BOGOTÁ. El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, afirmó ayer que la destitución de que fue objeto esta semana «es un mensaje de guerra» de un sector minoritario de la sociedad que no acepta en la política a quienes como él formaron parte de grupos alzados en armas.
«Me están lanzado un mensaje de que hombres que se levantaron en armas pero que escogen el camino del pacto, de la conducción democrática y pacífica, no pueden gobernar en Colombia», dijo Petro a una multitud congregada en la Plaza de Bolívar para expresarle su apoyo.
Según el alcalde, que en su juventud formó parte del grupo guerrillero M-19, la destitución e inhabilitación por 15 años para ejercer cargos públicos, que le impuso el lunes el procurador general, Alejandro Ordóñez, no contribuye a la construcción de la paz que buscan el Gobierno y las FARC en las negociaciones que desde hace más de un año celebran en La Habana.
«No se puede construir la paz excluyendo a la mayoría, excluyendo a las personas diferentes», dijo Petro, quien se presentó como «un hombre que hizo la paz» y dejó las armas gracias a un acuerdo que el M-19 firmó con el Gobierno en los años 90.
Petro es, según sus palabras, «un combatiente que deja las armas y que sigue luchando por sus principios, por sus ideas y la población pobre, la clase media, a través de un voto legítimo, limpio, decide hacerlo alcalde de la mayor ciudad de Colombia».
El alcalde agregó que su destitución es un mensaje de «que no es posible el ascenso pacífico al poder» de quien piensa diferente.
En su opinión, lo que se está discutiendo en el país ya no es su suerte como alcalde «sino si es posible la paz o no, si es posible la democracia o no».
Petro cuestionó que la voluntad del procurador pueda tener más peso que el voto popular de los más de 700.000 ciudadanos que lo eligieron en 2011 para el periodo 2012-2015, y afirmó que quienes lo han destituido «consideran que la democracia es desechable».
El alcalde, que fue destituido por la supuesta mala gestión de una crisis en el sistema de recolección de basuras hace un año, cuando cambió el modelo privado por uno público, dijo que aceptaría la sanción si hubiera sido por robar, pero no por «desprivatizar el servicio público».
Reiteró la denuncia de que en su caso se ha perpetrado «un golpe de Estado» y con eso, «el procurador le está vaciando las competencias al presidente» de la república, Juan Manuel Santos, quien, según dijo, es quien tiene facultades para sacarlo del cargo.
Ordóñez hace eso porque «se quiere tirar la posibilidad de la paz» con las FARC, agregó Petro.
Según dijo, al presidente, que lo invitó a reunirse con él en los próximos días para tratar el caso, «tenemos el derecho de requerirle que actúe pero de acuerdo a la Constitución y a la Ley».
Petro afirmó que a pesar de la campaña en su contra, las manifestaciones populares de apoyo que ha recibido han derrotado el miedo y denunciado al mundo «las ignominias, las arbitrariedades» cometidas con su destitución.
«Ustedes le han enseñado a Colombia entera a no tener más miedo», dijo Petro a la multitud que el oficial Canal Capital calculó en más de 40.000 personas.