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El pánico gana terreno en las calles de Kiev
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3 años agoon
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LA REDACCIÓNCiudadanos de la capital ucrania dejan sus hogares con algunas pertenencias para desplazarse a otras partes del país. Uniformados denuncian el impacto de un proyectil ruso en un barrio de la ciudad
La noche ha sido larga en la capital de Ucrania, Kiev, como en todas las regiones del país, según han ido sonando las primeras detonaciones de los ataques del ejército ruso, iniciado durante esta madrugada. Desde las primeras horas de este jueves, las alarmas antiaéreas se han escuchado en el centro de la ciudad. Ya al amanecer, las sirenas de los coches de policía se alternaban con el tráfico en medio de la incertidumbre de los habitantes. Miles de personas por las calles seguían a través de sus teléfonos móviles las noticias de los ataques rusos y la invasión del país ordenada por el presidente Vladímir Putin. “Me despertó el ruido de las bombas, hice las maletas y salí corriendo”, dijo esta madrugada a la Agencia France Presse (AFP) Maria Kashkoska, de 29 años, agachada en el suelo del metro, donde encontró refugio.
En el centro de la capital ucrania no se han avistado vuelos de aviones militares, pero sí se percibe un sentimiento de pánico y psicosis. Sasha, una psicóloga de 22 años, abandonaba la ciudad en metro tirando de una maleta sobre ruedas y un transportín en el que llevaba a su gato, Gosha. Abandonaba Kiev en busca de la seguridad de una ciudad más pequeña, Jmelnytsky, a unos 350 kilómetros al oeste. Las avenidas se llenaron de tráfico cuando aún era de noche. Coches llenos de familias salían de la ciudad, hacia el oeste o hacia el campo, lejos de la frontera rusa, situada a 400 km.
Algunos hoteles de la ciudad están cerrando y evacuando a sus clientes. En uno de estos establecimientos, el Khreschatyk, se agolpaban este jueves algunas personas con sus maletas, dispuestas a abandonar la ciudad. Varias narraban entre lágrimas hablando por sus teléfonos móviles la situación que se vive en la capital de Ucrania.
En Kiev, los preparativos habían sido discretos hasta ahora. Pero el miércoles por la noche, tras la proclamación del estado de excepción, el alcalde, Vitali Klitschko, anunció la instalación de puestos de control en las principales entradas de la capital y el refuerzo de los controles de pasajeros en las estaciones de tren y el aeropuerto. “Nos quedamos aquí, es más seguro; vamos a esperar aquí”, explicó a AFP una joven que no quiso dar su nombre y que llevaba en su bolsa su documentación, cargadores y mucho dinero en efectivo. “Lo esencial” para huir en tiempos de guerra.
A las cinco de la madrugada, un proyectil impactó contra un panel publicitario en la calle Vasilkovskaya, a unos ocho kilómetros del centro de Kiev, delante de un edificio de ladrillo que acoge un pequeño cine y una compañía de aguas. El impacto no causó daños personales, pero el estruendo sí levantó al vecindario. La zona permanece acordonada desde primeras horas de la mañana mientras militares y policías recogen restos de metralla, que aparece esparcida en decenas de metros a la redonda. Los agentes los van acumulando en un camión.
Taras, uno de los militares, explica que el impacto se debió al lanzamiento de un proyectil desde un avión del ejército ruso. Este uniformado muestra en su mano los pedazos de metal que se va encontrando por el suelo, que aparece regado de cristales. No hay confirmación oficial de que los destrozos hayan sido ocasionados por un caza ruso.
Junto a la cinta que marca el perímetro se forman corrillos de vecinos que, entre la sorpresa y el miedo, comentan lo ocurrido, pero la vida sigue con cierta normalidad bajo la lluvia en la capital ucrania. Ludmila Sofronyuk, de 47 años, cuenta que estaban acostados cuando oyeron la explosión. La ventana de su apartamento no se vio afectada por la onda expansiva, pero sí otras de su edificio.
Algunos locales y empresas de la calle, como la oficia del banco Pumb, también se vieron afectados por la explosión.
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Muere Mario Vargas Llosa, gigante de las letras universales
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9 horas agoon
abril 14, 2025El escritor hispano peruano, premio Nobel de Literatura en 2010, fue autor de obras maestras como ‘Conversación en La Catedral’. Ha fallecido en Lima a los 89 años
Madrid.-El novelista peruano Mario Vargas Llosa ha fallecido este domingo en Lima, según han informado sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana en un comunicado en el que no se daban más detalles sobre la enfermedad grave que padecía desde 2019. Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, el premio Nobel de literatura de 2010 acababa de cumplir los 89 años. Autor de obras fundamentales como Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros o La fiesta del Chivo, fue uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea en cualquier lengua. Novelista, ensayista, polemista, articulista y académico, Vargas Llosa pasará a la historia como un extraordinario narrador y un influyente intelectual a la antigua usanza, es decir, anterior a las redes sociales.

