Demagogia o Sincero Combate a la Corrupción.

              Por José Cabral

Independientemente de que Amable Aristy Castro merezca estar ya condenado y confinado en una de las cárceles del país, lo cierto es que Francisco Domínguez Brito, procurador general de la República, perdió la autoridad moral para perseguir a los corruptos.

Esto así porque no se puede estar con Dios y con el Diablo, ya que Domínguez Brito primero se declaró como un hombre de Leonel Fernández y posteriormente para ser consecuente con esa afirmación consideró no admisible la denuncia presentada en contra de su jefe político por todas las irregularidades que promovió, protegió y encubrió mientras se desempeñó como presidente de la República.

Ahora Domínguez Brito sale con la desvergüenza de buscar el encarcelamiento de Aristy Castro, quien sin lugar a dudas, tiene muchas fechorías en el Estado que habrán de ventilarse en algún momento en la República Dominicana.

El procurador general de la República actúa justamente como aquellos funcionarios que luego de hacerse millonarios apropiándose de lo que no es suyo, sino del pueblo dominicano, tienen el descaro de someter un proyecto de ley para sancionar la corrupción.

Esa conducta no tiene otro nombre que doble moral.

No se puede ser un hombre del grupo de Leonel y al propio tiempo hablar de política de combate a la corrupción, dado que ahí se produce una profunda contradicción.

Lo que sí tiene lógica es ser de Leonel y practicar la corrupción.

Con ese proceder Domínguez Brito pierde totalmente la credibilidad.

Y no es para menos.

El Partido de la Liberación Dominicana es una corporación económica en la que cualquiera de sus miembros que busque un puesto público, primero debe tener claro que está obligado a definir su posición en torno a los diferentes grupos que convergen a lo interno de esa organización.

De lo contrario el aspirante a funcionario no cabe en el gobierno.

De manera, que si Domínguez Brito hoy es procurador general de la República, no es por otra razón que su pertenencia al grupo de Leonel, lo que lo desautoriza para desarrollar cualquier plan anti-corrupción.

La doble moral de Domínguez Brito es otra forma de burlarse del pueblo dominicano.