Agencia Efe
AUSTRALIA.- El gobierno del estado de Nueva Gales del Sur, la región más afectada por los incendios forestales que arrasan el este de Australia, declaró este lunes el estado de emergencia ante la previsión de que las condiciones meteorológicas empeoren los fuegos, por los que han muerto tres personas.
La primera ministra del gobierno regional, Gladys Berejilkian, atribuyó la medida a la necesidad de garantizar la seguridad de la población ante unas llamas que han calcinado más de 150 casas.
Además, unas cien personas han resultado heridas, entre ellas 20 bomberos, por estos incendios, que se recrudecieron el viernes pasado, según datos del servicio de ambulancias de la región.
Más de 60 focos continúan ardiendo en Nueva Gales del Sur, de los cuales 40 permanecen fuera de control, indicó en Twitter el Servicio Rural de Bomberos.
“Muchos de estos fuegos permanecerán descontrolados durante las condiciones meteorológicas de peligrosidad (pronosticadas) para mañana. Se ha declarado peligro de incendios catastróficos en Sídney y las áreas de Hunte”, al norte de esta ciudad, capital de Nueva Gales del Sur, apuntó el servicio de emergencia.
El martes se prevén temperaturas por encima de los 35 grados, con condiciones secas y fuertes vientos.
Además de en Nueva Gales de Sur, donde los incendios han arrasado desde principios de año 850.000 hectáreas de terreno, en partes del estado de Queensland, en el noroeste del país, también se han declarado medio centenar de incendios forestales en los últimos días.
La temporada de incendios en Australia varía según la zona y las condiciones meteorológicas aunque generalmente se registran en el verano austral (entre los meses de diciembre a marzo).
En los últimos años, los incendios en Australia -que este año también ha sufrido una fuerte sequía- han aumentado en intensidad y los expertos lo vinculan a los efectos del cambio climático.
Los peores incendios vividos en el país oceánico en las últimas décadas ocurrieron a principios de febrero de 2009 en el estado de Victoria (sureste). Causaron 173 muertos y 414 heridos, y quemaron una superficie de 4.500 kilómetros cuadrados.