Periodismo Interpretativo
Atributos del poder
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12 años agoon
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LA REDACCIÓNEn la organicidad que contiene el Poder se advierten diferentes propiedades o atributos que le son inherentes y que lo norman.
El poder es lógico y sus líneas se avienen a un cierto orden matemático implícito.
Pero también es “arbitrario” condición sustancial de la violencia, organizada o no.
Es su característica que ninguna ciencia, ningún oficio, ningún trabajo humano o artificial le sean ajenos o indiferentes.
Es homocéntrico: su núcleo pendular y vital es el hombre con sus capacidades para moverse en su sierpe voladora que deviene poliedro y a la que llamaremos “lo político.”
Es físico y sus columnas enhiestas se cimentan, deben cimentarse, en zapatas flexibles y rígidas, embriagadas y sobrias, lo cual decide su plasticidad y su arte.
Todo arte contiene algo de ambiguo y de contradictorio a fin de hacerse atractivo y demostrativo.
Nunca se dijo nada más cierto: quien expone se expone. Tienes un punto de vista y es imposible que no encuentres a alguien que tenga otro diferente.
Es artificioso y a él acude el efecto de imagen que cual espejismo nacido en la arena, se desteje caprichosamente, inducido por el trabajo del hombre y los efectos del tiempo.
Es tutelar y lo cuidan dragones, cancerberos, escorpiones y monstruos, santos y factores diversos que bendicen sus cimientos para que no deshaga el tejido que lo hace tolerable de vez en cuando.
Es subjetivo y lo ponderan e impugnan los fuegos y los juegos del pensamiento analítico.
Esa, su naturaleza paradójica: (atmosférico se obliga a mudanza, y rígido: le sienta bien la disciplina del oficio), es razón poderosa para que se le exponga a escrutinio permanente.
Un poder sin contestación es como una torta hecha de ladrillos: no puedes mojarlo para que se ablande como justo reclamo, no lo tragas por esas razones poderosas y no te alimenta, ni te aprovecha porque lo forzoso algún día se aviene a lo grotesco y fallido.
Es “paternal” si lo requiere el momento y se muestra “humano” a fin de mantenerse en el territorio axial y encontradizo de lo legítimo.
Un Poder sin legitimidad, esa cuestión blanda y translúcida que apacigua las iras de las amazonas y las arpías, siempre será movedizo y efímero, aunque no lo aparente, aunque se prolongue por mil años en un imposible perdurable y mágico que no ignoraron los faraones del alto Nilo.
Es sexual pues todo lo que hacemos o pretendemos no hacer se expresa en función de la presencia de la mujer en el mundo.
Somos, de la mujer, sus payasos necesarios y, peor aún: “nos hicieron sus esclavos y nos gustan sus cadenas,” como enseña sin veneno la ranchera mexicana que cantó don Pedro.
Es continuo o no existe. No puede sustraerse a su papel primario.
Lo paradójico, lo borroso y lo frívolo no le viene bien a su estado de salud que debe ser robusta no importan las contradicciones que le merezcan a un análisis hecho a saltos, como derivado de un aguacero de verano que al resplandecer el día se evapora en el suelo.
Es “humanista” o deriva en autoritario.
Ambas posibilidades, humanismo y autoritarismo, no pueden conjugarse en un mismo proceso porque chocan trágicamente.
Aquellos factores que sostienen el Poder tienden a desplegarse y a replegarse de acuerdo a quien aproveche mejor las contradicciones que surjan de ese combate.
Entonces, si falla lo primordial, el equilibrio, se llega a la caricatura, a la violencia, a la sangre y al bochorno interno y externo.
Es formal, pomposo, el poder, es dodeaedro, lo mueve un espíritu de espectáculo.
Y es un espectáculo.
Es un espacio espectacular en ocasiones risibles, en ocasiones trágico.
Los mejores actores, bien pagados, esclavos del día a día y de las opiniones ajenas, a los que la multitud llama presidentes, temen o deben temer devotamente el ridículo o el despropósito. No aprender a tiempo es como haber olvidado lo indispensable.
Ese es un riesgo permanente, un “handicap”, un tropiezo doloroso, que puede ocurrir en el camino y que tiene consecuencias. Las experiencias que hay son copiosas.
Es servicio o no sirve para aquello que le dio origen en los penumbrosos momentos de la Historia en que un jefe tribal decidía en la aldea elemental sobre la vida y sobre la muerte.
Es firme pero comprende. Sabe que hay especificidades, que hay un animal de buenas, de “malas” y de peores costumbres llamado el ser humano que deviene poroso, patético, estrepitoso, débil, turbio, adolorido, casi siempre con prisa y a veces, no sin riesgos, rencoroso.
Es como una yegua que montas pero no conoces sus intenciones más íntimas: lo mismo te sube a la cima más alta que te apea con rabia en la primera bajada en que se sabe fuerte.
Periodismo Interpretativo
Los altos niveles de la espiritualidad se constituyen en un dique de contención de la vocación delincuencial.
