Luego de cancelar a última hora su actuación en 2017 por estar embarazada, la cantante Beyoncé sorprendió a cientos de fanáticos durante el Festival de Coachella, al cual fue invitado su pareja Jay-Z y donde se reencontró con sus excompañeras de Destiny’s Child.
Pasadas las once de la noche, y con el lugar lleno de asistentes que esperaban por verla, apareció Beyoncé vestida de diosa egipcia y desfilando ante sus bailarines y un gran grupo de vientos y percusión, al estilo de las bandas universitarias de Estados Unidos.
Con una impactante actuación sobre el escenario y un espectáculo más propio de una gira en solitario que de una parada en un festival, Beyoncé arrancó por todo lo alto soltando de primeras “Crazy in Love”, “Formation” y “Sorry”.
Combinando R&B, rap, soul, rock y todo lo que se le pusiera al alcance, el de Beyoncé fue también un concierto de feminismo, sexualidad y reivindicación afroamericana.
“Gracias por dejarme ser la primera mujer negra en ser cabeza de cartel en Coachella”, dijo la artista en una actuación sin descanso que enlazaba canciones con coreografías milimétricas, fragmentos teatrales y recursos visuales de todo tipo.
Todos al escenario
Tras el aire latino y tropical de “Mi Gente” y “Hold Up”, Beyoncé invitó a su esposo Jay-Z para “Déjà Vu” antes de que se materializara el esperado reencuentro de Destiny’s Child e interpretaran juntas canciones como “Say My Name”.
“¿Tenemos alguna mujer soltera aquí?”, gritó Beyoncé segundos antes de cantar “Single Ladies” y cerrar su concierto de casi dos horas entre fuegos artificiales con “Love on Top”.
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