Fue su compromiso político conservador el invocado durante años para explicar la tardanza en recibir un galardón para el que parecía predestinado: el Premio Nobel de Literatura. En 2010, justo cuando había desaparecido de las apuestas, la Academia Sueca lo despertó de madrugada en Nueva York —era profesor invitado en Princeton— para anunciarle que por fin se le había concedido la medalla más codiciada de las letras universales. ¿La razón? “Por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Tenía 74 años y acababa de mandar a la imprenta una novela sobre el colonialismo salvaje asociado a la explotación del caucho: El sueño del celta.
Desde que debutó con 23 años con un volumen de cuentos —Los jefes (1959)—, no había dejado de escribir y publicar. Sin embargo, para encontrar una de sus grandes obras de ficción en el momento del Nobel había que remontarse una década atrás, hasta La fiesta del Chivo (2000). En cierto modo, aquella novela basada en hechos reales sobre la tiranía del dominicano Rafael Leónidas Trujillo era su tardía contribución a la oficiosa conjura de los autores latinoamericanos para retratar las dictaduras del subcontinente. Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca), Miguel Ángel Asturias (El señor presidente) o Augusto Roa Bastos (Yo, el Supremo) le precedieron en la tarea.
Vargas Llosa fue parte fundamental del estallido global —el famoso boom— de la literatura latinoamericana desde que en 1963, siendo apenas un veinteañero, ganó con La ciudad y los perros otro premio, el Biblioteca Breve, convocado por la editorial barcelonesa Seix Barral. La inspiración le llegó desde su propio pasado: la adolescencia en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima, un sórdido lugar en el que lo internó su padre para sacarlo de la mansa órbita de la familia materna.
De hecho, la reaparición de su colérico progenitor, al que durante años creyó muerto, supuso el traumático fin de una plácida infancia transcurrida en Cochabamba (Bolivia) y en Piura, en el norte del Perú. No en vano, fue el momento de la resurrección paterna el elegido por el escritor para abrir sus memorias, El pez en el agua. Las publicó en 1993, tres años después de que Alberto Fujimori lo derrotase en las elecciones presidenciales. Aquella frustración política ocupa los capítulos pares de un largo relato que se completa en los impares con la educación literaria y sentimental del autor: desde que en 1957 viaja a París por primera vez gracias a un concurso de cuentos hasta el día en que acude a una perrera para rescatar al Batuque, un “chucho” que le habían regalado. Allí contempló una escena de brutalidad contra los animales de la que tuvo que recuperarse en el primer “cafetucho” que encontró: La Catedral. En 1969, ese episodio abriría Conversación en La Catedral, cuyo arranque entró instantáneamente a formar parte de la historia de la literatura: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

Esa novela fue la primera que redactó como escritor profesional gracias a una figura decisiva en su carrera literaria: Carmen Balcells. Instalados en Londres desde 1966, el novelista y su familia vivían con lo justo gracias a las clases de literatura que él impartía en el Queen Mary College cuando la agente literaria le ofreció un sueldo a cuenta de los derechos de aquella obra maestra en marcha. Con una condición: que se instalase en Barcelona y se dedicara exclusivamente a escribir. Fue lo que hizo entre 1970 y 1974, periodo en el que coincidió en la capital catalana con otro futuro Nobel, García Márquez, sobre el que escribió un estudio de referencia —Historia de un deicidio— y al que le unió una estrecha amistad que acabó rota por un episodio sin aclarar que terminó con Vargas Llosa poniendo un ojo morado a su colega.
Lima, Madrid, París, Londres y Barcelona forman la cartografía vital de un hombre al que le iba como un guante la etiqueta de escritor universal. Bebió de todas las fuentes y participó en todos los debates. Si su maestro literario fue Flaubert —del que aprendió que adonde no llega el talento llega el esfuerzo—, su primer referente ideológico fue Jean-Paul Sartre. Con el tiempo bromearía con su apodo de juventud —el sartrecillo valiente—, pero durante años creyó ciegamente en el compromiso del escritor a la manera teorizada por el filósofo francés. La muerte ha truncado su último proyecto literario: un ensayo sobre su obra.
En 1971, a raíz del caso Padilla, rompió con la revolución cubana —otro de sus fervores— y con el comunismo. A partir de entonces sus influencias soplaron desde la orilla opuesta: un liberalismo político forjado por pensadores como Karl Popper, Isaiah Berlin o Raymond Aron que en lo económico se tradujo en el neoliberalismo de Margaret Thatcher, cabeza visible de la revolución conservadora que triunfó en los años ochenta del siglo XX y tuvo su momento icónico en la caída del Muro de Berlín.

En posesión de todos los galardones posibles (del Cervantes al Nobel pasando por el Princesa de Asturias, el Rómulo Gallegos y hasta el Planeta), Mario Vargas Llosa fue miembro de la Real Academia Española (sillón L), corporación en la que ingresó en 1996 con un discurso sobre Azorín al que respondió Camilo José Cela. En noviembre de 2021 se convirtió también en uno de los “inmortales” de la Académie Française pese a no haber escrito una sola línea en la lengua de Molière. “Yo aspiraba secretamente a ser un escritor francés”, dijo en febrero de 2023 al comienzo de su discurso de ingreso en una ceremonia a la que acudió el rey Juan Carlos.
