El coronavirus, quiérase o no, se ha convertido en un aliado importante del Gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), porque una baja asistencia a las elecciones municipales sólo beneficia a los que lucen muy mal parados frente a la población.
De manera, que estas elecciones, que son el resultado de una suspensión por lo que pareció ser un crimen electoral, ahora lucen estar muy amenazadas por una baja asistencia de los votantes a los colegios electorales por el pánico que los afecta.
Ojalá que esto no ocurra, porque frente a la comunidad internacional la credibilidad de la democracia dominicana quedará mucho más cuestionada.
Naturalmente, esta realidad también tiene sus bemoles, porque el poder de contagio del coronavirus podría ser un atenuante para un sistema de partidos de la República Dominicana que ya nadie cree en él.
Esta pandemia parece tener muchos aliados, porque da la impresión de haber surgido para cumplir con una misión muy dañina de impactar negativamente la democracia y la economía de una gran cantidad de gobiernos que hoy nadan en un mar de descréditos y de corrupción que no merecen durar una hora más en la conducción del Estado.
Pero la pregunta que se hacen muchos es si este coronavirus es el resultado de una creación o de un fenómeno de la naturaleza, aunque de lo que sí se está plenamente seguro es que la enfermedad ha llegado para eliminar y preservar cosas buenas y malas.
Porque el coronavirus se lleva a mucha gente buena que cae como víctima de una enfermedad que aunque no tenga una alta tasa de letalidad, pero con la rapidez que llegó y el hecho de la cantidad de fallecidos dice que le ha dado muy duro al mundo.
Por su culpa también se preservan y mantienen muchas otras cosas malas, como aquellas autoridades que ya llegó el momento de irse por sus malas acciones y que se queden por un problema de falta de legitimidad de unas elecciones municipales es una forma de castigar a los pueblos.
Lo único que queda es pedirle a Dios que nos ampare y que las elecciones de este domingo transcurren en el marco de mucha tranquilidad y sin pánico por el contagio de este severa pandemia.
Por el momento no queda otra cosa que tomarlo con calma y mucha tranquilidad, pero sin renunciar a una responsabilidad cívico y democrática como el voto, elemento fundamental de cualquier democracia, ya que se trata de elegir y ser elegible, derecho fundamental consignado en la Constitución de la República.