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Opinión

La Encrucijada del Futuro:

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Por  Isaías Ramos

“Entre la Miseria Heredada o la Dignidad Reconquistada»

En la vida de nuestra nación, hubo un momento bisagra entre 1996 y 1997, una encrucijada en nuestro camino hacia el progreso. Surgieron dos iniciativas totalmente opuestas: el Programa Eventual Mínimo de Empleo (PEME) y la inspiradora Ley 66-97 de Educación. Esta última, con los principios y fines de la educación firmemente enraizados en sus artículos 4, 5 y 6, prometía cultivar ciudadanos imbuidos con los valores que nos definen como nación. Hoy, 26 años después, seguimos esperando que este noble mandato florezca en la realidad de nuestras aulas y colegios. La semilla plantada entonces parece haber quedado en estado latente, aún no ha brotado y nosotros, como sociedad, pagamos el precio de ese retraso.

Por otra parte, el PEME, bautizado por su propio creador como el programa de «pagar para no matar», comenzó a tejer una red de corrupción y perversión que aún sentimos a nuestro alrededor. Este sombrío legado ha persistido, exacerbado por políticas subsiguientes que no solo no lo combatieron, sino que parecen haberlo abonado y fortalecido.

Las consecuencias de estos desaciertos no son abstracciones políticas, son realidades tangibles y dolorosas. Miremos alrededor: el desempleo merodea nuestras calles, como una sombra constante. La delincuencia y la inseguridad acechan a nuestros hijos e hijas. Los problemas crónicos en los suministros de agua y electricidad, los salarios y pensiones insuficientes, son un golpe que se repite una y otra vez. La pobreza extrema ha dejado cicatrices indeseables en nuestras familias y nuestros barrios, y sistemas deficientes de salud y educación alimentan un círculo vicioso de desesperación y frustración.

Pero, a pesar de este panorama desolador, creemos en el potencial de nuestra tierra y su gente. En el Frente Cívico y Social (FCS), vislumbramos un amanecer de esperanza, una oportunidad para cambiar el curso de nuestra historia. Creemos que es posible reactivar nuestro sentido de identidad nacional y nuestro amor por la patria, elementos que son vitales para forjar una sociedad más unida, más civilizada.

La tarea puede parecer monumental, pero en nuestro espíritu reside un poder colosal. Necesitamos encender una campaña de concientización vigorosa, una que nos impulse a recordar quiénes somos, que reavive el orgullo por nuestra nación y nos inste a luchar por la dignidad que todos merecemos.

Imaginemos por un momento un país diferente. Imaginemos a nuestros niños jugando en calles seguras, sin temor a la violencia o el hambre. Imaginemos a nuestros ancianos descansando tranquilamente, con la seguridad de una atención digna. Imaginemos a nuestras familias prosperando en una economía justa, donde el trabajo duro es recompensado y el bienestar de todos es el objetivo.

Este es el país que nosotros, en el FCS, soñamos y, con su apoyo, es el país que estamos decididos a construir. No se trata simplemente de la reforma de un sistema político; se trata de la transformación de toda una sociedad, de un despertar cultural y moral que repudia la corrupción y la desigualdad y, en su lugar, abraza la equidad, la solidaridad y el respeto mutuo.

Nuestro camino hacia adelante no está exento de obstáculos, pero estamos listos para enfrentarlos con valentía y determinación. Creemos firmemente que nuestro país, rico en recursos naturales y en la vitalidad de su gente, tiene el potencial para ser un lugar donde la dignidad humana no es solo un ideal, sino una realidad cotidiana.

Es hora de abrir los ojos y levantar la voz. Es hora de actuar, no solo por nosotros mismos, sino también por aquellos que aún no nacen, por aquellos que heredarán el fruto de nuestras acciones hoy. No podemos permitir que nuestra herencia para las generaciones futuras sea una historia de indiferencia y pasividad. No podemos permitir que nuestra nación se convierta en una sombra de lo que podría ser, de lo que debería ser.

La Encrucijada del Futuro nos invita a elegir entre la miseria heredada y la dignidad reconquistada. Invitamos a todos a unirse a nosotros en esta cruzada por la recuperación de nuestra dignidad, por la construcción de un país donde la honestidad, el trabajo duro y el respeto mutuo sean el pan nuestro de cada día. Un país donde la prosperidad no sea un sueño lejano, sino un logro colectivo, alcanzado a través de la solidaridad y la dedicación.

Creemos que somos más fuertes que cualquier sistema político que busque mantenernos en la ignorancia y la miseria. Somos, como siempre debimos ser, una nación de gente fuerte, digna y libre. Y hoy, más que nunca, es el momento de demostrarlo.

El desafío es grande, pero nuestra resiliencia y nuestras esperanzas son aún mayores. Unámonos en este camino hacia el futuro, trabajemos juntos para construir la nación que soñamos, la nación que merecemos. El viaje hacia la dignidad comienza hoy. Y depende de todos nosotros hacer de este sueño una realidad.

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Opinión

La verdad se comprueba con los hechos.

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Por Elba García Hernández

En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.

Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.

Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.

En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.

Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.

Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.

Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.

Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.

Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.

En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia  deja mucho que desear.

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Opinión

No es resentimiento ni frustración.

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Por José Cabral

El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.

Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.

El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.

En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.

En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.

El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.

Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.

En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.

Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.

Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.

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Opinión

El impresionante resbalón del Escogido

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Por Nelson Encarnación

Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.

Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.

Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.

Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.

No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.

Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.

¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.

¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.

Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.

¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.

Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.

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