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La región enfrente un pronóstico sombrío para el 2024, con previsiones que indican que la región será la de menor crecimiento en comparación con otras economías emergentes, de acuerdo con la columnista de opinión Andrés Oppenheimer en El Nuevo Herald. Citando fuentes como el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Oppenheimer señala una combinación de factores locales y externos detrás de esta situación: “Una de las razones de las bajas expectativas para América Latina es la desaceleración económica de China”, y agrega, “hay otros factores de fondo que frenan el crecimiento latinoamericano, como el populismo crónico de la región y la falta de afán para atraer inversiones”.
En una perspectiva más detallada, el análisis de Oppenheimer señala que el crecimiento de la economía latinoamericana será del 2,3% en el año 2024, un marcado contraste con el 5,6% del sur de Asia o el 4,5% de Asia Pacífico, según cifras del Banco Mundial. Comparativamente, según la CEPAL, la situación es aún más preocupante, pronosticando un crecimiento de apenas un 1,9% para la región, inferior al 2,2% registrado el año pasado. El secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, resume la perspectiva económica en dos palabras: “Ligeramente peor”.
El panorama no es homogéneo en todos los países de la región. Oppenheimer destaca casos específicos, citando a la CEPAL: “Paraguay crecerá casi un 4%, Uruguay un 3,2% y las economías caribeñas crecerán un 8,3% en su conjunto”. Contrastando con Venezuela que, a pesar de pronosticar un crecimiento del 4%, viene de un periodo prolongado de recesión que reduce la relevancia de tal recuperación.
Oppenheimer, reconocido por su trayectoria como periodista y analista político, dirige una mirada crítica hacia las posturas económicas de líderes de la región, sobre todo los de tendencia populista, quienes, según su punto de vista, “se han dedicado a ahuyentar a los inversionistas”.
Asimismo, critica la ausencia de líderes de los países latinoamericanos, como los de México y Brasil, en eventos internacionales clave como la cumbre del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, eventos que él considera “oportunidades de oro para atraer a los inversionistas”. Menciona que “México podría haber aprovechado el foro de Davos” para atraer empresas preocupadas por las tensiones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, la oportunidad fue perdida, ya que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no asistió ni envió representación de su gabinete.
Estos factores de autocomplacencia y falta de acción estratégica son resaltados por Andrés Oppenheimer como contribuyentes al clima de estancamiento económico: “no hay que sorprenderse por los sombríos pronósticos para América Latina. Parte del problema es autoinfligido, y pocos países están haciendo algo para remediarlo”.