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Crimen de lesa humanidad constituye monopolio de compra de vacunas contra el coronavirus.
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Por Elba García
Las preocupaciones son muchas en torno a la compra de las diferentes vacunas creadas por grandes farmacéuticas para combatir la agresividad en el contagio del patógeno que ya lleva millones de muertos en todo el planeta.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que ya se han aplicado unas setenta millones de dosis en todo el mundo, pero que de ellas sólo han llegado al continente Africano unas veinte mil, lo que evidencia la desigualdad y lo deshumano del proceso de adquisición de las mismas.
El tema al respecto es tan preocupante que Atonio Gutierres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha advertido de la poca solidaridad frente al Covid-19 de los Estados Unidos y los países miembros de la Unión Europea, cuya compra de la vacuna supera incluso a sus poblaciones.
La política de compra de vacunas sin pensar en los países con economías más débiles es tan injusta que ya naciones como los Estados Unidos han comprado dosis que supera muchas veces sus poblaciones, mientras las naciones pobres han tenido con conformarse con la adquisición de pequeñas cantidades que nunca se igualan, aunque naturalmente hay que tomar en cuenta que las diferencias poblacionales son muy significativas.
La desigualdad en el tratamiento de los países ricos y los pobres tiene un impacto en términos de letalidad y del deterioro progresivo de la economía y cuya solución sólo descansa en las diferentes vacunas que ya se ofertan en el mercado.
En lo que respecta al país se proyecta que la recepción masiva de las diferentes vacunas contratadas todavía se tardará meses para entonces iniciar el proceso de aplicación que también durará mucho tiempo, lo cual es una amenaza muy peligrosa para la vida de su gente y de igual modo para su economía.
Hay una diversidad de cuestionantes a los contratos firmados por el Estado dominicano con las farmacéuticas fabricantes de las vacunas, los cuales tienen una serie de cláusulas de confidencialidad que se convierten en un manejo privilegiado y garante de los intereses de estas multinacionales frente a los efectos secundarios que generan las mismas y de las fechas de entrega.
Por las presiones de la Unión Europea a las farmacéuticas se puede colegir que si estas empresas fallan a sus principales compradores, pues será peor lo ocurrirá con los países del tercer mundo, como por ejemplo la República Dominicana.
En virtud de todo lo que ocurre alrededor de los fabricantes de las vacunas en países como la República Dominicana las dosis llegarán en meses y montar la logística para su aplicación podría tomar un espacio de tiempo también largo, lo cual, como se planteó más arriba, tendrá un alto costo en vidas humanas y en el deterioro de la economía, que impactaría negativamente a la población.