Acostumbrado desde joven a acumular distinciones, siempre dijo que su gran objetivo era no convertirse en estatua. En 2019, cuando parecía que ya no escribiría nada a la altura de sus grandes novelas, publicó la soberbia Tiempos recios, basada en la intervención de la CIA para derrocar —en 1954 y con falsas acusaciones de comunismo radical— el Gobierno tibiamente socialdemócrata de Jacobo Árbenz en Guatemala. La obra se cierra con un párrafo en el que Vargas Llosa, anticastrista acérrimo, demostraba que antes que enemigo de Fidel Castro era amigo de la verdad. La lección guatemalteca, reconocía, llevó a la Cuba revolucionaria a aliarse con la Unión Soviética para “blindarse contra las presiones, boicots y posibles agresiones de los Estados Unidos”. En su opinión, “otra hubiera podido ser la historia de Cuba” si EE UU hubiera aceptado antes la “modernización y democratización” de la Guatemala ensayada por Árbenz. Ese reconocimiento fue una de las últimas lecciones intelectuales de un escritor indiscutible al que le encantaba discutir. Y que siempre afrontó el debate ideológico sin rastro de cinismo.
Para él, escritura y política siempre fueron dos caras de la misma moneda: la de la libertad individual. A costa incluso de la justicia social. Por eso remató su discurso del Nobel recordando que “las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad”. La lectura, añadió, inocula la rebeldía en el espíritu humano: “Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible”. Y en su caso, algo más: ser inmortal para sus lectores.
elpais.com
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Rusia derriba 72 drones ucranianos sobre nueve de sus regiones
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4 semanas agoon
marzo 17, 2025Agencia Efe
Moscú.- La defensas antiaéreas derribaron un total de 72 drones ucranianos sobre nueve regiones del país entre la tarde de ayer y la mañana de hoy, informó este lunes el Ministerio de Defensa de Rusia en su canal de Telegram.
Según el parte castrense, el ataque aéreo se produjo entre las 18.20 hora de ayer y las 07:00 de hoy (15.29 y 04.00 GMT, respectivamente).
La mitad (32) de los aparatos no tripulados destruidos en ese período fuero abatidos sobre la región de Kursk, donde según Moscú la ofensiva de las tropas rusas para expulsar a las fuerzas ucranianas que ocupan desde agosto pasado parte de ese territorio ha entrado en su fase final.
El pasado viernes, tras un llamamiento del presidente estadounidense, Donald Trump, para salvar la vida a las fuerzas ucranianas en Kursk, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que se les garantizará la vida y un trato digno si deponen las armas.
Ucrania, a su vez, niega que su tropas se encuentren cercadas en la región de Kursk, sus fuerzas, pero reconoce el repliegue de algunas zonas ante el empuje ruso.
Según el mando militar ruso, los demás drones neutralizados durante la pasada noche fueron derribados en la regiones de Astracán (13), Oriol (7), Volgogrado (4), Briansk (3), Rostov (3), Krasnodar (2) y Tula (1), y la república de Kalmukia (3).
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China presenta un plan de acción para estimular el consumo
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4 semanas agoon
marzo 17, 2025Agencia Efe
China.-El Gobierno chino divulgó este domingo un plan de acción que traza directrices para la estimulación del consumo, entre las que se destacan el aumento de los ingresos de la población y la reducción de la carga económica de las familias en ámbitos como la educación y la atención a personas mayores.
El documento, publicado conjuntamente por el Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh, gobernante) y el Consejo de Estado (Ejecutivo), contempla 30 medidas distribuidas en ocho áreas de actuación, como el aumento de los ingresos de la población, el respaldo a la capacidad adquisitiva, la mejora de la calidad del consumo de servicios y la renovación de bienes duraderos.
Uno de los puntos centrales del documento es la promoción de los ingresos de los hogares, con énfasis en el incremento de los salarios, la ampliación de vías para la generación de riqueza patrimonial y la mejora de las condiciones de los trabajadores rurales.
Además, el documento prevé subsidios para el cuidado de los hijos y su educación, en un momento en el que los altos costos de crianza son uno de los factores más citados por las parejas chinas para postergar la paternidad.
Las autoridades enfatizaron la importancia de garantizar un entorno favorable para el consumo, para lo cual diseñaron propuestas como la protección de los derechos laborales en materia de descanso y vacaciones, la mejora de la infraestructura comercial y la reducción de restricciones al gasto.
El primer ministro chino, Li Qiang, destacó este mes -durante la reunión anual del Legislativo- la necesidad de impulsar la demanda nacional, al reconocer que «la demanda efectiva es débil y el consumo, en particular, está aletargado», y al proponer generarla «mediante una oferta de alta calidad».
Li adelantó que Pekín aportará unos 300.000 millones de yuanes (al rededor de 41.290 millones de dólares) en bonos para financiar el ‘plan renove’ de electrodomésticos o electrónica.