Proyección. De acuerdo con las proyecciones del FMI, la deuda pública consolidada cerrará 2023 representando un 56.5% del PIB, lo que reflejaría una disminución de 2.3% respecto al 2022, cuando alcanzó un 58.8%.
La deuda pública total del Sector Público No Financiero (SPNF) en los primeros ocho meses de este año aumentó US$2,690.8 millones, al pasar de US$51,854.5 millones en diciembre 2022 a US$54,545.3 millones en agosto de este año.
De estos, US$38,206.9 millones corresponden a deuda externa y US$16,338.4 millones a deuda interna.
El 75.2% es deuda contraída a través de la emisión de bonos, lo que asciende a US$28,745.0 millones, mientras que el 19.7% (US$7,534.7 millones) está contraída con los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (US$4,214.8 MM), el Banco Mundial (US$1,555.3 MM), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe -CAF- (US$413.4 MM), el Fondo Monetario Internacional -FMI- (US$555.5 MM), y otros US$795.6 MM.
La deuda pública total a junio 2023 se ubicó en US$54,820.7 millones, divida en US$38,258.8 millones de deuda externa (31.4% PIB) y US$16,461.9 millones de deuda interna (13.5% PIB), en total el endeudamiento público representó un 44.8 del PIB, mostrando una reducción de 0.7% respecto al 2022, de 5.6% comparada con 2021 y 11.8% respecto al 2020. Sin embargo, en comparación al 2019, el endeudamiento total como porcentaje del PIB aumentó 4.4%.
Consolidada
La deuda pública consolidada en 2022, o sea, la deuda del sector público no financiero (SPNF) más la deuda del sector público financiero (SPF), representó un 58.5% como porcentaje del PIB, al alcanzar los US$66,764.5 millones con un PIB de US$114,020.8 millones.
Del 2000 al 2022 (22 años), la deuda pública total ha pasado de ser un 13.5% del producto interno bruto (PIB) a alcanzar el 45.5%. La misma está compuesta por US$36,357.6 millones de deuda externa y US$15,496.9 millones interna.
Por período de gobierno
En la gestión de gobierno de Hipólito Mejía (2000-2004), la deuda creció más de un 100% pasando de US$3,243.50 millones a US$6,585.0 millones, unos US$3,341.50 más y como porcentaje del PIB se ubicó en 28.4%.
En el segundo periodo de Leonel Fernández (2004-2012), la deuda como porcentaje del PIB aumentó a 32%, pasando de encontrarla en US$6,585.0 millones a dejarla en US$19,463.3 millones.
En la gestión de Danilo Medina (2012-2020) el incremento de la deuda fue de US$19,463.3 millones a US$US$44,622.3 millones, pasando de ser un 32 a 56.6% del PIB.
El cierre de su periodo de gobierno estuvo impactado por el inicio de la pandemia del COVID-19, etapa en la cual el gobierno tuvo que tomar medidas drásticas que impactaron las finanzas públicas.
Aunque no son comparables los montos de deuda, ni el tamaño del PIB, el incremento de la deuda pública ha sido acción repetida en todas las gestiones de gobierno, incluyendo el periodo de siete meses en el poder del Prof. Juan Bosch.
Datos expuestos en publicaciones periodísticas refieren que Bosch recibió el gobierno con un endeudamiento de US$37.30 millones a US$125 millones.
Deuda no debe dedicarse a gastos corrientes
El exministro de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) y catedrático de Harvard, Juan Ariel Jiménez, señaló que no es crítico de la deuda cuando se toma para invertir en buenos proyectos, sobre todo proyectos de infraestructuras que tienen una alta rentabilidad social, que promueve el crecimiento, la generación de empleos y con eso, generan una actividad económica que termina redundando en recursos fiscales que pagan la propia deuda.
Expresó que su crítica a las ejecutorias del gobierno que preside Luis Abinader es que se ha endeudado para cubrir gastos corrientes.
“Por primera vez en décadas, al menos desde que se tienen estadísticas fiscales registradas en el país, se está tomando prestado para pagar gastos corrientes, es la primera vez que se hace en la República Dominicana”, expuso Jiménez.
Dependencia de la deuda externa
Juan Ariel Jiménez también criticó que este gobierno ha dependido excesivamente de la deuda externa y lo que dijo crea mayores riesgos cambiarios.
Agregó que, de todas formas, no visualiza que haya probabilidad de una crisis de deuda, como se veía en los años 80, pero dijo que le “apena que se esté tomando deuda innecesariamente” para dejar liquidez en el Banco Central o el Banco de Reservas porque dijo es desperdiciar dinero.