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7 años agoon
marzo 21, 2018Por Elba García
La sociedad dominicana es amenazada por una descomposición social y ético moral que pone en peligro su integridad en todos los aspectos, principalmente porque el Estado no está en capacidad de preconizar y promover valores, sino anti-valores.
La posibilidad de contrarrestar en mayor medida el fenómeno de la descomposición social y moral descansa, principalmente, en el Estado porque cuenta con las herramientas para imponer un régimen de consecuencia y de hacer la inversión económica requerida para crear las oportunidades de empleos y disminuir la desigualdad, lo cual ataca una de las razones que más genera, por ejemplo, la delincuencia, como lo es la exclusión social.
Sin embargo, frente a la incapacidad del Estado para diseñar políticas públicas que priorice la inversión social, el papel protagónico para enfrentar el fenómeno recae en las organizaciones que trabajan y conectan con la gente, sobre todo en las comunidades más carenciadas del país, donde tiene nacimiento la vocación delincuencial.
El trabajo, por ejemplo, de las iglesias, tanto católica como protestante, juega un papel decisivo en muchos jóvenes para no caer en las garras de las bandas o de la vocación de una conducta al margen de la ley, porque proporcionan fortaleza espiritual que sin dudas se convierte en un dique de contención para impedir que entre a sus vidas una inclinación delincuencial.
Está más que demostrado que aquellas comunidades donde hay una mayor integración a las labores de las iglesias, sobresale una conducta apegada al respeto de la ley y de mejor convivencia social, donde ésta juega un papel importante en la formación que se adquiere a través de estas instancias.
La iglesia católica acaba de comprobar en un estudio que la Sierra es uno de los lugares donde menos delincuencia se produce, pero todo el mundo sabe que esos pueblos tienen un fuerte apegamiento a valores cristianos desde los tiempos coloniales, pese a que los niveles de pobreza y analfabetismo son muy altos, aunque no tan críticos como los de otras zonas del territorio nacional.
Sin embargo, otra razón para que tal vez la delincuencia no haya impactado tanto a los pueblos de la Sierra se debe a las remesas que reciben del exterior, principalmente de los Estados Unidos, lo cual se convierte en una válvula de escape para que no se desarrollo la vocación delincuencial.
Pero la revelación al respecto confirma que se hace más que necesario que el trabajo de las iglesias vaya más allá de los templos y toque el corazón de aquellos jóvenes excluidos y golpeados por el desempleo y el hambre y que en consecuencia no escojan el camino equivocado.
La mejor dosis que pueden recibir los jóvenes desorientados y con el solo camino de la delincuencia, el tráfico y consumo de drogas es la espiritual, la cual necesariamente tiene que estar revestida de un componente profundamente humano.
Esta sería una respuesta que siempre será necesaria y vital para el mejoramiento social, pero hará falta la refundación del Estado que para el restablecimiento de valores también cuente con la fuerza institucional pública y de ese modo incorporar otros elementos importantes como los medios de comunicación y el sistema educativo nacional, a fin de que el esfuerzo sea tan integral como el mal que nos aqueja.
Se impone una gran jornada nacional, pueblos por pueblos, para trabajar por una transformación total de aquel que ve la vida sólo desde la perspectiva del dinero, pero que ojalá se puedan incorporarse recursos a través del Estado para además crear empleos y mejorar las condiciones de vida de la gente.
Sólo de esa manera podría producirse una verdadera transformación social y convertir a la República Dominicana en una sociedad más habitable y humana, donde la delincuencia y la degeneración sea un fenómeno aislado y no general como pasa actualmente.
Periodismo Interpretativo
Será la frontera la excepción en corrupción en la República Dominicana?
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7 años agoon
marzo 7, 2018Por Elba García
La emigración haitiana, con implicaciones socio-económicas como prácticamente todas en el mundo de hoy, continuará aunque el Gobierno haya anunciado una serie de medidas en la frontera para evitar la entrada ilegal desde el vecino país.
La llegada masiva de haitianos ha creado una verdadera alarma nacional, sobre todo porque en opinión de muchos esta inmigración implica un aumento de la delincuencia y la promoción de una serie de enfermedades que son consustanciales a la pobreza y que afectan a pueblos como el haitiano.
El presidente de la República anunció un aumento de los militares que vigilan la zona fronteriza e incluso la medida habla de la incorporación de drones para monitoreal al haitiano hambriento que tiene como norte establecerse en el país.
La migración haitiana tiene un componente que forma parte de una cultura como la corrupción, ya que la entrada de éstos está determinada porque hay de por medio el pago de un peaje a los responsables de vigilar la frontera.
El hecho de que haya un elemento prácticamente cultural en el pueblo dominicano que motiva esa inmigración haitiana, permite colegir que es un problema no tan fácil, aunque no imposible, de detener.
Lo primero que habría que analizar es si el presidente de la República Dominicana, licenciado Danilo Medina, tiene moral para exigirles a sus subalternos lo que él y su Gobierno no pueden dar.
