Brasilia.- La detención del diputado Rodrigo Rocha Loures, un hombre del entorno íntimo del presidente brasileño, Michel Temer, complicó y dejó aún más incierta la situación del mandatario, investigado por supuesta corrupción en la Corte Suprema.
Rocha Loures, uno de los protagonistas del escándalo que mantiene contra las cuerdas a Temer, fue detenido este sábado en Brasilia por la Policía Federal, autorizada por el Supremo en el marco de una investigación contra el mandatario por presunta corrupción.
El diputado, muy cercano a Temer desde hace dos décadas, fue el intermediario de una polémica reunión que el gobernante tuvo en su residencia oficial con el empresario Joesley Batista, del grupo JBS, quien grabó una comprometedora conversación entre ambos.
En audios entregados a la Justicia en el marco de un acuerdo de cooperación, Batista relata ante el silencio y hasta la complacencia de Temer una serie de maniobras que realizaba en tribunales y en el Gobierno para favorecer a JBS e impedir que avancen investigaciones sobre sus actividades.
Además, en un explosivo vídeo filmado por la Policía hace dos meses, cuando ya vigilaba a Rocha Loures, se ve al diputado cuando sale corriendo de una pizzería de Sao Paulo con una maleta que le había entregado un emisario de Batista.
La maleta contenía 500.000 reales (unos 156.000 dólares) que corresponderían a sobornos que pagaba el grupo JBS al entorno de Temer, según confesó Batista a los tribunales.
El empresario agregó que conoció a Temer en 2010 y que desde entonces le paga millonarias comisiones por gestiones que, según la denuncia, hacía desde el poder para favorecer a JBS.
La captura de Rocha Loures fue en parte facilitada por un cambio de ministros que Temer decidió en forma sorpresiva esta semana.
El presidente nombró al frente del Ministerio de Justicia a Torquato Jardim, hasta entonces en la cartera de Transparencia, que fue ofrecida al anterior titular del despacho, Osmar Serraglio.
Sin embargo, Serraglio rechazó el enroque y recuperó su escaño de diputado, que ocupaba como suplente Rocha Loures, quien perdió la inmunidad que ampara a los parlamentarios en ejercicio del cargo.
Fuentes políticas admitieron que existe temor frente a una posible colaboración de Rocha Loures con la justicia, pues podría poner en mayores aprietos a Temer y a su entorno más cercano, formado por ministros y parlamentarios bajo sospecha de corrupción.
Las confesiones de Batista y otros ejecutivos de JBS, empresa que ha pactado un acuerdo de lenidad por el cual aceptó una dura sanción pecuniaria de casi 3.200 millones de dólares, han llevado al Supremo a investigar a Temer por los supuestos delitos de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y asociación ilícita.
También generaron una ola de indignación popular a la que se han subido la oposición y sectores del oficialismo, que se han unido para exigir la renuncia del presidente.
Temer, sin embargo, resiste y así lo reafirmó en entrevistas publicadas por las revistas Veja e Istoé.
«No salgo. No salgo» de la Presidencia, declaró a Veja, en tanto que en la entrevista con Istoé descalificó todas las sospechas en su contra y aseguró que no se «arrepiente de nada».
Sobre los audios entregados a la justicia por Batista, Temer insistió en que fueron «editados» y pidió esperar el resultado de un análisis técnico de la grabación exigido por su defensa.
También fue consultado sobre un eventual arresto de Rocha Loures, que finalmente ocurrió ayer, y acerca de la posibilidad de que éste aceptara cooperar con la justicia.
«Es una persona decente y dudo que delate alguna cosa. Primero, porque si fuera así no sería verdad. Y segundo, porque conociéndolo, creo que es muy difícil que haga alguna cosa así», dijo a Istoé.
De todos modos, su arresto ha agravado la crisis política en torno a Temer, quien además, a partir del martes próximo enfrentará en la justicia electoral un proceso que le puede costar el cargo.
En ese juicio se establecerá si la campaña que Temer compartió en 2014 con la destituida Dilma Rousseff fue financiada con dinero de la corrupción, lo cual pudiera llevar a desalojar al mandatario del poder.