La muerte repentina de Johnny Ventura nos lleva a retomar un principio que siempre hemos pregonado, la transitoriedad de la vida
Este ícono de la música que sirve de estandarte de la identidad nacional, el merengue, murió de forma inesperada, sorprendido por un fulminante ataque cardíaco.
Una de las aristas que tal vez no se ha abordado a partir de la muerte de Johnny es el desborde de amor en favor de su figura, es el perfil humano que trajo consigo su fallecimiento, lo cual, de alguna manera, plantea que el país ha recobrado una sensibilidad aparentemente perdida.
La República Dominicana ha sido impactada severamente por antivalores que solo glorifican el dinero y que muy poco importa la vida y el dolor ajeno.
Sin embargo, la desaparición física de Johnny Ventura ha permitido que la gente retome un valor humano muy importante, como es la solidaridad, acompañada de la sensibilidad, como ha ocurrido con su muerte.
Es decir, que la muerte de Johnny ha llevado a la gente a retomar el valor de la vida y la importancia de que en determinadas circunstancias el dominicano llore, sienta y solidarice con el dolor ajeno.
Johnny llevó al dominicano a reencontrarse con su identidad musical y con otros valores que hasta que no llegó su muerte muy poca gente lo valoraba.
Esto así, porque después del país ser arropado por los antivalores que promueve el neoliberalismo, que han liquidado la hermandad, la solidaridad y la reciprocidad, ha prevalecido la individualidad.
La muerte de Johnny Ventura ha llevado al pueblo dominicano a reencontrase con una serie de valores, los cuales quedaron expresados en cada uno de los espacios donde fue expuesto su cuerpo y en la mayoría de los hogares de todo el territorio nacional.
De manera, que lo ocurrido con esta gloria del merengue también ha sido una vía para que el pueblo se reconcilie con valores humanos históricos que han desaparecido del sentimiento del país, porque intereses extraños a esta razón de vida los han eclipsado o sustituido por motivaciones pecuniaras.
Johnny Ventura, sin ninguna duda, literalmente puso a llorar al pueblo dominicano y quedó evidenciada su dimensión como un ser extraordinario que a través del merengue tocó el sentimiento nacional de una forma tan profunda que ha ocurrido muy pocas veces en el pasado.
Johnny Ventura ya es parte del alma nacional, el arte y la cultura del pueblo dominicano.
Sólo la muerte pudo revelar y proyectar la grandeza de Johnny Ventura.