Los tres puntos que precisó son el riesgo financiero, la falta de cooperación internacional y, sobre todo, la persistencia de desigualdades, que no sólo no se reducen, sino que incluso en algunos ámbitos no dejan de crecer
Davos (Suiza), 26 ene (EFE).- La presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y los gobernadores de los bancos centrales de Inglaterra, Mark Carney, y Japón, Haruhiko Kuroda, dibujaron hoy un momento “dulce” para la economía global, aunque alertaron del fracaso en la lucha contra las desigualdades.
Durante la presentación en el Foro Económico Mundial de la localidad suiza de Davos de las perspectivas para la economía global en 2018, Lagarde afirmó que la economía mundial vive un momento “dulce”, en gran medida por las políticas monetarias de los bancos centrales.
El resto de participantes en la sesión, los gobernadores de los bancos centrales de Inglaterra y Japón y también la jefa de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, y la consejera delegada de JP Morgan, Mary Callahan, coincidió en señalar las buenas perspectivas para la economía global en 2018.
En particular, Lagarde y Callahan alabaron el éxito de las medidas de estímulo puestas en marcha por los bancos centrales, que en el caso del Banco Central Europeo (BCE), cuyo presidente, Mario Draghi, no acudió este año a Davos, se van a mantener más allá de septiembre, cuando estaba previsto que concluyeran.
Mary Callahan, con efusividad, agradeció “muy sinceramente los once billones de dólares que han vuelto al sistema” como consecuencia de las políticas monetarias expansivas, que han permitido que inversores “como nosotros, pero en nombre de pequeños accionistas o pensionistas”, realicen esas inversiones.
El esfuerzo llevado a cabo por estos organismos se ha notado y se sigue notando, un elemento inédito porque “nunca hasta ahora habían actuado de forma coordinada”, según los ponentes.
Alrededor de 120 países del mundo esperan un fuerte crecimiento en 2018, debido a “la recuperación cíclica y a las buenas políticas monetarias y fiscales”, indicó Lagarde, quien se refirió también a los riesgos que ponen en peligro la recuperación económica, un hecho en todo el mundo “salvo, quizás, en el África subsahariana”.
Los tres puntos que precisó son el riesgo financiero, la falta de cooperación internacional y, sobre todo, la persistencia de desigualdades, que no sólo no se reducen, sino que incluso en algunos ámbitos no dejan de crecer.
Además del desempleo juvenil, Lagarde habló del envejecimiento de la población y el menor volumen de inversiones en infraestructuras.
Los gobernadores de los bancos centrales de Inglaterra y Japón agradecieron los comentarios de Lagarde y reconocieron que en sus países los números son positivos.
Kuroda explicó cómo Japón, que vivió décadas de deflación, atraviesa su segunda mejor racha desde la II Guerra Mundial, y no percibe riesgos importantes, aparte de la aparición de conflictos geopolíticos, que también mencionó Lagarde.
En el caso del país asiático, añadió, existe un riesgo demográfico por el envejecimiento de la población y, en lo que respecta a la inflación, consideró que está tan estable por el comercio digital.
No obstante, los precios y los salarios “están empezando a subir en Japón”, manifestó, y las expectativas de inflación, “que han sido tan débiles, ahora empiezan a subir tímidamente”.
El británico Carney alabó la naturaleza de la recuperación, “sólida” y saneada en el Reino Unido y también en otros países, como Estados Unidos, donde los salarios se recuperan al tiempo que sube la productividad.
En el otro extremo del mundo, Hong Kong, “un sistema económico mixto, pues depende de China” la situación es excelente, resaltó Carrie Lam, quien destacó que el 60 % del PIB mundial procede de Asia.
Lam alertó del peligro de que se desencadenen guerras comerciales y aclaró que China sigue siendo una economía “en desarrollo y su relaciones comerciales con el resto del mundo deben ser más equitativas”. EFE