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La inteligencia artificial a través de la robótica sólo impacta por ahora en el país de forma parcial al sector médico nacional.

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El creador de la inteligencia artificial a través de la robótica ha dado una serie de respuestas a los que buscan tergiversar el proceso que conlleva hasta el momento que este invento científico dé grandes saltos más allá de su entrenamiento y programación.

Nadie, absolutamente nadie, puede negar del avance que ha tenido la inteligencia artificial, pero como muy bien lo explica su inventor, el científico estadounidense, Ben Goertzel, todavía no es posible hablar de habilidades cognitivas humanas y advierte que el futuro sistema de la IA debe ser administrado de forma descentralizada y democrática.

Entonces, el científico de las tecnologías agrega que si se quieren máquinas que sean realmente inteligentes como las personas y tan ágiles para lidiar con lo desconocido, habría que esperar que transcurra el tiempo, pero adelanta que para llegar a esa etapa en realidad no faltan décadas, sino años, pero lo cierto es que aún no ha llegado.

De inmediato este experto en inteligencia artificial subraya que lo que sí debe producirse cuando la misma llegue con las características anheladas es que ésta sea administrada de forma descentralizada y democrática.

Reitera este conocedor de la inteligencia artificial que ¨¨Si queremos máquinas que sean realmente tan inteligentes como las personas y ágiles para lidiar con lo desconocido, precisamos que sean capaces de grandes saltos más allá de su entrenamiento y programación. Y todavía no lo hemos logrado, pero creo que no faltan décadas, sino años, la cual deja la impresión de que se trata de una respuesta al expresidente Leonel Fernández, aunque no sea así.

Estas valoraciones de quien tiene toda la autoridad para crear robots que muestran algún nivel de inteligencia artificial son muy interesantes, pero él también se encarga de reiterar que todo ello es el resultado del entrenamiento y de la programación.

Estas puntualizaciones son muy útiles en una época en la que todo es aprovechado en favor de causas no muy nobles e incluso se producen grandes distorsiones que podrían causar más daño que bien, porque si bien es cierto que en el país ya hay algunos ejemplos de la funcionabilidad de la inteligencia artificial, sobre todo en el sector médico, pero no en el nivel en que en algún momento se ha querido presentar.

De alguna manera ya ha habido intentos de manipular la inteligencia artificial a través de la robótica, como el montaje que hizo el expresidente Leonel Fernández en Casa de Campo, cuyo propósito era colocar este invento científico en un punto en el que todavía no está.

Aparentemente, el exmandatario buscaba proyectar la idea, lo cual es muy característico de él, de que es el único en este momento con un dominio en el país de un invento científico que todavía es un proyecto que no puede mostrar ninguna evidencia convincente de que la robótica cuenta con habilidades cognitivas humanas, que fue lo que precisamente quiso vender el expresidente Fernández.

En todo esto hay expresiones que dejan claro que esta tecnología no supera por el momento el entrenamiento y la programación, es decir, que se trata de un invento que sólo responde en función de los archivos que tenga almacenado a través del internet.

Ello establece con la suficiente claridad que no se puede pretender, como quiso el doctor Fernández, que la robot humanoide Sophía respondiera a una serie de cuestionamientos que venían de él, lo cual lo colocó en el nivel de la simulación o de la ridiculez.

Lo que sí no se puede poner en dudas es que la robótica tiene la potencialidad de reemplazar empleos, lo cual, según el científico, no representa una amenaza, sino un beneficio, cuyo enfoque del político y nuevo aspirante presidencial debió de dirigirse a este detalle, pero que no lo hizo porque su fin era otro.

El inventor de la inteligencia artificial a través de la robótica sostiene que con sistemas de la misma naturaleza que chat-GPT que van a surgir en los próximos años, su suposición es que probablemente se vuelvan obsoletos alrededor de 80% de los trabajos que la gente hace, sin que se produzca la necesidad de crear una IAG.

