Jennifer Lopez vive una de sus mejores etapas profesionales en su extensa trayectoria, aunque el éxito del que disfruta actualmente se debe en parte a la dolorosa experiencia de su divorcio de Marc Anthony.

La cantante reconoce que el fracaso de su matrimonio fue especialmente duro porque afectaba directamente a los dos hijos de la ex pareja, pero pronto se dio cuenta de que la mejor forma de superarlo era cultivar su faceta artística con intensidad.

«La ruptura fue algo devastador para mí, no sólo por el cariño que nos tenemos sino porque también implicaba la desintegración de una familia. Y la familia lo es todo para mí. Me costó adaptarme de nuevo a la rutina, pero no quería desperdiciar mi vida lamentándome y me volqué en el trabajo. No podía pasarme cuatro meses enteros sin salir de la cama», confesó al portal Hollywood Life.

La »Diva del Bronx» finalmente se repuso del impacto de su decepción amorosa y proyectó sus ansias de comerse el mundo en la canción ‘Dance Again’, que se ha convertido en uno de los himnos que mejor representan su fortaleza y su actitud combativa.

Jennifer considera ahora que no merece la pena involucrarse en una relación de pareja perjudicial para la autoestima y que anule los sueños de futuro: «Me dije a mí misma que tenía que convertir la ruptura en algo positivo, no sólo quería sobrevivir tras la separación sino mejorar y convertirme en mejor artista. También me llevó a reflexionar sobre la naturaleza del amor y sobre las cosas que había hecho mal durante mi última relación. Estuve aceptando ciertas situaciones que eran negativas para mi vida, que me limitaban como persona y como artista. Me pregunté si valía la pena estar sumida en una mala relación, traté de buscar una razón», explicó.