La pregunta que se impone es si podrán los militares de la frontera parar el cobro del peaje a los haitianos ilegales si quien se lo pide anda en lo mismo en otras instancias de la administración pública?
Realmente tiene moral un presidente involucrado en el caso Odebrecht y en otros escándalos para pedir que la frontera y los encargados de vigilarla sean éticos y decentes?
Podría el Gobierno pedir un cambio en la actitud de los militares que cuidan la frontera, mientras el presidente nombra como cónsul a un traficante con haitianos ilegales?
Se trata de un mensaje dual, porque con palabras se expresa preocupación por el fenómeno, pero con los hechos se promueve.
Es una doble moral que su fin no será otro que el fracaso.
El otro elemento es que la inmigración, incluida la haitiana, está motivada en el hambre y la pobreza y no hay muro que la detenga, no importa que sea físico, institucional o de cualquier otra índole.
Mientras los funcionarios hacen fiesta con los recursos públicos, los militares de la frontera harán lo mismo para permitir la entrada no sólo de haitianos ilegales, sino de todo lo demás, como drogas y el contrabando de mercancías.
Que nadie se llame a engaños con las palabras huecas del presidente Danilo Medina, experto en la simulación y la mentira.
Periodismo Interpretativo
Líderes de las izquierdas que usan como herramienta las armas de la derecha.
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7 años agoon
enero 30, 2018Por Elba García
Son varios los líderes latinoamericanos que luego de llegar al poder se convirtieron en híbridos, porque a pesar de que se vendían como una cosa en realidad eran otra.
El mejor ejemplo es Ignacio Lula da Silva, quien cuenta con dos condenas judiciales y está al borde de terminar en la cárcel por corrupción como consecuencia de aliarse a la derecha y promover un neoliberalismo desde el poder que no encajaba con su proyecto político original.
Lula da Silva fue rechazado por el ala más radical de su Partido de los Trabajadores (PT), ya que ese sector no le perdonaba su coqueteo con grupos económicos que apoyan su crecimiento en la corrupción y en las malas artes para depredar patrimonios públicos.
El proyecto político de Lula da Silva a pesar de sus logros en el gobierno, porque sin dudas los hubo, se desnaturalizó a tal punto que hoy éste es un ejemplo a tomar en cuenta como protagonista de una corrupción que lo marcó para siempre y que le quita moral para criticar el flagelo que ha sumergido en la miseria a los pueblos latinoamericanos, como lo es la corrupción administrativa.
Sin embargo, las izquierdas latinoamericanas se resisten a ver los pecados de uno de los suyos y en cambio recurren a la acusación de que se trata de una persecución de la derecha.
Lula da Silva sólo depende para hacer su entrada a la cárcel de solicitar la no ejecución de la sentencia mediante una figura que consiste en una explicación de la misma y de interponer un recurso de amparo ante la Suprema, cuyos especialistas observan muy pocas posibilidades de éxitos del otrora obrero metalúrgico.
Ese triste cuadro no exclusivo de la izquierda brasileña, sino que igual descrédito se ha producido con la de El Salvador, donde el primer presidente de izquierda, Mauricio Funes, está en el exilio por acusaciones de la comisión de actos de corrupción mediante la apropiación de recursos públicos, igualándose a ex presidentes de la derecha como Francisco Flores y Elías Antonio Saca.
Lo propio ha ocurrido en el izquierdista Alianza País de Ecuador de Rafael Correa y del actual presidente Lenín Moreno, ya que por lo menos este último se ha aliado a la derecha para promover las ideas neoliberales que preconizan los grupos económicos.
Otros líderes que llegaron al poder a través de un partido de izquierda, como el de la Liberación Dominicana, que han sido promotores y defensores del neoliberalismo son Leonel Fernández y Danilo Medina, cuyos gobiernos están muy manchados por la corrupción y son abiertamente neoliberales, pasando en la práctica de la izquierda a la derecha, tanto así que su perfil es más conservador que el más radical de esta corriente.
El cuadro que presentan las izquierdas latinoamericanas es definitivamente desconcertante.
Tanto es así, que el propio gobierno chavista aunque promovía y practicaba el anti-neoliberalismo nunca ha tenido una crítica en contra de un híbrido y camaleón como Leonel Fernández, que sabía presentarse como un no alineado en una cumbre en Cuba y luego aterrizaba en Washington como un defensor del neoliberalismo y la derecha internacional.
Todo este panorama ha erosionado la credibilidad de las izquierdas latinoamericanas, cuyas consecuencias no han sido peores porque algunos pueblos están gravemente enfermos fruto de la promoción de una serie de anti-valores que han dejado como secuela el corrompimiento de la gente, que le da más valor a un peso que al aspecto humano de la vida, lo cual se traduce en un problema político porque hemos pasado de una política ideológica a una clientelar y asistencialista.
Las izquierdas ahora no tienen como justificarse, porque además la gran mayoría de los llamados partidos alternativos, que siempre son más de izquierda que derecha, están seriamente comprometidos con la micro-corrupción promovida por la derecha, por lo menos en lo que tiene que ver con la República Dominicana