¨¨No lo veo como una amenaza, sino como un beneficio. Las personas podrán buscar mejores cosas que hacer para ganarse la vida trabajando. (…) Prácticamente todas las tareas administrativas podrían automatizarse, agregó.

Pero esa visión no necesariamente debe ser compartida, porque si no hay empleos baja el poder adquisitivo y no son tantos los que tienen las habilidades para trabajar por su propia cuenta.

Lo otro es que habría que preguntarse, y si no hay poder adquisitivo quién va a consumir lo que produzcan los robots si la gente no tiene el dinero para comprar lo que producen estas máquinas.

 La inteligencia artificial a través de la robótica tiene su focalización en aumentar los beneficios del sector empresarial y comercial, pero no plantea ni toma cuenta el elemento humano de la vida, el cual representa la peor crisis del mundo de hoy.

Se debe destacar que en un país de chiriperos, micros y medianas empresas qué papel puede jugar esta tecnología si la inversión puede ser muy costosa, pese a que le sirve de poco a una empresa con una cantidad insignificante de empleados, aunque sí es muy útil  que se use en el sector de la medicina para obtener diagnósticos y otros resultados que no dejan de ser muy valiosos para la ciencia.

De cualquier modo, sólo basta tomar como ejemplo qué podría ocurrir con la industria automovilística, la cual ya incluso tiene grandes avances en el uso de la inteligencia artificial a través de la robótica, pero la pregunta que asalta a cualquiera es quién va a adquirir un vehículo si no tiene el dinero por carecer de empleo, pero además éste no tendrá como mercado a las mismas maquinas que los producen.

Hay quien dice que debería pararse las investigaciones porque estos sistemas pueden diseminar desinformación, ya que podría ser un arma de los manipuladores de este de invento, pero el científico expresa no estar de acuerdo con ese criterio.

De inmediato ripostó con una pregunta con mucha lógica y es ¿Por qué no hemos prohibido internet, que hace exactamente eso: pone una gran cantidad de información al alcance de tu mano, y distribuye también todas las mentiras y desinformación?

Creo que debemos vivir en una sociedad libre, y así como internet no ha sido prohibida, no deberíamos prohibir esto.

El problema que veo, agrega, es el período de transición, cuando las inteligencias artificiales empiecen a tornar obsoleto un trabajo tras otro. (…) No sé cómo resolver esos problemas sociales.

Un ejemplo es Grace, la enfermera robot. Muchas personas en Estados Unidos están solas en residencias de ancianos. Y aunque les proveen atención médica, alimentación, TV, suelen ser insuficientes en términos de apoyo emocional y social. Si introduces en esos espacios robots humanoides que respondan sus preguntas, escuchen sus historias, los ayuden a hacer llamadas con sus hijos o a hacer pedidos en línea, estás mejorando su vida. Cuando haya IAG, se volverán todavía mejores acompañantes.

ese caso no elimina empleos, porque no hay suficientes personas que quieran trabajar como enfermeros o cuidadores, pero el inventor no parece analizar la gran diferencia cuando se trata de cuidar anciano por parte de una maquina o que sea un ser humano, lo cual habría que ver si causa los mismos efectos.

En su opinión, la educación también sería un mercado increíble para los robots humanoides, así como el trabajo doméstico, pero advierte de nuevo que esta tecnología debe promover una gobernanza de forma participativa, que involucre a la población y que todo esto sea técnicamente posible.

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A sólo 15 días de campaña electoral el candidato del PLD aun parece un aspirante de “juego” y a quien nadie le cree

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La contienda electoral avanza hacia su culminación y el país se ve frente a una lluvia de propuestas, la mayoría de ellas incluibles, porque salen de la boca de aquellos que siempre han hecho lo contrario y que en algunos de los casos ellos son un invento de la propia crisis de valores que impacta a los dominicanos.

En ese contexto se encuentra el candidato del PLD, quien no logra obtener ninguna credibilidad, sobre todo cuando intenta atacar la corrupción con un discurso que es una especie de auto-retrato para aplicárselo sólo a otros.

