EFE
WASHINGTON. La Casa Blanca anunció hoy que el asesor adjunto de seguridad nacional del presidente Barack Obama, Ben Rhodes, quien lideró las negociaciones para la normalización de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, asistirá al funeral de Fidel Castro pero que no habrá “delegación oficial” de Washington.
El portavoz presidencial, Josh Earnest, señaló que EE.UU. no enviará una “delegación oficial” al anunciar que Washington estaría representada por Rhodes y por el embajador en La Habana, Jeffrey DeLaruentis.
Este lunes, Earnest ya había confirmado que ni Obama ni el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, tenían previsto viajar a Cuba para el funeral del líder de la revolución cubana, Fidel Castro, fallecido el pasado viernes a los 90 años.
“Existe un proceso formal donde el presidente designa una delegación presidencial para que viaje a Cuba específicamente para representar a EE.UU. en un evento en el extranjero. Esto no ocurrirá en esta ocasión”, dijo el portavoz en su rueda de prensa diaria.
Para Earnest, esta decisión es un “modo apropiado” para que EE.UU. muestre su compromiso con unas relaciones “orientadas hacia el futuro con el pueblo cubano” y su respeto participando en los actos planeados para hoy, a la vez que reconoce “algunas de las diferencias que se mantienen entre nuestros dos países”.
El acto de despedida al ex jefe de Estado y líder de la Revolución cubana, que tendrá lugar esta tarde en la Plaza de la Revolución en La Habana, contará con la presencia de una veintena de mandatarios internacionales, especialmente latinoamericanos.
Al inicio de su segundo mandato, en enero de 2013, Obama instruyó a sus asesores a incluir el tema de Cuba como una de las prioridades en política exterior y, en junio de ese año, comenzaron las conversaciones secretas entre delegaciones de ambos países para explorar la normalización de las relaciones.
Canadá acogió la mayoría de las reuniones, lideradas en la parte estadounidense por Ben Rhodes, y por el principal asesor para Latinoamérica de Obama, Ricardo Zúñiga.
Finalmente, en diciembre de 2014, el presidente estadounidense y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron el proceso que logró el restablecimiento de relaciones diplomáticas tras más de medio siglo de ruptura.