Desempleo y bajo crecimiento económico constituyen una retranca para producir cambios 2014

                                    Por Elba García

La incredulidad y la no mejoría del empleo son los denominadores comunes del alegado crecimiento de la economía anunciado por el Banco Central, lo que ha generado reacciones diversas de los sectores productivos nacionales.

Las autoridades afirman que el crecimiento del Producto Interno Bruto de un 4.1 por ciento complace al oficialismo y a los sectores de poder, pero el mismo no ha creado nuevos puestos de trabajo y en consecuencia no ha disminuido el desempleo.

De cada cuatro nuevos empleos, tres corresponden al sector informal y sólo uno al formal, con supremacía del público sobre el privado, cuyos resultados resultan ser muy desastrosos desde el punto de vista social y económico, lo cual limita también la afiliación al régimen contributivo.

Economistas que han analizado el fenómeno sostienen que la economía dominicana se fundamenta en un modelo excluyente, concentrador del ingreso, con un crecimiento unilateral, muy dependiente de factores externos, y con limitaciones para las fuerzas productivas nacionales.

En la República Dominicana se habla mucho de un crecimiento sostenido de la economía, pero con muy poca protección social, lo que se evidencia con la inversión de sólo un 3 por ciento en salud del Producto Interno Bruto, lo que proyecta una realidad excluyente, inequitativa e incompatible con el desarrollo y la modernidad.

Se advierte que en el 2014 no habrá un gasto social aceptable, ni una mejor calidad de los servicios públicos, debido a que la mitad del presupuesto nacional está comprometido con el pago de la deuda pública, los subsidios y las transferencias.

Los economistas críticos del modelo que prevalece en la República Dominicana sostienen que el servicio de la deuda por encima del 30 o el 35 por ciento del Producto Interno Bruto coloca al país en una peligrosa fragilidad financiera.