Su paso por la administración pública si de algo sirve es para simbolizar un anti valor, el cual se refleja en la acumulación de fortunas sobre la base del patrimonio público y la exhibición de cero condiciones para pretender llegar a la presidencia de la República.

Abel luce ridículo no sólo porque nadie le cree lo que dice, sino también porque su figura en sentido general no le ayuda, amén de que sus propuestas se ven meramente como una forma de querer ponerse a la moda en términos de presentar soluciones al electorado, pero las mismas se revierten y lo proyectan como el que juega a ser presidente, ya que ni sus ademanes lo ayudan.

El país está frente a un verdadero fiasco y tal vez a la expresión más contundente de un antivalor, cuya crisis de valores que afecta a la sociedad dominicana le dio paso para convertirse en candidato presidencial del que fuera uno de los partidos más grande y fuerte de la República Dominicana.

Hay una propuesta del candidato Abel Martínez que no sólo se ve como una burla y se parece mucho a una que enarboló Danilo Medina en su primer intento de ocupar la silla presidencial y se trata de la expresión y eslogan de campaña «Te Llevo en el Corazón», la cual representó la mayor expresión de ridiculez política  y ahora en boca de Abel Martínez se escucha el plan “Chichí Seguro”, el cual consiste en crear guarderías infantiles, que si bien suena raro, también se oye peor al salir de una persona que nadie le cree lo que dice.

Pero las propuestas de Abel no se circunscriben a ese plan, sino que se extienden al tránsito, la seguridad fronteriza y corrupción administrativa, entre otros temas, que cuando se mencionan se ven que son ideas ajenas, que no pertenecen a él, que alguien se las inventó, pero que no encajan y no calan.

El candidato del PLD es quizás y sin quizás el aspirante presidencial en quien se concreta de forma clara y sin ninguna duda lo poco creíble que se ha vuelto el escenario electoral en el país.

Pero el asunto alcanza a prácticamente todos los demás candidatos, unos nueve en total, de los cuales no hay uno que pueda representar un verdadero cambio para un país que sus niveles de degradación cada día se profundizan, lo cual erosiona aceleradamente la democracia.

Abel Martínez parece ser parte de un “juego” donde las opciones que pretenden ser creíbles de la llamada democracia representativa tal vez no es más que un intento por renovarse con propuestas electorales caricaturescas que envían el mensaje de que este modelo ya no da más.

Este panorama electoral sugiere que la democracia dominicana va a entrar a su trance más difícil, ya que de acuerdo a lo que se ve el país parece estar en la antesala de la pérdida total o por lo menos significativamente de la legitimidad que tiene que acompañar cualquier intento por mantener la llamada gobernabilidad.

En estos momentos la falta de credibilidad de los llamados líderes nacionales y en consecuencia de la democracia, debe constituirse en la principal causa de alarma de un sistema político que si no está colapsado, está punto de llegar a su fin.

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Inédito Debate presidencial no disminuye ni soluciona la falta de credibilidad de la democracia dominicana.

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Por Elba García

Los tres protagonistas del debate presidencial que se produjo este miércoles por una cadena de radio y televisión, el cual representa un instrumento para repetir el mismo discurso de los partidos que ya están agotados en el escenario político nacional, aportan muy poco al cumplimiento que debe provenir de los que buscan dirigir el Estado.

Tanto Luis Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez repitieron las mismas frases y promesas que se quedan en ese marco que ha caracterizado por décadas la actividad política nacional, sobre todo en épocas electorales, lo cual indica que no son tantos los dominicanos que comprarán sus manoseados discursos  de que enfrentarán problemas como el de la educación, la salud, la economía, el medioambiente y el haitiano, entre otros.

Estos discursos o intervenciones ensayados y repetidos para proyectar la idea de lo que nunca va a ocurrir es parte de una demagogia y engaño al votante que no evitan la erosión de la democracia nacional, ya que esas realidades se combaten con acciones y no con palabras, lo cual no han hecho los personajes en cuestión.

