La República Dominicana ha iniciado el proceso de vacunación de la población en contra del coronavirus en medio de mucho escepticismo de una buena parte de la gente.
Sin embargo, la inmunización ha arrancado con muy bien pie, sobre todo en lo que respecta a dotar de la confianza necesaria a la población de que las vacunas son seguras y que constituyen la única vía que ha identificado la ciencia para frenar la pandemia.
Solo hace falta que los lotes de las vacunas lleguen al país para darle continuación a un proceso de vacunación que tiene una importancia vital para salvar vidas humanas y también la de la economía, la cual corre serios peligros de colapsar, máxime en una nación como la dominicana que la misma depende del turismo y cuyo renglón está seriamente afectado con el coronavirus.
En estos momentos el principal objetivo de las autoridades competentes es que no se produzcan distorsiones y evitar que se promuevan campañas de desinformación para afectar el propósito de que la gente se vacune para retornar a la normalidad.
Pero el Gobierno también tiene la misión de evitar que algunos ¨¨vivos¨¨ busquen, como siempre ocurre, sacar provechos de la desgracia de la población, porque en este país la corrupción está presente en todos los escenarios, ya que los que se dedican a tan malsana tarea no tienen miramiento cuando de sacar ventajas pecuniarias se trata.
Los corruptos y los aprovechadores están por doquier, pero además son insensibles, sólo les interesa el dinero, aunque sea a costa de causar la muerte al prójimo, por lo que este proceso de vacunación es el principal reto de las autoridades en décadas o tal vez siglos.
De hacerlo bien o mal va a depender que la gente confíe en el Gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y del presidente Luis Abinader, porque gobernar en la presente circunstancias implica muchos mayores responsabilidades sociales, políticas y económicas.
Esta pandemia no sólo quita vidas, sino que también constituye una especie de prueba de fuego para los que quieren tener el control del Estado, lo cual quiere decir que las improvisaciones y la incapacidades ya no tienen cabida en la sociedad y principalmente en las funciones públicas.
Los resultados que arroje la recién iniciada campaña de vacunación será un punto de referencia muy importante para medir a las actuales autoridades, dado que en el país se acostumbra a hablar mucho y hacer poco, a magnificar las cosas por razones políticas.
La politiquería y la falta de transparencia no caben en tiempos de pandemia, porque estas distorsiones son enemigas de la tranquilidad y el éxito en el combate de un patógeno que ha demostrado que si no se enfrenta eficientemene puede, sino acabar, diezmar significatimente la raza humana.
El reto está planteado.