Durante la temporada regular del torneo de Lidom se revisaron 155 jugadas, de las cuales 81 fueron confirmadas (52%)
En las últimas semanas se ha registrado una ola de duras críticas, abucheos e insultos en contra de los árbitros dominicanos que actúan en el torneo de béisbol invernal. En un país en el que por lo regular se vive fanatizado por demás (política, religión, deporte), el béisbol no queda exento de ello, y ha seguido la tendencia de sentar en el banquillo de los acusados a los llamados “hombres de ley” del juego.
No sólo se han sumado las vociferaciones en los dugouts y terreno de juego de parte de los jugadores y dirigentes, también los fanáticos e incluso personal de cadenas de transmisión han juzgado su trabajo. “No sirven”, “sus malas aseveraciones nos han costado buenos momentos de partidos” o “simplemente necesitan mejor preparación” se escucha en el estadio y se lee las redes sociales.
Las cuestiones siguen desempolvándose alrededor de qué tan altas son sus tasas de fallas, si necesitan asistencia extranjera o si hay que seguir aumentando el nivel de aprendizaje de la profesión de las reglas. “Le estoy diciendo a mis muchachos que no se concentren en el arbitraje. Algunas decisiones afectan pero no debemos ponerles presión a los árbitros. Hay que mantener la calma y ahora saber cómo discutir”, manifestó Lino Rivera, dirigente de Águilas Cibaeñas.
La estadística de revisión de jugadas de la serie regular arroja que un total de 16 árbitros que accionaron desde el 13 de octubre hasta el 21 de diciembre recibieron 155 llamadas de revisión, de las cuales 81 fueron confirmadas para un 52% y 74 revertidas para un 48%. “Debemos seguir apostando al arbitraje local. El arbitraje debe continuar avanzando, afianzados con los entrenamientos, haciendo depuraciones con el tiempo y captando nuevos talentos”, destacó Vitelio Mejía, presidente de Lidom.
Revisiones desacertadas y acertadas
Domingo Paulino, con cuatro acertadas, y 10 erradas, es el que posee el mayor número de revisiones desacertadas, seguido de Edward Pinales (4-9), Domingo Polanco (8-8) y Félix Leguisamo, quien de las siete requeridas las ha fallado todas. Los mejores resultados lo demostraron en la estación regular, Félix Tejeda (12-5), Juan Díaz (12-5) y Nelson De La Cruz (6-1). “No están todos los árbitros que iniciaron, hay un número determinado de ellos en esta etapa, solo hay siete árbitros asignados al plato. Le medimos el desempeño en el plato, en las bases, jugadas revertidas, equivocaciones, es un primer paso. Pero, tenemos que seguir avanzando”, agregó.
Enfatizó que el nivel de equivocaciones del sistema de arbitraje de este año estuvo por debajo del porcentaje de Grandes Ligas, en la pasada campaña. ¿Regresamos atrás cuando se necesitó de árbitros extranjeros? “No”, respondió el presidente Mejía con contundencia. “No comparto ese criterio. No podemos volver atrás. Ya hemos estructurado un programa de formación de árbitros y ya estamos canalizando un sistema de becas para que nuestros árbitros continúen preparándose”.
Rafael Uribe, supervisor de árbitros, se encarga de evaluar el arbitraje nativo, contabilizar los errores, jugadas controvertidas. Mientras, que Jorge Bauza, quien es técnico en arbitraje para las Grandes Ligas, trabaja en conjunto con los árbitros locales en lo que se refiere a su preparación, hacer los reportes y ejecutar las actualizaciones de las reglas de arbitraje en el país. “Eso es algo natural en cualquier tipo de competencia, los comentarios hacia los árbitros. Sabemos que los fanáticos son aficionados y a veces, el personal de prensa de los equipos, hace comentarios sobre un determinado árbitro cuando a veces no le conviene. A veces usted ve la misma jugada de lado y lado, y solo protestan la de ellos”, agregó Mejía.
Lo que sí es cierto es que la introducción del sistema de repetición de jugadas ha esclarecido las decisiones de los árbitros, y a la vez le ha quitado esa responsabilidad de incidir en un encuentro. “Es una herramienta que nos facilita que las decisiones de arbitraje sean más acertadas. Creo que ha ayudado muchísimo en cuanto a las expulsiones con los dirigentes y a las indiferencias con los árbitros”, dijo Urueta, capataz de los Tigres del Licey.
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