Moscú.-Miles de comunistas rusos defendieron a la momia de Vladímir Lenin con una marcha en la Plaza Roja, justo cuando aumentan los llamamientos a enterrar su cuerpo embalsamado con ocasión del centenario de la Revolución Bolchevique de 1917.
«El entierro del cuerpo de Lenin lo propone gente sin cultura e inteligencia. La generación que instaló el mausoleo no dará su brazo a torcer así como así y yo, como oficial soviético, tampoco lo permitiré», declaró a Efe Timur, militar retirado de 81 años.
Los comunistas aprovecharon el 147 aniversario del nacimiento del fundador de la Unión Soviética para hacerle una ofrenda floral y para defender su permanencia en el mausoleo de mármol en el que yacen sus restos desde 1924.
La cercanía del centenario de la revolución ha exacerbado los ánimos, ya que varios diputados propusieron esta semana en la Duma un proyecto de ley para establecer el lugar y los plazos para el entierro de Lenin.
Aunque los diputados del partido oficialista retiraron su firma en el último momento, los comunistas reaccionaron con ira e incluso publicaron un manifiesto en el que llamaron al Kremlin a condenar la «peligrosa provocación», que tacharon de intento de desestabilizar la situación política en el país, y pidieron garantías de que Lenin no será enterrado.
«Si disparas contra el pasado con una pistola, el futuro te disparará con un cañón», rezaba el documento.
Precisamente, el líder comunista, Guennadi Ziugánov, encabezó esta mañana la marcha, en la que participaron tanto nostálgicos del antiguo régimen como comunistas de nuevo cuño y jóvenes miembros del Komsomol (juventudes comunistas).
«Todas nuestras desgracias comenzaron en 1991, cuando se traicionaron las ideas de (la Revolución de) Octubre con la esperanza de que con la ayuda del Tío Sam (EEUU) construiríamos un nuevo sistema donde todos viviríamos bien», declaró.
Además de flores y banderas comunistas con la hoz y el martillo, los más ancianos portaban retratos de Lenin, algunos de ellos descolgados literalmente de la pared de sus casas.
«Lenin era un genio que defendía la justicia y la igualdad para toda la humanidad. Era un dios sobre la tierra. Dio libertad al pueblo trabajador, cuando antes vivíamos en la miseria. Sus ideas vivieron, viven y vivirán», aseguró a Efe Antonina, una pensionista de 79 años.
Antonina, que sostenía orgullosamente un gran retrato de Lenin frente a la puerta del mausoleo, se mostró dispuesta a defender con su propio cuerpo la momia del dirigente bolchevique de «los enemigos del pueblo».
Lo mismo piensa Viacheslav, quien recuerda haber visitado el mausoleo cuando albergaba tanto la momia de Lenin como la de Stalin, aunque ésta última fue retirada por orden de Nikita Jruschov en 1961.
«Los comunistas nunca permitirán el traslado del cuerpo de Lenin», aseguró convencido.
Mientras, Alexandra, que cumplirá 90 años en diciembre, acudió al acto envuelta en un estandarte de Lenin con el que defendió en 1993 el edificio del Parlamento de los cañonazos ordenados por el entonces presidente ruso, Borís Yeltsin.
Pero no todos son mayores, ya que Yelena, una profesora de 38 años, ha venido con su niño de seis, Kolia, quien asegura que su abuelo le ha contado «quién es el abuelo Lenin», el hombre «que cambió la historia del mundo».
«Lenin era el líder del proletariado», responde otro niño de 11 años, que visitó el mausoleo por primera vez procedente un orfanato en la región de Samara, a 800 kilómetros al este de Moscú.
La nota discordante la ponen unas adolescentes, que creen que Lenin hizo cosas buenas, pero se equivocó al matar a la familia imperial, y abogan por darle cristiana sepultura, ya que creen que la momia «da un poco de asco».
Curiosamente, a los rusos se les sumaron los comunistas chinos y vietnamitas, que se encontraban en la ciudad haciendo turismo y para los que el mausoleo con la momia de Lenin es un lugar de peregrinación obligado.
Según una reciente encuesta, un 63 por ciento de los rusos considera que Lenin tiene que ser enterrado, pero sólo la mitad cree que debe serlo de inmediato.
Y es que, al igual que el presidente ruso, Vladímir Putin, la mayoría cree que su traslado provocaría una división en la sociedad, por lo que es mejor esperar a que los nostálgicos de la URSS sean una minoría residual.
La Iglesia Ortodoxa Rusa considera que Lenin fue un asesino y un terrorista y que su entierro lleva un cuarto de siglo de retraso, pero no tiene prisa, ya que cree que eso «es una cuestión de tiempo».
Lenin no dejó testamento y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, que se opuso a la exposición del cuerpo de su marido, declaró que éste expresó su deseo de descansar junto a su madre y hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.