Esa derrota electoral, en la que el presidente Luis Abinader le ganó por más de un 15% a Gonzalo Castillo, venía siendo crónica de una muerte anunciada tomando en cuenta los sucesos acontecidos que a la larga se convertirían en la peor debacle partidaria desde su fundación en 1973 de la mano del profesor Juan Bosch.
Apenas ocho meses antes del torneo electoral de julio, el PLD se metía en un proceso de «primarias abiertas» en búsqueda de definir quién sería su candidato presidencial; la contienda terminó con un cerrado triunfo de Castillo ante el expresidente Leonel Fernández, provocando la división que se venía avistando desde finales del 2016, entre «danilistas» y «leonelistas».
La división alcanzó el punto de no retorno cuando Fernández, quien en ese momento era el presidente del PLD, acusó al exmandatario Danilo Medina de realizar un fraude electrónico y manipular las elecciones a favor del exministro de Obras Públicas y Comunicaciones.
El rompimiento se hizo sentir cuando Fernández se llevó en ese momento a ocho miembros del comité político hacia el naciente partido Fuerza del Pueblo; con el tiempo más miembros de sus bases han seguido migrando hacia el naciente partido.
Esas primeras renuncias desestabilizarían al PLD de cara a las elecciones municipales del 16 de febrero, pero estas no pudieron ser celebradas debido a fallas en los equipos del voto automatizado que se utilizarían en unas 18 demarcaciones, provocando un estallido social y el desbordamiento de protestas en la Plaza de la Bandera.
Las protestas resultaron ser un detonante en contra del PLD, ya que los manifestantes comenzaron a señalarlos como los principales responsables del fallo, junto a los entonces miembros del pleno de la Junta Central Electoral (JCE) y acusarlos de intentar cometer un «fraude electoral».
A pesar de que las investigaciones de entidades internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA), desvinculaba al entonces partido oficialista de lo ocurrido, cuando el torneo electoral fue repuesto el 15 de marzo, el PLD perdió las principales alcaldías por un amplio margen
Eso, en combinación con una predicción realizada por el propio Danilo Medina cuando dijo que lo que ocurriera en las municipales sería un «reflejo» de lo que sucedería en julio, se convirtió en un mal presagio que se convirtió en realidad esa noche del cinco de julio del 2020.
Abel, la cara de la renovación y la nueva propuesta
Esa derrota permitiría al partido celebrar un nuevo congreso, el cual consistió en la reestructuración de su comité político, la elección de Charlie Mariotti como secretario general y la «proclamación» de Medina como su nuevo presidente.
Ese proceso de renovación partidaria encontró una cara visible cuando mediante un proceso, al cual ellos denominaron consultas públicas, el alcalde de Santiago Abel Martínez resultó electo como la persona que encabezará su propuesta presidencial para el 2024.
Abel vencería en esas elecciones a Francisco Domínguez Brito y la exvicepresidenta Margarita Cedeño, al obtener un 60.87% de los votos que se emitieron en ese momento.
Desde ese 16 de octubre, el reelecto alcalde de Santiago ha tomado la voz cantante del partido opositor en las críticas contra el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Gobierno de Abinader.
La más reciente de esas críticas fue cuando en un evento realizado en Puerto Plata, donde aseguró que el Gobierno fracasó en combatir la delincuencia y les exhortó a que vayan a Santiago «para que aprendan cómo es que se gobierna y cojan clases».
A exactamente un año de cumplir la mitad de un siglo de existencia partidaria, el PLD trata de sobreponerse a su peor crisis y retornar al poder el 16 de agosto del 2024. El tiempo dirá.