Los haitianos se habían acostumbrado tanto a no ver a su presidente en persona, en plena crisis política y económica, que su llegada al palacio tomó por sorpresa a los manifestantes y apenas había un puñado de personas, que lanzaron piedras a su comitiva.
Pese a la rareza de sus apariciones públicas, el asediado líder no ha dado muestras de que vaya a renunciar tras casi un mes de protestas contra la corrupción.
La inestabilidad ha disparado la inflación y afectado al abastecimiento de alimentos y gasolina. La oposición convocó otra marcha para el miércoles, prometiendo paralizar de nuevo la capital haitiana y las poblaciones cercanas si el mandatario no renuncia.
Conforme se alarga el pulso, los haitianos se preguntan quién cederá primero: los manifestantes o el presidente. “Esta es una situación dramática, una situación caótica”, dijo Evans Paul, ex primer ministro y aliado de MoÔse, que comentó la crisis en privado el lunes con el Core Group, que incluye a miembros de Naciones Unidas, Estados Unidos, Canadá y Francia, entre otros.
Paul dijo a The Associated Press que si bien los asistentes a la reunión no se pronunciaron sobre si MoÔse debería seguir en el poder o renunciar, hicieron una llamada al diálogo, expresaron su apoyo a las instituciones haitianas y defendieron los principios democráticos. Paul señaló que MoÔse fue elegido en 2017 para un mandato de cinco años.
También dijo que los miembros del gobierno estudian formas de salir de la crisis. Paul cree que MoÔse tiene dos opciones: elegir a un primer ministro con el apoyo de la oposición o quizá reducir la duración de su mandato presidencial. Sin embargo, el ex primer ministro señaló que aún hay muchos frentes abiertos, como la falta de una comisión electoral provisional.
Tras la reunión, dijo Paul, se entrevistó con el presidente para repasar las opciones, y las negociaciones siguen en marcha.
“Aún no ha dicho que sí”, dijo Paul, añadiendo que si bien ha instado a MoÔse a hacer más concesiones, “no puede ofrecerlo todo”.
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Lo que piensan del gobernante
Miseria.
“Desde que se convirtió en presidente ha sido una miseria total”, dijo Paul Émile Demostine, trabajador de urgencias sanitarias, quien añadió que sus hijos no han podido ir a la escuela debido a las protestas.
Volátil.
“Habrá más pobreza extrema”, dijo el economista haitiano Kesner Pharel. “Tenemos una situación muy volátil”, añadió sobre la situación por las protestas.