La Sociedad Dominicana de Siquiatría afirmó que la ola creciente de violencia sumada a la falta de políticas adecuadas en salud mental y a un sistema judicial deficiente, acercan al país a un temor colectivo, que hace que se pierdan hábitos tradicionales y hasta la solidaridad.
En el XV Congreso Internacional celebrado este fin de semana en Bayahibe, el gremio lamentó que el aumento de las violaciones sexuales, que afectan más a niños y niñas, los feminicidios, las riñas y la delincuencia común provoquen un pánico generalizado.
Al respecto, el siquiatra Mario Espinal dijo que el maltrato pasó de ser una conducta a un delito, en un país donde las deficiencias en materia de salud mental y judicial no ayudan, según explica una nota de prensa.
Sostuvo que del incremento en las conductas violentas surgen más violencia intrafamiliar, abuso infantil, violencia de género, y más maltrato a menores.
El especialista Vicente Vargas advirtió que eso lleva a cada vez más gente a requerir ayuda emocional y la hace sentirse vulnerable y en estado de indefensión.
Puso como ejemplo que las víctimas de asaltos arrastran traumas que les hacen desconfiar de todo el que lo rodea, al punto de sentir temor al abordar un vehículo público o al caminar por la calle a plena luz del día.
“El temor de la ciudadanía ante la extrema inseguridad que le azota, la lleva a ser menos humanitaria y más desconfiada, inclusive con los mismos de su entorno, la gente permanece encerrada, se rehúsa a brindar ayuda a quien se lo pide en la calle o toca su puerta, se limita a salir de sus casas a ciertas”, expresó.
En tanto, la experta en violencia, Martha Díaz, indicó que están en más riesgos los más vulnerables, aquellos que tienen menos recursos para gestionar su propia protección y tienen menos posibilidades de buscar orientación profesional.
“El estrés generado por la incertidumbre frente a la violencia puede crear o estimular trastornos de ansiedad y depresión, así como trastornos sicosomáticos”, explicó.
Dijo que todo indica que se ha destapado una cantera de insatisfacción y falta de conciencia sobre la consecuencia de las acciones. Esto acompañado de una mayor exposición a los medios desde la infancia, para los que hoy tienen menos de 40 años.
Díaz afirmó que la situación se agrava con la injusticia social, la carencia de valores, de espiritualidad, y de afectividad.
De manera similar piensa el siquiatra Fernando Sánchez Martínez, que considera que en la creciente violencia influyen muchos factores como satisfacer las necesidades; la violencia aprendida en los medios de comunicación social y el sistema judicial en proceso de adaptarse a la sociedad.
Recomendó ante esto superar la injusticia social, cerrar la enorme brecha que separa el pobre y el rico, y, otorgar el 4% a la educación.
El Caribe