No hay que estar muy cerca del entorno de los tres candidatos que compitieron en el debate para entender que se trata de palabras que no representan una verdadera intención de buscarles salida a los problemas nacionales.

El asunto estriba en el hecho de que las promesas y posibles soluciones a los temas más preocupantes para la sociedad dominicana están sobre la mesa desde hace décadas y todavía los titulares de los periódicos de los años 70 parecen ser sobre cuestiones que todavía hoy tienen toda la vigencia imaginable como si el tiempo no hubiera pasado, todo como resultado del engaño y la demagogia de los actores políticos.

Los mismos apagones, el alto costo de la vida, la falta de una cultura de exportación, la vulnerable seguridad pública y ciudadana y el agobiante fenómeno de la corrupción administrativa y de la independencia de la justicia, entre otros, son la razón por lo que lo dicho en el debate no tiene ningún impacto, porque los tres participantes han demostrado que han prometido mucho y es muy poco lo que han solucionado.

Los tres aspirantes presidenciales han logrado, sin ninguna duda, resolver sus problemas personales y particulares porque sin excepción han acumulado fortunas que antes de entrar a la política no tenían y desde esa posición es cómodo plantear la solución de problemas de los que ellos han logrado salir y ahora poseer bienes materiales  que hubiera sido prácticamente imposible adquirir al margen de la politiquería.

De manera, que hablar de solucionar cuestiones tan delicadas como la corrupción administrativa desde una narrativa que sólo abarca a los otros, pero no a ellos, crea una total falta de credibilidad de la gente o del votante de unos discursos de muchas palabras sin realizaciones para corregir los problemas.

El debate presidencial es como un escenario para presentar discursos desgastados y poco creíbles, no importa que coherentes se escuchen, porque todo el mundo sabe que se trata de más de lo mismo, ya que incluso son hasta elaborados por otros que cobran por ese trabajo.

La democracia, principalmente en los países latinoamericanos, como la República Dominicana, requiere del cambio de sus actores que actúan a través de unos partidos políticos sin ninguna credibilidad porque el escenario se ha convertido en un instrumento de resolver problemas muy personales en detrimento del interés nacional.

Tal vez lo más interesante fuera que el ciudadano diera un ejemplo a estos actores de la vida política nacional con una precaria asistencia a las urnas para que quede profundamente cuestionada la democracia y pierda su legitimidad y de ese modo provenga una renovación que tenga la suficiente fiscalización que culmine con el castigo del que va a la política sólo con el interés de utilizar su protagonismo para llevarse entre sus garras una parte del patrimonio nacional.

El debate más que generar el fortalecimiento de la democracia lo que hace vender al votante unos aspirantes que tienen mucho que explicarle a la sociedad dominicana, donde a través de ellos también están presentes otros bandidos de la tan desacreditada política partidista nacional.

Si la gente no se propone reinventarse como país y echar en el zafacón los políticos que cimentan su carrera sobre la base de la mentira y la demagogia, muy difícilmente la República Dominicana podrá superar los problemas que la agobian, sobre todo en lo referente a la corrupción administrativa, que ya acumula cantidades impresionantes robadas a las arcas nacionales sin la menor de la dolencia y sin régimen de consecuencia.

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Desaparición de la mística y la ética en cuerpos armados permite medir el deterioro que sufre la sociedad y el Estado.

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Por Elba García

Aunque todo se atribuye al cambio de los tiempos y a la modernidad, pero los mismos han experimentado una metamorfosis en la conducta de los policías y militares dominicanos, cuya transformación merece un estudio de la mentalidad de estos importantes actores de la vida nacional.

 Cualquier fenómeno social siempre se va expresar de forma diferente en cualquier sociedad históricamente determinada, pero el asunto hay que tomarlo con mucha seriedad y preocupación cuando el problema se convierte de aislado y particular en general.

