El organismo dirigió un “gran esfuerzo humanitario” en este 2012, apoyado por los gobiernos de esta región africana, organizaciones humanitarias, los Comités Nacionales de la propia Unicef, grandes donantes y campañas de recaudación de fondos.
El tratamiento médico ha sido fundamental para la salud de los infantes en África (Foto: Archivo)
Un informe de progresos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) estimó que, durante el año 2012, más de 850 mil niños han recibido tratamiento médico contra la “desnutrición aguda severa” en nueve países de la región africana del Sahel
La cifra fue calculada tomando como referencia los 730 mil niños, menores de cinco años, que habían sido tratados desde enero hasta finales de septiembre.
A finales del año 2011, otro informe de la Unicef advirtió que más de un millón de niños sufriría los síntomas de la desnutrición aguda grave en el Sahel durante el presente año, requiriendo para su integridad y vida una asistencia médica especializada, de la cual regularmente carece.
Por ello, el organismo dirigió un “gran esfuerzo humanitario”, apoyado por los gobiernos de la región, organizaciones humanitarias, agencias de la ONU, los Comités Nacionales de la propia Unicef, grandes donantes y campañas de recaudación de fondos.
En ese sentido, el director general de la Unicef, Manuel Fontaine, destacó que “aunque se evitó una gran catástrofe, no debemos estar complacidos porque todavía hay niños que mueren de causas evitables y la cantidad real de desnutridos podría ser mayor».
La acción humanitaria ha afrontado, durante todo el año, grandes dificultades y obstáculos, como por ejemplo conflictos militares, desplazamientos poblacionales, secuelas de la crisis económica, inundaciones, inseguridad interna, entre otros aspectos; limitando en ocasiones los esfuerzos en favor de esos niños subalimentados.
“Con nuestra experiencia en la región, sabíamos que nos enfrentaríamos a desafíos graves para llegar a todos los niños (…) Los movimientos poblacionales entre estos países siniestrados por hambrunas impidieron llegar mejor o de manera más efectiva a esa infancia en peligro de muerte por inanición”, detalló Fontaine.
El alto funcionario de la Unicef hizo un llamado a la comunidad internacional, para buscar soluciones más dinámicas y lograr que esta población tenga mayor capacidad de resistencia para hacer frente a múltiples impactos que afectan a la región.
“Aunque parece que las lluvias están produciendo mejores cosechas, en la mayor parte de la región las familias pueden tardar hasta dos años en recuperarse de la pérdida de animales y de tener que pagar altos precios por los alimentos durante mucho tiempo”, lamentó.
De igual manera, recordó que no existe vacuna contra la desnutrición infantil, por ser una condición que erosiona de forma permanente la capacidad de absorción de nutrientes, aún cuando hay comida disponible que es considerada apropiada por los adultos.
“En 2012, el enorme esfuerzo realizado supuso que fuéramos capaces de brindar cuidados necesarios a cada niño que pudo llegar a un centro de tratamiento. No obstante, debemos trabajar para que existan unos sistemas más robustos y que los centros de tratamiento reciban cada vez menos niños”, puntualizó.
El Sahel cubre una distancia de cinco mil 400 kilómetros, desde el Océano Atlántico (oeste) hasta el Mar Rojo (este), a través de un cinturón que varía entre varios cientos hasta mil kilómetros de ancho. Cubre total o parcialmente el territorio del norte de Senegal (oeste), el sur de Mauritania, Malí, la parte sur de Argelia, Níger, Chad, el sur de Sudán y Eritrea (este).