de las obligaciones  los Estados Partes deberán tomar inmediatamente las medidas necesarias en respuesta a las solicitudes de la CPI para la ejecución de órdenes de detención, inclusive las órdenes de detención provisional. Esta obligación es también aplicable a las órdenes despachadas  posteriormente para una persona liberada bajo el artículo 92 del Estatuto de Roma debido a que la documentación requerida  no fue recibida al momento de la detención provisional.

Si la Corte Penal Internacional  así lo  solicita, los Estados Partes deberán informar sobre cualquier requisito  especial bajo el derecho interno sobre los contenidos de la solicitud de detención y de entrega de la persona.

Todos los oficiales y autoridades de los Estados que tengan contacto con la persona detenida, deberán presumir su inocencia  hasta que no se le demuestre su culpabilidad ante la Corte Penal Internacional, de conformidad con el derecho aplicable.

Si una persona ha sido detenida provisionalmente y el tiempo límite para recibir la documentación  que la fundamente no ha expirado aún; la persona sujeto de la orden de detención provisional voluntariamente consciente su entrega a la Corte y esto se permite bajo el derecho interno del Estado  requerido; entonces el Estado deberá proceder con la entrega de la persona a la Corte lo más pronto posible.

Cuando se solicite, los Estados deberán asistir al Fiscal de la Corte Penal Internacional en la prevención de que ciertas personas evadan la justicia, cuando esté pendiente la decisión de admisibilidad del caso bajo el artículo 19 del Estatuto de Roma, cuando ya se emitió una orden de detención.

Finalmente, los Estados deberán tomar las medidas cautelares con el propósito de decomisar, cuando se solicite, luego del despacho de una orden  de detención o comparecencia de la persona.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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Opinión

José Guillermo Sued, un lujo de locutor y mejor ser humano.

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Por José Cabral

La crisis de valores que impacta fuertemente a la sociedad dominicana no ha dejado espacios para amigos sinceros y lo peor de todo es que ésta se ha llevado de paro la hermandad, la solidaridad y la reciprocidad.

Conozco y he tratado con mucha deferencia a José Guillermo, porque aparte de su sinceridad y amigo inigualable era un excelente profesional de la radio que todo santiaguero se sentía orgulloso de sus dotes y manejo excelente  de la palabra hablada.

Recuerdo los días en que fuimos parte, ya unos años después, del equipo de softbol de la Asociación de Cronistas Deportivos y también de la asociación de locutores de Santiago.

No puedo olvidar lo bien que la pasamos cuando fuimos en reiteradas ocasiones a intercambios de este deporte con algunos equipos de Ponce, Puerto Rico, la cual tiene particularidades muy parecidas a Santiago, nuestra ciudad amada.

Todos estos recuerdos inolvidables llevan ahora a tener que escuchar, porque hace muchos años que no lo veo físicamente, la paraplejía que lo aqueja luego de sufrir una caída en una cabaña que tiene en Jarabacoa.

José Guillermo es un ser extraordinario que nunca lo he visto ofender a nadie, cuyo nivel de tolerancia y de comprensión tal vez sea difícil encontrarlas en estos tiempos.

Sin embargo, José Guillermo ha sido bendecido por tener una familia que lo ama y que siempre estará a su lado, principalmente su hija Pamela, quien han mostrado un amor inigualable por su padre.

A Pamela la conocí desde pequeñita e incluso en algún momento tuve el privilegio de cargarla, lo cual me hace sentir orgulloso, no necesariamente por su proyección pública, sino por el amor que profesa hacia su progenitor.

De José Guillermo recuerdo aquellos momentos en que laborábamos en el Noticiero Mundo Noticias, donde el hacia la voz noticiosa conjuntamente Jaime Thomas, entre cuyos directores estuvo el periodista Huchi Lora, así como otros profesionales del periodismo.

Traigo este episodio a colación porque en el año 1978, en pleno apogeo del Gobierno de Joaquín Balaguer, sufrimos las consecuencias de ser jóvenes profesionales con una total entrega a los mejores intereses del país, con una gran vocación de servicio,

José Guillermo fue quien me recogió en el 1978 luego de la derrota de Balaguer en la cárcel pública San Luis, localizada en la calle del mismo nombre, tras permanecer recluido en ella por algunos meses por una acusación de un hecho que no cometí.

Pero fue José Guillermo quien logró que el procurador fiscal de entonces, Lorenzo Rodríguez, firmara la orden de libertad porque después de ordenarse ésta mediante un recurso de habeas corpus conocido por la entonces jueza Semírame Olivo de Pichardo todo el mundo se desapareció y sólo quedaron en el escenario  Negro Veras, el general Guaro Estrella, padre de Eduardo Estrella, y el amigo entrañable hoy afectado de una dolencia que le arruina la vida a cualquiera.

Luego de esos hechos mi reencuentro con José Guillermo Sued fue en los años 90 cuando el amigo José Francisco Hernández fue escogido como candidato vicepresidencial del profesor Juan Bosch y en cuyo proyecto también estaban Julián Serulle, Miguel Vega y el cirujano y gran ser humano Higinio López.

José sé que el destino nos tiene reservada nuestra suerte, pero tu recuperación tiene que ser una recompensa a tu bondad y extraordinario ser humano que siempre ha sido.

Que Dios te bendiga siempre

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