Durante el servicio en una pequeña capilla cerca de donde alguna vez estuvo el muro, la canciller alemana, Angela Merkel, recordó a quienes fueron asesinados o encarcelados por intentar huir de Alemania Oriental a la Occidental e insistió que la lucha por la libertad a nivel mundial no ha llegado a su fin.
«El Muro de Berlín, damas y caballeros, es historia y nos enseña que ningún muro que mantiene afuera a la gente y restringe la libertad es lo suficientemente alto o ancho para que no pueda derrumbarse», dijo.
Merkel también recordó que el 9 de noviembre sigue siendo una fecha tensa en la historia alemana, ya que también es el aniversario de la llamada Noche de los Cristales Rotos, una masacre antisemita en 1938 que presagió el Holocausto nazi.
Instalaciones de luz, conciertos y debates públicos estaban planeados en toda la ciudad y otras partes de Alemania para celebrar la caída del Muro, incluido un concierto en la emblemática Puerta de Brandeburgo de Berlín.
Mandatarios de Alemania, Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa asistieron a la ceremonia en la Bernauer Strasse —donde aún se mantiene en pie una parte del Muro de Berlín— antes de colocar rosas en los huecos de la alguna vez temible barrera que dividió a la ciudad durante 28 años.
Axel Klausmeier, jefe del monumento del Muro de Berlín, recordó las imágenes de los berlineses delirantes de ambos lados del muro que lloraron de alegría cuando se abrazaron la tarde del 9 de noviembre de 1989.
Klausmeier rindió tributo a los manifestantes pacíficos en Alemania Oriental y a los vecinos países del Pacto Varsovia que salieron a las calles para exigir libertad y democracia y las reformas del entonces líder soviético Mijaíl Gorbachov.
Las manifestaciones y una oleada de personas que huían de Alemania Oriental presionaron al gobierno comunista del país para abrir sus fronteras al Occidente y finalmente poner fin a la división del país de la postguerra.
Pasados 30 años, Alemania se ha convertido en una de las fuerzas políticas y económicas más poderosas del continente, pero permanecen recelos entre algunas personas en el país sobre cómo se lidió con la transición del socialismo al capitalismo.
Merkel reconoció esto en una entrevista reciente con el diario Sueddeutsche Zeitung, al decir que «con algunas cosas, en donde se pudo haber pensado que el oriente y occidente se habrían alineado, se puede ver hoy en día que podría pasar medio siglo o más».