Ello así porque en todas las sociedades del mundo, aun en las más civilizadas y desarrolladas, hay conductas que riñen con la ética y con un comportamiento sano, pero la cuestión toma otro perfil cuando la mayoría de los ciudadanos tiene un caminar que daña a los demás o a prácticamente todo el tejido social.

A pesar de que el fenómeno del policía y el militar dominicano no se puede analizar de manera aislada, sino como parte de un todo, de la sociedad completa, por el hecho de que la distorsión de lo que se conoce como ética militar acompañada de la falta de mística hace que cualquier sociedad no cuente con una muralla espiritual que resulte muy difícil de derribar.

Sin embargo, hace décadas que, aunque un policía y un militar eran contaminados con la politiquería, pero la presión social era tan fuerte que ayudaba a deputar y mejorar la conducta de estos actores de la vida nacional.

Ahora el asunto ha variado tanto que en los cuarteles policiales y militares un cabo, muchas veces, manda más que un general, cuya circunstancia va a depender de varios factores, como son cual tenga más dinero y más vínculos con el sector enquistado en el poder.

La verdad es que la condición y el rango de general abre muchas más puertas para que este obtenga mayor poder que el cabo o el sargento, pero luego de la profundización de la crisis de valores no es difícil encontrarse con el fenómeno, ya que el bajo mundo es mucho más expedito para el oficial de bajo rango que para el que tiene altas responsabilidades, aunque naturalmente esa en el país no es la regla del juego.

De lo que sí se puede estar seguro es que la ética y más que ésta la mística ya es algo del pasado y los cuarteles hoy son azotados por un comportamiento que ponen en peligro la seguridad de todos los ciudadanos, aun de los extranjeros que tal vez no son blanco permanente de policías y militares.

En los últimos días han salido a la superficie una serie de acciones de policías y militares que mantienen en permanente preocupación a todo dominicano que todavía conserva un poquito de sensibilidad humana y de amor patrio.

Esta situación es el resultado de una realidad que nadie puede negar y es que el impacto negativo y muy peligroso de la llegada de ilegales, la penetración del bajo mundo en los órganos y entes del Estado y la participación innegable de policías y militares en  estos negocios constituye una bomba de tiempo en contra de la estabilidad institucional y de toda  la vida nacional.

El problema ya no sólo se observa en la frontera entre las dos naciones que ocupan la isla, sino que los haitianos pagan para entrar al país y luego son perseguidos en el territorio nacional y en ese proceso son despojados de sus pertenencias y también deben pagar sumas muy altas para ser dejados en libertad.

En esa virtud, la República Dominicana se desgarra casi igual que la sociedad haitiana, tal vez con la única diferencia de que las bandas haitianas actúan con violencia y en el país los policías y militares dominicanos lo hacen de manera pacífica, pero con los mismos resultados.

Las bandas haitianas roban, violan, matan y secuestran a sus conciudadanos y extranjeros para exigir dinero, pero lo propio ocurre en el país cuando se trata de reprimir a los ilegales de la vecina nación, muchas de cuyas niñas y mujeres son violadas bajo el amparo de la legalidad con que operan órganos como la Dirección General de Migración.

Las denuncias sobre el mal proceder de los policías y militares dominicanos llueven, no sólo en lo referente a que les roban las pertenencias a los haitianos, sino que también cobran peajes en los centros de venta y distribución de drogas y el problema no parece que pueda tener solución, ya que el mismo es sólo un reflejo de una anormalidad con perfiles generales.

Esa realidad hace aventurarse a cualquier a afirmar que ambas naciones atraviesan por crisis que implica una desaparición de los referentes éticos, pero además por el hecho de que la Policía Nacional, la Armada, la Fuerza Aérea Dominicana y el Ejército Nacional ya no están adornados con una mística que permitiría como antes de que actores tan importantes para la seguridad pública y ciudadana sean un dique de contención en contra de las distorsiones en esta materia y que podrían derrumbar el Estado, exactamente como ha ocurrido en Haití.

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