EFE
JERUSALÉN. El presidente palestino, Mahmud Abás, considera que la nueva ley de Jerusalén, que ayer aprobó el Parlamento israelí y que dificulta una hipotética retirada de la parte ocupada, es “una declaración de guerra contra el pueblo palestino y su identidad política y religiosa”.
“Este voto indica claramente que Israel ha declarado oficialmente el final del llamado proceso de paz y que ya ha empezado a imponer políticas de dictado y hechos consumados”, declaró Abás a través de su portavoz oficial.
Esta madrugada, la Knéset (Parlamento de Israel) sacó adelante una enmienda a la Ley Fundamental de Jerusalén por la que cualquier cesión del control israelí de una parte de la ciudad requerirá el apoyo de dos tercios de la cámara.
La nueva norma, que reafirma las posiciones israelíes de considerar Jerusalén como capital “completa y unida”, supone una traba más a las reivindicaciones de los palestinos, que reclaman la zona este como capital de su futuro Estado.
En opinión de Abás, el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, el pasado 6 de diciembre y las decisiones que la Knéset toma al respecto no tienen legitimidad.
“No dejaremos pasar esos planes que son peligrosos para el futuro del mundo y de la región”, advirtió el portavoz presidencial palestino Nabil Abu Rudeinah, quien consideró que “la progresiva escalada israelí para explotar la decisión estadounidense lo destruirá todo”.
Rudeinah alertó de que “el comportamiento incontrolado de Israel está empujando a la región al abismo” y pidió “una acción árabe, islámica e internacional”.
El 14 de enero, el Consejo Central Palestino, que reúne a las distintas facciones y parlamentarios, discutirá “la adopción de todas las medidas necesarias a tomar a nivel nacional para enfrentarse a estos desafíos que amenazan la identidad nacional y religiosa del pueblo palestino”.
Por su parte, Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), condenó ayer también esa legislación israelí.
“Esta ley cambia severamente el statu quo de Jerusalén y crea una exclusividad israelí y judía ilegal y extrajudicial sobre toda Jerusalén, una ciudad cuyo estatus sigue siendo el del ‘corpus separatum’ por la resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas”, señaló Ashrawi.