De portada
Gobierno cumple sus dos primeros años con grandes improvisaciones que generan riesgos en la sociedad dominicana.
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Por Elba García
Lo peor del asunto es que el equipo de Gobierno no tiene ningún tipo de plan que pueda conducir a la República Dominicana a ser una nación mas planificada y con visión de futuro, lo cual es tan o más peligroso que cualquier error que se pueda cometer en la conducción de la administración pública.
Son funcionarios con una agenda muy personal que en nada garantiza que el país, en algún momento de su gestión, se dirija a la consecución de un Estado con mayores niveles de institucionalidad, a fin de mejorar la fiscalización y la regulación de todas y cada una de las actividades públicas y privadas.
Son diversos los sectores que le atribuyen a Luis Abinader hacer muchas cosas sin mala fe, pero hay una famosa expresión que dice que hasta el camino hacia el infierno está lleno de buenas intenciones, lo cual envía el meta mensaje de lo que le esperaría al país frente a la cabeza descompuesta de los perremeístas.
De modo, que a dos años del Gobierno de Abinader no se ven claros sus logros en cuestiones que se ajusten al cambio pregonado, pero tampoco se puede esperar que las cosas sean diferentes durante el igual periodo de tiempo por venir, ya que no existe un plan que así lo garantice.
Tanto es así que Abinader está presente en todos los escenarios, hasta en una cuneta que se inaugure, lo cual explica que es un presidente que no tiene en qué ocupar su tiempo, principalmente en aquellas cosas que dejen un legado a la sociedad.
Los dos años transcurridos del Gobierno son horas perdidas en el reloj del tiempo, porque es muy poco lo que se puede exhibir y podría advertirse que lo que viene será peor, dado que no existen las ideas para producir cambios reales en la sociedad dominicana.