Londres.-El ex primer ministro laborista británico Tony Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EEUU, George Bush, apoyo incondicional para invadir Irak, según reveló hoy el informe de John Chilcot sobre ese conflicto.
«Estaré contigo pase lo que pase», escribió Blair a Bush el 28 de julio de ese año, ocho meses antes de que el 20 de marzo de 2003 empezara la guerra contra el país árabe.
Aunque Blair ofreció su respaldo en esa fecha, el informe descarta que hubiera «un pacto de sangre» entre Bush y Blair forjado en abril de 2002, cuando el exmandatario británico visitó a su socio por primera vez en su rancho de Crawford, en Texas.
El exalto funcionario británico John Chilcot presentó su esperado informe sobre la preparación y las consecuencias de la guerra de Irak, siete años después de que le fuera encargado.
Entre otros documentos, ha difundido las 29 cartas y notas que se intercambiaron entre 2001 y 2007 Bush y Blair, que acabaron formando una coalición militar, junto con España, para atacar Irak y derrocar al entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.
En el memorando donde le ofrece apoyo incondicional, Blair recomienda al expresidente republicano conseguir una resolución de las Naciones Unidas autorizando la acción armada, lo que finalmente no consiguió.
«Estaré contigo pase lo que pase -dice el ex primer ministro-. Pero este es el momento de evaluar directamente las dificultades. La planificación y la estrategia de todo esto son difíciles. Esto no es Kosovo. Esto no es Afganistán. Ni siquiera es la Guerra del Golfo».
En ese documento, Blair, que gobernó entre 1997 y 2007, admite que no está seguro de poder conseguir respaldo en el Reino Unido para el plan de Bush de atacar a Hussein por cualquier medio, ni siquiera en su propio Gobierno.
«Si ganamos rápido, todo el mundo será nuestro amigo. Si no ganamos y no se han implicado antes, empezarán las recriminaciones», alerta el dirigente británico a su colega estadounidense.
«La opinión pública en Estados Unidos está simplemente en otro planeta respecto a la opinión pública en Europa o en el mundo árabe», prosigue Blair.
«Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros», concluye.