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Inglaterra.-El primer ministro británico Boris Johnson anunció el lunes la derogación de las últimas restricciones contra el COVID-19 en Inglaterra, incluyendo el requisito de que las personas infectadas se aíslen, aunque reconoció la posibilidad de que aparezcan nuevas y más mortíferas variantes del coronavirus.
En su intervención en la Cámara de los Comunes, Johnson dijo que el país estaba “pasando de las restricciones gubernamentales a la responsabilidad personal” como parte de un plan para abordar el COVID-19 de la misma forma que otras enfermedades contagiosas como la influenza.
Señaló que esto marcaba el fin de “dos de los años más oscuros y sombríos de nuestra historia en tiempos de paz”.
“Hoy no es el día en que podemos declarar la victoria sobre el COVID, porque este virus no va a desaparecer”, dijo Johnson en una conferencia de prensa televisada. “Pero es el día en que todos los esfuerzos de los últimos dos años nos han permitido finalmente protegernos y al mismo tiempo restaurar nuestras libertades en su totalidad”.
Johnson confirmó que la obligación de aislarse para quienes tengan la enfermedad terminará a partir del jueves, y que cesará el rastreo de rutina de los contactos de personas contagiadas. Se le seguirá recomendando a la población quedarse en casa si se enferma, pero ya no recibirá un respaldo financiero adicional.
El anuncio del lunes sólo se aplica a Inglaterra, donde viven 56 de los 67 millones de habitantes de Gran Bretaña. Así, Inglaterra quedará con menos restricciones que la mayoría de los países europeos, a excepción de Dinamarca.
Además, a partir del 1 de abril, las pruebas PCR de laboratorio para detectar el coronavirus estarán disponibles gratis sólo a los ancianos y a las personas con problemas del sistema inmunitario. El gobierno también dejará de ofrecerle al público pruebas rápidas gratuitas, aunque sí podrán adquirirse.
De todas formas, las autoridades enfatizaron que la pandemia no ha acabado y que el virus todavía podría dar sorpresas desagradables. Johnson dijo que los científicos están “seguros de que habrá nuevas variantes y es muy posible que serán peores que ómicron”, la cepa que predomina actualmente.
El premier también indicó que el hecho de que la reina Isabel II diera positivo al COVID-19 es un recordatorio de que este virus sigue extendido. El Palacio de Buckingham dijo que la monarca de 95 años tiene síntomas moderados similares a los de la gripe.
El plan gubernamental prevé mantener el virus bajo control con vacunas y tratamientos. A todas las personas de 75 años o más se les ofrecerá una cuarta inyección, así como a las de 12 o más que tengan problemas de salud que las hagan vulnerables a enfermar de gravedad.
Algunos científicos indicaron que retirar todas las restricciones es una medida riesgosa que podría traer consigo un incremento en las infecciones y debilitar las defensas del país ante variantes futuras más virulentas.
El gobierno insistió en que mantendrá un sólido sistema de vigilancia, incluida la Encuesta de Infecciones realizada por la Oficina de Estadísticas Nacionales, que es considerada invaluable porque les hace pruebas diagnósticas a las personas tengan o no síntomas. También indicó que mantendría la capacidad de incrementar las pruebas si fuera necesario.
Chris Whitty, director médico de Inglaterra, dijo que la incidencia del virus seguía siendo “muy alta”, por lo que pidió a la gente autoaislarse si tenía COVID-19.
“La gente debería todavía, si tienen COVID, tratar de evitar que otras personas se contagien, y eso significa autoaislarse”, declaró.
Por su parte, el líder del Partido Laborista de la oposición, Keir Starmer, afirmó que el enfoque “mal concebido” del gobierno dejará vulnerable a Gran Bretaña.
″‘La ignorancia es felicidad’ no es una estrategia responsable ante un virus mortal”, dijo Starmer.