El Grupo de Danilo en trance difícil y Peligroso para el mantenimiento del Poder y el control del PLD

Lucha interna ha tomado en los últimos días un giro que amenaza la hegemonía que ha tenido el grupo de Danilo Medina en principalmente en  los organismos peledeístas, como son los  los comités Central y Político, todo como resultado de las improvisaciones en que ha incurrido esta corriente frente a las elecciones del 2020.

En estos se observa que el revés principal ha sido el resultado de la confrontación entre sí, es decir, entre los siete precandidatos presidenciales pertenecientes al danilismo, dado que algunos de ellos, sino todos, menos uno, entienden que el presidente tiene un predilecto.

La conclusión al respecto viene de que el pre-candidato Gonzalo Castillo desde que decidió salir al escenario como pre-candidato ha sido considerado como el favorito del actual jefe de Estado, lo cual ha provocado roces con otros de los aspirantes.

Reinaldo Pared Pérez y Amarante Baret, dos cuadros importantes de la corriente del danilismo, han enfilado sus cañones en contra de Gonzalo Castillo, el primero de los cuales dijo que no está obligado a apoyarlo si el exministro de Obras Públicas ganara las primarias abiertas, porque él no es parte de los seis que originalmente llegaron a un acuerdo para elegir uno a través de una encuesta.

Por su parte, Amarante Baret denunció que Gonzalo Castillo condiciona el asfaltado de calles a través de Obras Públicas a que los alcaldes apoyen su pre-candidatura y eso atribuye que este ha recibido el espaldarazo de una significativa cantidad de síndicos de todo el país.

La denuncia de Amarente Baret plantea una situación que es mucho más delicada todavía, porque de alguna manera expresa que Obras Públicas sigue bajo el control de Gonzalo Castillo, por lo que habría necesariamente que colegir que el Presidente Medina ha dejado acéfalo ese ministerio para que siga bajo el control de ese pre-candidato y que usó esos recursos en favor de sus aspiraciones.

Esta situación plantea una situación muy delicada a lo interno del danilismo, que como dijimos ayer luce débil, desarticulado y acorralado frente a su principal contrincante a lo interno del PLD como lo es Leonel Fernández.

Otro es que Gonzalo Castillo no cae del todo bien por la exhibición de un poder que parece desigual frente a los demás pre-candidato y entonces entra al debate el comportamiento poco ético de este pre-candidato, cuyo principal perfil es violar la ley electoral y de partidos, pero que además se le acusa de aprobar una serie de adendas, alrededor de cinco, en favor de la constructora Odebrecht y precisamente este tema lo ha tratado recurrentemente Pared Pérez.

La confrontación entre si en el grupo de Danilo provoca en estos momentos que los cañones de los pre-candidatos no estén dirigido hacia Fernández, sino hacia Gonzalo Castillo, quien ha sido visto como el Delfín de Danilo Medina, agregándose un detalle muy importante y es que el mandatario no haya designado un sustituyo en el Ministerio de Obras Públicas.

La realidad que parece que el danilismo es víctima de su propia improvisación, tanto es así que muchos entienden que su falta de planificación y del desarrollo de planes estratégicos llevó a la aprobación en el Congreso Nacional una ley de partidos que iba en su contra.

Danilo Medina, que sin lugar dudas tiene una fuerte maquinaria a lo interno del partido de gobierno, el síndrome de la improvisación lo ha llevado a por lo menos a nivel de la opinión pública estar en desventaja de su enemigo principal como lo es Leonel Fernández.

El caso Gonzalo Castillo parece ser la manzana de la discordia en el grupo danilista, por lo que no se podría descartar que cuando se despejó el proceso de las pre-candidaturas mediante las primarias abiertas, sobre todo si gana Leonel, que la mayoría de ellos, terminen fuera del grupo de Danilo Medina o por lo menos muy disgustados, lo cual sería mortal o demoledor para esa corriente a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana.

Sin embargo, hay que decir que todavía falta mucho por ver en un escenario donde poco importan los principios, sino las apetencias personales y los intereses de grupos, máxime de aquellos que manejan intereses correspondientes a verdaderas corporaciones económicas.