Devotos de la virgen de La Altagracia le rinden culto cada año en su santuario
Diversas son las motivaciones de los devotos de La Altagracia para ir a Higüey. (El Caribe )
Desde hace 322 años cientos de devotos de la virgen de La Altagracia acuden a su santuario en Higüey a rendirle tributo. Una tradición heredada de los colonizadores españoles, específicamente de la localidad de Extremadura, donde se conoce el origen de la devoción altagraciana desde el siglo VI.
El fervor por esta virgen ha traspasado el ámbito nacional y miles de fieles vienen al país desde Haití, Puerto Rico, Estados Unidos, España y otros lugares a venerar a Nuestra Señora de La Altagracia. Pese a que los haitianos tienen como patrona a la virgen del Perpetuo Socorro, son cada vez más los nacionales de ese país que adoptan como suya a la Virgen de La Altagracia.
El crecimiento de las devociones hizo que el presidente Joaquín Balaguer, por solicitud de la Iglesia católica, construyera en los años 70 la Basílica de Higüey, un moderno y acogedor santuario considerado monumento nacional, que todos los años recibe a miles de peregrinos, comparado en asistencia solo con el de la virgen de Guadalupe en México.
Las actividades comienzan días antes del 21 de enero y van desde actos puramente religiosos, como eucaristías, hasta un concierto altagraciano con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Promesas y peticiones
A la Basílica de Higüey muchos van a cumplir promesas, pero otros, sobre todo gente con limitaciones físicas, aprovechan la multitud para pedir limosnas y hay quienes van a buscarse unos pesos vendiendo alimentos, algún souvenir, velas y otros elementos propios de la religiosidad. También hay quienes acuden como forma de hacer turismo o de distraerse sin tener devoción por la Virgen.
Es ya una tradición que el presidente de la República asista a la Basílica y participe de una misa en compañía de funcionarios y representantes provinciales. Luego el obispo de la Diócesis ofrece un almuerzo al mandatario y su comitiva.
La devoción a la virgen de la Alta Gracia o Altagracia se remonta al siglo VI en Extremadura, una comunidad autónoma de la región sureste de España. Los hermanos Antonio y Alonso de Trejo, trajeron a América la primera imagen de la Virgen, 10 años después al descubrimiento o encuentro de dos culturas.
En España y República Dominicana el origen de la Virgen tiene historias similares. En ambos lugares se le vincula a la naturaleza, a su aparición en árboles.
En el caso de España, cuenta la leyenda que la Alta Gracia fue hallada en Siruela, provincia Badajoz, por un agricultor, en la rama de un árbol que florecía con mucha frecuencia, y en el lugar se construyó su primer santuario donde los peregrinos hacen sus devociones.
En el país la leyenda da cuenta que un anciano, no conocido en el poblado de Salvaleón, le dio la imagen enrollada a un señor para que se la llevara a una hija suya que se la había pedido y que la había conocido en sueño.
Cuentan que la imagen de la Virgen “se iba de la casa” y aparecía en un árbol de naranjo, lugar donde se construyó lo que hoy se conoce como viejo santuario de Higüey.
La otra historia relata que los hermanos Trejo, que provenían de Plasencia, en Extremadura, se asentaron en Salvaleón de Higüey con la imagen en 1503 y un año más tarde ya había devotos dominicanos de la Virgen.
Algunos investigadores sociales ubican las primeras devociones a la Virgen de la Altagracia en una capilla que existía al lado del hospital Nicolás de Bari, donde hoy está el santuario de La Altagracia en la Zona Colonial y que de ahí fue llevada al actual municipio de Higüey.
Origen de la celebración
La celebración del Día de la Altagracia también tiene su leyenda, como la que relata que en 1690, específicamente el 21 de enero, los españoles derrotaron a los franceses en la batalla de la Sabana Real de Limonade y que por el triunfo es la celebración.
El Gobierno de Horacio Vásquez es el que instituye oficialmente el 21 de enero como Día de la Altagracia ante la solicitud del arzobispo Meriño, que le había sugerido la fecha al Papa, debido a que el 15 de agosto, era la fecha que se celebraba antes y estaba dedicado en el santoral católico al misterio de la Asunción de la Virgen de los Cielos.
La adhesión de los creyentes a la “llena de gracia” ha crecido a través del tiempo, por lo que en 1971 el gobierno del entonces presidente Joaquín Balaguer inauguró la Basílica de Higüey, un santuario de arquitectura moderna hasta donde llevan peregrinos de distintas partes del país, de Haití y Puerto Rico, entre otras, principalmente el 21 de enero, pero también durante la Semana Santa y otras fechas de celebración para la Iglesia Católica.
La devoción haitiana por La Altagracia es tan importante que dentro de las misas pautadas para ese día algunas son celebradas en creole, el dialecto de los haitianos.
Los 322 años de iniciada la devoción altagraciana en la República Dominicana, que se que cumplen el próximo lunes, han afianzado la fe de mucha gente en la protectora espiritual de los dominicanos, que cada año parece ganarle devotos a la Virgen de Las Mercedes, la patrona de todos los dominicanos.
El cumplimiento de promesas es la principal razón del peregrinaje, pues mucha gente va a “cumplir con la Virgen” por favores recibidos durante el año por su la salud del que hace la promesa, de un allegado, por mejoría económica, por la solución de algún problema o por librarlos de alguna mala situación.
Las promesas son un asunto íntimo entre quien hace la ofrenda y la Virgen y van desde llevarle velas y velones, regalar dinero a los limosneros que se instalan en la parte frontal, caminar descalzos, de rodillas, escuchar una misa hincado, vestirse con ropa hechas de saco, costales de rafia o henequén, ayunar o simplemente escuchar la misa del día, entre otros acuerdos íntimos.
Todas las vírgenes simbolizan a María
En el mundo, y principalmente en América Latina hay cientos de vírgenes, pero todas son denominaciones de María, la madre de Jesús.
María es llamada de distintas formas dependiendo del país y las necesidades de la gente. Las vírgenes se veneran, pero no se adoran. Sus devociones surgen por diversas causas por “interceder” ante su hijo por la cura de alguna enfermedad, por proteger a las personas en lugares y momentos difiles y por otras razones.
En América Latina la más popular es la Virgen Morena o de Guadalupe, en México, pero también están Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, de Colombia; la de Coromoto, en Venezuela; la de la Caridad del Cobre en Cuba; Nuestra Señora de Aparecida en Brasil y la Virgen de Schönstat, de Alemania, entre otras denominaciones.