La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recibirá este miércoles el Plan Nacional de Educación (PNE), tras esperar cuatro años en el Congreso para su aprobación y a la espera de ser promulgado por la Mandataria para entrar en vigor y potenciar la inversión en el sector educativo.
El proyecto fue sancionado este martes, luego de una segunda votación en la Cámara de Diputados, donde se analizaron varios aspectos que modificaron el proyecto, entre ellos el apoyo con recursos a las instituciones educacionales privadas, además de las públicas.
El Plan prevé una inversión de 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el sector, además de fijar 20 objetivos que deberán cumplirse en los próximos 10 años, como la erradicación del analfabetismo; incremento de matrículas en los círculos infantiles, en la escuela secundaria, en la formación profesional y en las universidades públicas.
De igual manera, expone que, al aumentar el financiamiento, se deberá universalizar la enseñanza primera para los niños de cuatro o cinco años de edad, mientras al menos 25 por ciento de los centros de educación básica tendrán doble sesión de clases diarias.
Asimismo, el proyecto establece que la inversión en el sector crecerá de manera paulatina hasta el año 2024, cuando finalmente se alcanzará el desembolso del 10 por ciento del PIB.
Actualmente, según voceros del Congreso, el monto total de inversión en la enseñanza equivale al cinco por ciento del PIB, pero debido a presiones de grupos sociales y populares ese porcentaje comenzará a crecer tras la sanción presidencial.
El Plan Nacional de Educación también pretende equiparar el salario de los profesores con el de profesionales de escolaridad, equivalente hasta el final del sexto año.
Además, los recursos otorgados también podrán utilizarse en el Programa Universidad para Todos (Prouni), en la financiación del Fondo de Estudiantes (FIES) y del programa Ciencia sin Fronteras.