Las previsiones de la agencia estadounidenses de cara a la temporada ciclónica en la cuenca atlántica, que afecta durante seis meses a Estados Unidos, el Caribe y México, apuntan además a la formación de 11 a 17 tormentas tropicales y un 45 % de posibilidades de que sea más activa de lo normal.
«El pronóstico refleja nuestra expectativa de un fenómeno del ‘Niño’ débil o inexistente y las temperaturas de la superficie del Atlántico cercanas o por encima de la media», destacó en el informe Gerry Bell, jefe del equipo de meteorólogos de la NOAA.
Hasta 2016 el principal elemento responsable de una actividad ciclónica por debajo de lo normal en el Atlántico ha sido «El Niño», muy presente en el Pacífico, que inhibe la formación de huracanes en el Atlántico.
Con «El Niño» se produce un aumento de la acción de los vientos cortantes en las capas superiores en el Atlántico, lo que reduce la actividad ciclónica en estas aguas, un fenómeno que no se espera que se produzca este año.
En una temporada considerada normal para la NOAA se forma una media de 12 tormentas tropicales, de las que 6 se convierten en huracanes y 3 de ellos alcanzan categorías superiores, a partir de 3 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson.
El organismo precisó que hay un 35 % de posibilidades de que la temporada ciclónica en el atlántico, que concluye el 30 de noviembre, sea «cerca» del promedio y solo un 20 % de que esté por debajo de lo normal.
Para las otras dos áreas que analiza la agencia estadounidense, las cuencas del Pacífico oriental y Pacífico central, los meteorólogos estiman un 80 % de probabilidades de una actividad «cerca o por encima de lo normal».
En la del Pacífico oriental prevén entre 14 y 20 tormentas tropicales y de 6 a 11 huracanes, incluyendo entre 3 y 7 de categoría mayor, mientras que en la cuenca central serían de 5 a 8 ciclones, incluyendo tormentas tropicales, depresiones tropicales y huracanes.
El número de tormentas previstas para esta temporada en el Atlántico incluye a Arlene, la primera tormenta tropical de 2017, que se formó en abril pasado en mitad del Atlántico, más de un mes antes del comienzo oficial de la temporada.
«Independientemente de cuántas tormentas se formen este año, sólo se necesita una para afectar nuestras vidas», advirtió en el informe el director de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), Robert J. Fenton.
Para intentar advertir a tiempo a los residentes de las zonas más afectadas por estos fenómenos meteorológicos, la NOAA cuenta este año con nuevas herramientas de observación, previsión y comunicaciones, como una «sofisticada cámara» instalada en el satélite GOES-16.
Con esta nueva tecnología, la NOAA actualizará este reporte en agosto próximo, justo de que comience la época de mayor actividad ciclónica del año en la cuenca atlántica.
La temporada de huracanes de 2016 en el Atlántico, que fue más intensa de lo normal, será recordada por el devastador ciclón Matthew de categoría 5, el más potente en casi una década, que dejó a su paso por Haití al menos 500 muertos, según cifras de la NOAA.
Pero tras su paso por el extremo oriental de Cuba, Bahamas, el oeste de República Dominicana, el norte de Colombia y el sudeste de Estados Unidos el número total de víctimas mortales ascendió a 585, lo que lo convirtió en el más mortífero huracán de la cuenca atlántica desde Stan, en 2005.
Matthew fue además el primer huracán de categoría 5 que se formó en los últimos nueve años, tras Félix, en el año 2007, y batió el récord como el más potente que se desarrolló tan al sur del Atlántico.
En 2016 se registraron 15 tormentas, 7 de las cuales se convirtieron en huracanes (Alex, Earl, Gastón, Hermine, Matthew, Nicole y Otto) y 4 de ellos lo fueron de categoría mayor.