LISBOA.- El vicecanciller cubano, Marcelino Medina, pronosticó hoy que el proceso para que su país y EEUU normalicen totalmente sus relaciones demorará previsiblemente «muchísimo tiempo».
En declaraciones a los periodistas tras reunirse en Lisboa con su homólogo portugués, Luís Campos Ferreira, Medina explicó que las actuales negociaciones con la administración de Barack Obama son apenas una primera etapa y están concentradas en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y en la posibilidad de abrir embajadas en las capitales de ambos países.
«Esto es el inicio de una etapa que, una vez se resuelvan estos temas pendientes, llevará en un momento posterior a discutir temas más de fondo, como la necesidad de poner fin al bloqueo, la devolución del territorio ocupado ilegalmente en la base naval de Guantánamo o el cese de las transmisiones radiales y de televisión ilegales», explicó.
Medina precisó que, en principio, no está previsto tratar en la reunión del próximo 21 de mayo en Washington -correspondiente a la cuarta ronda de negociaciones con Cuba- otros asuntos, como el cierre de la base estadounidense de Guantánamo, situada en la isla y que alberga una prisión, tal y como ya había confirmado el Ejecutivo estadounidense.
No obstante, el vicecanciller insistió en que, aunque el diálogo está centrado en las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas, no se puede descartar que otros asuntos se discutan en ese próximo encuentro.
«Los temas más de fondo (…) llevarán tiempo, tomarán muchísimo tiempo, es de prever que sea un proceso prolongado, duradero, en el camino largo hacia una normalización de las relaciones que no podría tener lugar si no se resuelven estos temas pendientes», subrayó.
El deshielo de las relaciones entre los dos países arrancó el pasado 17 de diciembre, cuando tanto el presidente estadounidense, Barack Obama, como el cubano, Raúl Castro, anunciaron un acercamiento diplomático.
Uno de los primeros avances tangibles en este proceso fue la decisión de EEUU, anunciada el pasado abril, de sacar a Cuba de la lista de países que, según Washington, patrocinan el terrorismo.
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