En el planeta Tierra, un rayo no cae dos veces en el mismo lugar. Y en el boxeo, una victoria “regalada” no se registra dos veces corridas. La advertencia que da inicio a este análisis podría ser atribuida al estelar boxeador filipino Manny Pacquiao, quien esta noche subirá al cuadrilátero instalado en la arena Grand Garden del emblemático hotel MGM de Las Vegas, estado de Nevada (Estados Unidos), para contender -en pelea de revancha- con el estadounidense Timothy Bradley.
En el combate estará en disputa el cinturón del peso welter que ostenta Bradley y que avala la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
En junio del pasado año Pacquiao -según afirmación de expertos- fue despojado de una “clara victoria” sobre Bradley. Sin embargo, dos de los tres jueces anotaron en sus cartulinas triunfo para Bradley, quien meses después enfrentó al mexicano Juan Manuel Márquez ante quien puso en juego la misma faja welter omebeísta.
¡Y vaya coincidencia!: En este pleito ocurrió lo mismo: Un triunfo cuestionado para Bradley, quien mantiene invicta su foja (31-0). Pero la mayoría de los expertos consideró que “también, en esta reyerta, el estadounidense recibió la protección de dos jueces… entonces volvió a ganar por decisión dividida.
El mismo Bradley, en pelea que protagonizó con el ruso Ruslan Provodnikov, volvió a ser favorecido por dos de los tres oficiales… salió airoso con el mismo resultado: Decisión dividida a su favor, aunque besó la lona en dos ocasiones. Esta fue también una victoria “mostrenca” para el flamante monarca de las 147 libras.
Atrás lo pasado… ¡a pelear!
Pacquiao está consciente de que debe dejar atrás lo pasado y concentrarse en lo que debe ocurrir esta noche. El propio púgil de las Filipinas, ocho veces campeón del mundo, lo ha declarado: “No pienso en lo que ya es historia. Ahora tengo que ser más determinante frente a Bradley para que no haya ninguna duda de mi victoria”.
Por el lado de Bradley ningún experto pronostica que éste va a obtener una victoria antes del límite. Aunque no descartan un triunfo mediante las tarjetas de los jueces, como ha ocurrido la mayoría de las veces. Porque Bradley no tiene una pegada de respeto. “No pega ni sello de correos”, dicen analistas.