El río Ozama continuaba ayer en las casas en barrios marginados.
En estado de calamidad pública quedaron los barrios La Barquita, La Lata y La Lechuga, en Santo Domingo Este, así como Los Coordinadores y Las Cucarachas, en Santo Domingo Norte, donde a cuatro días de las intensas lluvias todavía cientos de viviendas permanecen inundadas o llenas de lodo y con trastos dañados. Oras fueron destruidas por el río Ozama.
En La Barquita, La Lata y La Lechuga, más de 800 viviendas seguían ayer bajo las aguas del Ozama y más de 500 estaban repletas de lodo, en tanto que sus habitantes se refugian en capillas y en lonas improvisadas en los lugares de mayor altura.
La queja generalizada es la poca ayuda de las autoridades, ya que ni siquiera el alcalde del municipio, Juan de los Santos, se ha dejado ver por los damnificados.
Recuerdan a la senadora de la provincia, Cristina Lizardo, que cobra un peso por cada habitante, por lo que es hora de que devuelva algo a la comunidad, ahora que se encuentran en estado de calamidad.
Ayer, Gladys Sánchez trataba de limpiar su casa en La Barquita, pero los ajuares estaban dañados, y todavía el agua del Ozama permanecía dentro, a pesar de cuatro días de sol.
En la misma situación se encontraban decenas de familias que trataban de asear sus hogares, pero con la misma agua contaminada del río, porque todavía no llega el agua por las tuberías, con lo que se exponen a enfermedades.
En la capilla San José, entrada de La Barquita, 139 familias hacían malabares para sobrevivir. Niños y adultos juntos en un mismo espacio, donde la falta de agua es el mayor problema, por lo que Eridania Rosario, presidenta de la Junta de Vecinos Agustina Berberé alzó la voz de alerta a las autoridades para que bajen al lugar antes de que sea demasiado tarde.
Rafael Holguín, también dirigente de la comunidad, advirtió sobre el peligro de la oscuridad, con tantos niños y niñas amontados en refugios junto a hombres y mujeres, que muchas veces ni se conocen.
Mientras Nicolás Benavide, de la Junta de Vecinos La Milagrosa, salió por encima del lodo para llamar la atención por la ausencia de las autoridades. Solo los Comedores Económicos y la Comisión Presidencial Para el Desarrollo Barrial han ido con alimentos, agua y lonas para guarecer a los damnificados. Diomaris Santana está como encargada del refugio en la capilla San Pablo, en el barrio Vietnam, de Los Mina. No ha podido entrar a su casa en La Lata, pues todavía el río está dentro y solo se puede llegar a nado. Narra que ya algunas enfermedades rondan en el local donde se alojan 31 familias de La Lata, donde la mayoría decidió refugiarse bajo lona.
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Perico en la estaca
Al otro lado del Ozama, los moradores de La Barquita-Sabana Perdida, Los Coordinadores y Las Cucarachas siguen en desbandada luego de que el río entrara y todavía ayer seguía en las casas. Beatriz Matos aprovechó para lamentar que los 128 apartamentos que inauguró el presidente Leonel Fernández poco antes de terminar su gestión fueron repartidos entre los políticos, dejándolos “como perico en la estaca”. HOY