La sagacidad del grupo del ex presidente Leonel Fernández llegó tan lejos en su plan corporativo o de enriquecimiento ilícito a través del Estado que hasta ha buscado como testaferros a los hijos de Marcelo Bermúdez, quien perteneció al 14 de Junio, amén de llevar un apellido sonoro, vinculado a la oligarquía dominicana, a fin de no dejar sospechas.
Marcelo tenía vínculos familiares más bien con Erasmo Bermúdez, el pobre de esa familia, pero hoy a la sombra del poder sus hijos Mícalo y Camilo Bermúdez, cuentan con una fortuna de miles de millones de pesos.
Ambos han sido figuras importantes del leonelismo, por cuyos apellidos, probablemente, hay menos cuestionamientos a su fortuna, ya que llevan el Bermúdez y se asume que no hay personas pobres de esa procedencia, pese a que no tenían en que caerse muerto.
Principalmente Mícalo parece ser una ficha muy importante en el ajedrez Leonelista y en el marco de su política rapaz de llevarse todo lo que encontrara a su paso como patrimonio público, convirtiéndose de la noche a la mañana en multimillonario.
El vínculo de Marcelo con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se inició cuando en los años noventa el actual secretario de Interior y Policía, José Ramón Fadul, movió al ex-presidente Juan Bosch de la casa de quien había sido candidato vicepresidencial por el PLD, José Francisco Hernández, frutos de los celos creados tras éste haber sido escogido para tan alta posición electiva por Don Juan.
Ahí Marcelo creó o mejoró una buena relación con Don Juan y muchos peledeístas lo veían como la persona de confianza del ex-mandatario.
Monchy Fadul, quien coordinaba los viajes de Don Juan a Santiago, había movido anteriormente al líder peledeista de la casa de Julián Serulle en la avenida Francia, frente a la vivienda de Don Antonio Guzmán, a la residencia de José Francisco Hernández en los Cerros de Gurabo, donde se produce su escogencia como candidato vicepresidencial.
Hoy Marcelo y sus hijos le han sacado mucho beneficio a la relación establecida con Don Juan a propósito del líder político pernoctar en su residencial de Santiago, sacándose la lotería al apropiarse de miles de millones de pesos del Estado dominicano.
Es bueno que se sepa que eran Bermúdez pobres, que no tenían en que caerse muertos, pero el apellido les ha servido para acumular fortunas y pasar desapercibidos por el nombre que llevan, proyectándose como ricos de cunas cuando esa no es la realidad.
Para investigar su fortuna sólo habría que determinar cuál era su patrimonio hace algunos años, antes de que llegara al poder el mayor corruptor de la sociedad dominicana, Leonel Fernández Reyna.