Desde hace mucho tiempo que ha estado sobre el tapete el poco respeto a la profesión y a la ética de muchos de los que ejercen el oficio de periodista en la República Dominicana.
Y no es para menos. La realidad es que cualquiera sin nisiquiera saber elaborar una nota de prensa se hace llamar periodista y al final termina legitimado por los gremios o asociaciones que dicen defender un ejercicio ético y profesional de una carrera que juega un papel social y político vital para la democracia.
En los últimos días la Asociación de Cronistas de Arte (ACROARTE) envió el contundente mensaje de que la lucha por adecentar el ejercicio del periodismo no ha sido más que una burla, incluso en detrimento de aquellos que tienen décadas en una batalla sin tregua por profesionalizar y dignificar este oficio.
A propósito de los premios Soberanos, ACROARTE acaba de reconocer la trayectoria periodística de toda una figura de la comunicación como Huchi Lora, pero en el paquete incluyó a algunos que nunca han sido periodistas y que mucho menos han escrito ni saben escribir una crónica periodística.
No sé por qué ACROARTE incorpora como miembros a personas que no tienen la menor idea de lo que es el periodismo.
Es un fenómeno que se puede ver en el territorio nacional y en el exterior donde esta institución tiene filiales.
Es una vergüenza lo que hace ACROARTE de ligar mansos y cimarrones en un reconocimiento que parte de un supuesto largo ejercicio del periodismo.
Esa práctica de ACROARTE la convierte en la principal enemiga de la lucha por la profesionalización del periodismo.
Esa visión de ACROARTE le quitó fuerza al reconocimiento a Huchi Lora, porque la mayoría de los escogidos no son periodistas, aunque tomen un micrófono para hacer programas de muy baja calidad, porque no se le puede pedir peras al olmo.
Pero no es sólo por lo que hacen, porque de acuerdo a la ley de colegiación hay muchos periodistas que son analfabetos funcionales, pero tienen esa condición porque llevan décadas en la labor de informar como corresponsales desde los diferentes pueblos del país.
ACROARTE debe cambiar los referentes para escoger a sus miembros para evitar, como pasa ahora, que zapateros, albañiles, plomeros y cantantes, entre otros, le quiten legitimidad y belleza a un reconocimiento a una persona con toda una vida dedicada al ejercicio del periodismo ético y muy profesional.
Ese reconocimiento hecho por ACROARTE profundiza la confusión y cualquierización que hoy reina en la República Dominicana.
Lo penoso de todo es que son verdaderos periodistas los que propician semejante falsedad y la negación de la más mínima lógica para hacer un reconocimiento como profesionales de un oficio que nunca han ejercido y desconocen la técnica para hacerlo.
Que vergüenza!!