KABUL, Afganistán.— El saldo de víctimas de un ataque talibán contra un restaurante de Kabul al que van extranjeros y afganos de medios ha aumentado a 21, dijeron funcionarios el sábado, el peor acto de violencia contra civiles extranjeros en el país desde el comienzo de la guerra hace casi 13 años.
El jefe de la policía de Kabul, general Mohamad Zahir Zahir, dijo que entre las víctimas hay 13 extranjeros y ocho afganos, en su mayoría civiles. La embajada de Estados Unidos informó que por lo menos dos ciudadanos estadounidenses estaban entre las víctimas pero no ofreció detalles.
Entre los muertos en el atentado contra La Taverna du Liban están el jefe del Fondo Monetario Internacional en Afganistán, tres empleados de la ONU y un miembro de la Misión Policial Europea.
Zahir y funcionarios internacionales dijeron que entre los muertos hay dos británicos, dos canadienses, un danés, un ruso, dos libaneses, un estadounidense de origen somalí y un paquistaní. Por lo menos cuatro personas resultaron heridas y unos ocho afganos, casi todos del personal de la cocina, sobrevivieron.
Entre los fallecidos hay cinco mujeres, cuatro extranjeras y una afgana, dijo Zahir.
Los tres atacantes, un suicida y dos hombres armados, perdieron la vida el viernes por la noche en el atentado contra el restaurante de comida libanesa.
El ataque fue condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU, la OTAN y la Unión Europea.
El talibán se atribuyó la responsabilidad del ataque y dijo que fue en represalia por una operación militar afgana a principios de esta semana contra insurgentes en la provincia oriental de Parwan.
Zabihullah Mujahid, portavoz del talibán, dijo en comunicado enviado por correo electrónico que el ataque fue contra un lugar “donde los invasores se reunían a cenar y a tomar mucho alcohol” y dijo que fue un ataque “admonitorio al enemigo que nunca olvidará”.
Durante la operación el miércoles pasado en la oriental provincia de Parwan, funcionarios afganos dijeron que extremistas del talibán abrieron fuego contra una unidad comando que trataba de capturar a un líder insurgente en su casa.
El talibán ha arreciado una campaña de violencia en meses recientes después que fuerzas extranjeras entregaron el control de la seguridad al ejército y la policía afganos antes de su retirada total programada para finales de 2014.