SANTO DOMINGO. Donde hace siglos la gente se reunía en silencio a reflexionar y ponerse en contacto con Dios, ahora es un punto de encuentro pagano al que asisten cientos de personas a compartir y disfrutar de buena música en un ambiente familiar.
Se trata del recodo formado por las calles Hostos y Emiliano Tejera, en la Ciudad Colonial, frente al templo de las Ruinas de San Francisco, donde el Grupo Bonyé ofrece gratuitamente un concierto de buena música con el auspicio del Ministerio de Turismo.
En la pendiente calle, dominicanos y extranjeros se reúnen para bailar ritmos como salsas viejas y modernas, merengues, música americana y hasta boleros. De distintos extractos sociales y nacionalidades, la gente disfruta de la impecable música y vocalización del Grupo Bonyé, integrado por personas adultas con una alta valoración hacia lo autóctono, nuestras raíces y la patria. A las 8:00 de la noche en punto la música se pone en pausa y Bonyé hace un homenaje a la enseña tricolor que de gran tamaño coloca en primer plano, para que ni el alcohol haga olvidar la dominicanidad.
Es frente a estas ruinas donde norteamericanos, alemanes, italianos, chinos, españoles, colombianos, venezolanos y africanos, atraídos por la música, se unen en un espacio cultural.
Jóvenes y adultos y hasta familias con niños se divierten todos los domingos en la noche y disfrutan de la buena música de Bonyé. Unos bailan, a veces hasta hacen el ridículo, y otros solo observan mientras se toman sus tragos, pero todos tienen en común pasar un buen rato…y a qué precio!
Ya es una costumbre de muchos la visita dominical en ese lugar emblemático, donde hace más de 500 años se unieron varias culturas, todas reflejadas a través del tiempo por la música.
Para los extranjeros, es la oportunidad segura de estar en contacto con los dominicanos, de compartir sus alegrías y modo de diversión, es toda una experiencia que se remonta al pasado con muros silenciosos como testigos de que tanto ayer como hoy las costumbres se mantienen vivas.
Bonyé pone la música y la gente hace el ambiente sin ofender, frente al lugar sagrado de un templo donde en su interior también hubo momentos sublimes, pero ambos con las personas con protagonistas y objetivos distintos.
Con Bonyé se la pasa bien, sin discriminación, en unidad, armonía con la única finalidad de tener un momento agradable y social con los de aquí y los de allá, donde el idioma no es problema porque el lenguaje universal de la música comunica y rompe la barrera para entonar un solo ritmo: la diversión sana…y gratis.
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