Cámara de Diputados usada como tribuna de elogios y para calificar de honorables a capos de drogas prófugos.

Durante este martes la Cámara de Diputados se convirtió en el escenario para que muchas cosas quedaran claras en lo referente a la tolerancia de instancias tan importantes del Estado como el lugar donde se aprueban las leyes que sirven de control a la sociedad con el que se mueve en el bajo mundo.

El homenaje a los personajes de la narcopolítica comenzó con discursos de dos diputados imputados por el Ministerio Público de tener vínculos con la red de narcotráfico más grande que haya conocido el país hasta el momento.

Nelson Feliz Féliz y Nelson Marmolejos pronunciaron dos emotivos discursos para mostrar lo que ellos definen como dos vidas desarrolladas en medio de la precariedad económica, pero al propio tiempo para definir a los cabecillas de la red de narcotráfico como personas honorables y sin ninguna tacha.

Lo peor del asunto es como se recibió el discurso de estos dos diputados con un cerrado aplauso de sus colegas legisladores, algunos de los cuales definieron a estos supuestos vinculados con el crimen organizado como personas víctimas del Ministerio Público.

Esta sesión de la Cámara de Diputados le puso la tapa al pomo, porque dejó claro que la inversión de los narcos en órganos tan importantes del Estado ha surtido su efecto, porque este hemiciclo ahora es una tribuna para que los miembros de la misma se dediquen a pontificar a favor de los que llenan de drogas el país.

La sesión de  este martes envió un mensaje tenebroso de lo que ocurre con la sociedad dominicana, donde el bajo mundo parece tener mucha más influencia de la que cualquiera se pueda imaginar.

Era prácticamente imposible pensar en la utilización de un escenario como la Cámara de Diputados para defender el crimen organizado en el momento en que  los organismos de seguridad del Estado advierten del peligro que representan los narcos que aún están prófugos, pero que al propio tiempo los miembros del hemiciclo se dedican a elogiarlos, porque sin bien fueron dos los discursos, lo cierto es que el apoyo que recibieron de sus colegas fue casi unánime.

La intervención y el silencio de otros diputados que no son los imputados no dejó dudas de que quien parece estar mal es el Ministerio Público y no los que dañan a la sociedad con la venta de drogas, lo cual envía un mensaje del camino equivocado que toma la sociedad dominicana.

Con lo ocurrido anoche se puede colegir que el país no está muy lejos de que las instancias públicas sean los principales instrumentos para la defensa del que se dedica a negocios del crimen organizado.

Fue impresionante ver como un legislador se atreve a calificar de familia honorable a los miembros de una red de narcotráfico que son perseguidos por organismos antinarcóticos del país y de los Estados Unidos y que sus colegas de los diferentes partidos toleren semejante desvergüenza.

A partir del apoyo recibido por los imputados de sus colegas en la Cámara de Diputados se puede establecer que penosamente hay que admitir que el Congreso Nacional responde ya más a los intereses del bajo mundo que a los que se supone que deben representar estos funcionarios electos.

El problema tiene un impacto muy fuerte en el sistema de partidos, porque esos diputados todos son escogidos a través de diferentes organizaciones que hoy son un instrumento de la principal distorsión que sufre el Estado y en consecuencia toda la sociedad.