El Congreso estadounidense comenzó ayer un proceso de reformación para enfrentar los casos internos de acoso sexual, tras la aparición de múltiples acusaciones lanzadas por mujeres contra legisladores en ejercicio.
Los congresistas, que volvieron al trabajo luego del feriado de Acción de Gracias, votarán el miércoles en la Cámara de Representantes para obligar a todos sus miembros y colaboradores a hacer una formación antiacoso, que actualmente es optativa.
Los líderes del Congreso están presionados para reaccionar rápidamente a la avalancha de casos en curso.
El senador demócrata Al Franken está siendo investigado por el Comité de Ética por su presunta conducta inapropiada y besar a una mujer sin su consentimiento. El legislador demócrata John Conyers, icónico defensor de los derechos civiles, ha sido acusado de acoso.
Paralelamente, el presidente Donald Trump apoya contra viento y marea al exmagistrado ultraconservador Roy Moore, candidato al Senado por Alabama, quien ha sido señalado de haber acosado sexualmente a menores hace décadas.
Ante este panorama, varios legisladores liderados por la demócrata Jackie Speier y la republicana Barbara Comstock quieren reformar una ley de 1995 sobre la manera en que las víctimas de abusos en el Congreso pueden ser reparadas.
Esta ley fue aprobada en menos de dos semanas en enero de 1995, a un voto de la unanimidad. Pero los procedimientos adoptados entonces son considerados hoy en día obsoletos y no favorables a los demandantes.
Las nuevas medidas propuestas permitirían acelerar el proceso interno luego de una denuncia, ya que actualmente las víctimas son obligadas a pasar en una primera etapa por una mediación.
Por otro lado se propone crear la función de abogado para las víctimas y que la cláusula de confidencialidad deje de ser obligatoria. Las indemnizaciones correrían a cargo del demandado, a diferencia de lo que ocurre ahora, que pagan los contribuyentes.
Además, la lista y el monto de las indemnizaciones deberá ser publicada anualmente, según el proyecto.
– Roy Moore persiste –
«El sistema impuesto en 1995 protege al acosador», señaló Speier a la cadena ABC el domingo. «Una víctima me dijo que el proceso es casi peor que el propio acoso».
Ningún partido escapa a las acusaciones de acoso sexual, como lo muestra el caso de Conyers. El legislador de Detroit, de 88 años, es una leyenda en el Congreso y niega las acusaciones, pero su oficina reconoció haber pagado 27.000 dólares a una excolaboradora que afirma que fue despedida porque no aceptó sus propuestas sexuales.
Criticada por una reacción inicial considerada demasiado indulgente, la jefa de la bancada demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, terminó por declarar que los logros de un congresista, por importantes que sean, no dan permiso para acosar.
Sin embargo pidió su dimisión y Conyers está decidido a defenderse.
Los jefes demócratas buscan explotar el caso de Roy Moore para mostrar a los electores cuál es el partido que realmente defiende a las mujeres.
Al mismo tiempo apuntan a Trump quien, al defenderle, adopta la línea del candidato, que trata de mentirosas a las mujeres que lo acusan.
El mandatario usó la misma estrategia el año pasado cuando una decena de mujeres le denunciaron públicamente por acoso.
Gran parte del Partido Republicano ha cortado los lazos con Moore, pero teme que resulte electo el 12 de diciembre en la elección parcial para el Senado por Alabama.
Varios miembros de la mayoría parecen creer que sería mejor perder la banca republicana y que la ocupe el candidato demócrata Doug Jones, antes de que Moore se una a sus filas.
«Quiero estar del buen lado de la historia en este caso», declaró a la cadena ABC el senador por Carolina del Sur, Tim Scott.
El ocupante de la Casa Blanca mira las cosas a más corto plazo: necesita el máximo de senadores republicanos para lograr que su reforma fiscal sea aprobada antes de fin de año.
La actual mayoría en el Senado es de 52 votos sobre 100. Trump ya advirtió que su partido no puede permitirse perder un escaño.
El diario The Washington Post afirmó el lunes que una mujer trató de engañarle para publicar una historia falsa para desacreditar su investigación sobre la conducta sexual de Moore.
La ola de denuncias públicas de acoso y agresión sexual comenzó con la caída del productor de Hollywood Harvey Weinstein, acusado por más de 70 mujeres. Actores como Kevin Spacey, Jeffrey Tambor y Louis C.K corrieron la misma suerte.